Chile, El Mercurio/GDASeguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
PARÍS.- No es raro que después de un evento natural de gran envergadura como un terremoto, distintas agencias de observación usen sus satélites para estudiar los efectos sobre el terreno y, a veces, el planeta en general. Así sucedió con el terremoto de magnitud 8,4 ocurrido el pasado 16 de septiembre en Chile y que ahora fue analizado por la Agencia Espacial Europea (ESA) y su satélite Sentinel-1A.
Usando la técnica InSAR, la ESA produjo “interferogramas”, o imágenes que permiten estudiar los cambios en la superficie. Esta técnica también es usada para estudiar los efectos de aluviones y grandes derrumbes.
En este caso, la imagen muestra el movimiento de tierra tras el terremoto. En la gráfica, la zona donde las ondas se ven más juntas es donde hubo un mayor impacto, por ser la zona más cercana al epicentro.
El material destacado por la ESA muestra, según la agencia, un desplazamiento de tierra de 1,4 metros en la dirección de la observación del radar y un movimiento horizontal de 0,5 metros en la dirección de vuelo del satélite.
Este no es el único dato satelital obtenido hasta ahora tras el terremoto de la semana pasada. Durante el fin de semana, Google publicó material que muestra los efectos del tsunami en la costa de Coquimbo y La Serena.