Los tiburones en Colombia están al centro del debate desde que la Ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, tildó de “odioso”, “yuppicitos”, “gomelos” y hasta de “racistas” a quienes se oponen a una reforma que permite que 11 especies de tiburones y 4 de rayas marinas sean consideradas recursos pesqueros susceptibles de ser aprovechadas cuando su captura provenga de la pesca incidental.
La resolución la emitió la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap) el 24 de enero, y ha causado gran controversia en el país puesto que revierte un decreto presidencial emitido en el año 2021, durante el gobierno de Iván Duque, mediante el cual se excluía a todas las especies de tiburones, rayas y quimeras de la lista de recursos pesqueros y los declaraba recursos hidrobiológicos, por tanto, especies que no podían ser capturadas.
La decisión de la Aunap ha despertado reacciones a favor y en contra. Especialistas en océanos y en especies marinas, científicos, ambientalistas, pescadores se han manifestado sobre el tema. Por un lado, hay quienes opinan que la resolución puede abrir las puertas a la pesca ilegal de estas especies y al tráfico de aletas de tiburón.
Por otro lado, tanto el gobierno como quienes están a favor de la norma aseguran que con esta directiva se contará con información sobre las capturas incidentales de estas especies y que éstas continuarán estando protegidas puesto que su pesca intencional sigue estando prohibida. Además, aseguran que las comunidades locales de la costa de Colombia tendrán acceso a este recurso como parte de su soberanía alimentaria y a su uso de acuerdo a sus costumbres ancestrales.
La resolución indica que es pertinente y adecuado devolver la condición de recursos pesqueros a once especies de tiburones y cuatro especies de rayas marinas “para proteger la salud de las poblaciones de dichos organismos, así como la salvaguarda del derecho humano a la alimentación, subsistencia, diversidad y riqueza cultural de las comunidades costeras de Colombia”.
Esta disposición ha sido firmada por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, por la Aunap —entidad que depende de Agricultura—, y por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Historia de una controversia
Fabio Gómez, profesor investigador del Departamento de Biología de la Pontificia Universidad Javeriana, considera que la resolución es una noticia positiva en cuanto permitirá tener datos sobre lo que realmente está ocurriendo en el país con los tiburones. Ello, debido a que desde que entró en vigencia la norma de 2021, no existe información de la pesca incidental de tiburones en el país.
“Debemos tener una mirada prudente frente a la norma, recuperar el proceso investigativo, tomar datos suficientes que nos permitan evaluar lo que está sucediendo con la norma y tomar medidas correctivas si es el caso”, explica Gómez.
Además, Gómez considera que la norma resultará un “alivio” para los pescadores puesto que no tendrán que esconder los tiburones o rayas que capturen de forma incidental durante sus faenas.
Sin embargo, no todos los expertos opinan igual.
La norma de 2021 dispuso la creación del Plan Ambiental para la Protección y Conservación de Tiburones, Rayas Marinas y Quimeras, cuyo objetivo era garantizar la conservación y el manejo sostenible de estas especies y disminuir su vulnerabilidad y amenazas. Asimismo se indicó que la Aunap debía definir “medidas tendientes a eliminar la mortalidad de tiburones, rayas marinas y quimeras, asociada a actividades de pesca, en aspectos como fauna acompañante y captura incidental”. La disposición también contemplaba “medidas preventivas y sancionatorias” para las actividades que atenten contra los recursos hidrobiológicos.
“Lo que pretendía el decreto presidencial era prohibir la comercialización básicamente de productos y subproductos de tiburones y rayas, pero quedó mal hecho y la gente no entendió que de todas maneras en la pesca siempre hay una incidentalidad de capturas de tiburón sin que ello signifique que el pescador que saca un tiburón sea un criminal”, señala Juan Manuel Díaz, coordinador de programas de la Fundación MarViva, en Colombia.
A pesar de que es inevitable la incidentalidad en las capturas, comenta Díaz, los pescadores pensaron que estaban siendo criminalizados. “Nunca hubo una socialización adecuada con las comunidades, además, ciertos sectores se encargaron de mal informar a los pescadores diciendo que si comercializaban tiburones, eran delincuentes, pero el decreto no decía nada de eso”, explica Díaz.
Ahora, la nueva disposición cambia el estatus a un grupo de tiburones y rayas que dejan de ser recursos hidrobiológicos para pasar a la lista de recursos pesqueros. La diferencia entre estas dos categorizaciones radica en que los recursos hidrobiológicos son aquellos organismos de los reinos animal y vegetal que cumplen todo su ciclo de vida dentro del medio acuático; mientras que los pesqueros son una parte de los recursos hidrobiológicos que pueden ser extraídos con fines de consumo, procesamiento, estudio u obtención de cualquier otro beneficio.
Según el documento técnico elaborado por el Comité Ejecutivo para la Pesca, como sustento para la resolución de Aunap, Colombia cuenta con 76 especies de tiburones y rayas marinas , de las cuales cerca de 25 son aprovechadas comercialmente. El documento también indica que “en la costa Pacífica de Colombia, varias especies de tiburones y rayas marinas hacen parte de la captura incidental de diferentes pesquerías industriales y artesanales y presentan importante valor nutricional entre los pobladores de la región, donde productos como la carne, las aletas y en menor grado el aceite de hígado, hacen parte de la economía de esta zona”.
Para Díaz, “lo más grave de la resolución es que buena parte de las especies que están ahí listadas también figuran como amenazadas en la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN)”, entre ellas menciona al tiburón sedoso y al tiburón martillo. “Incluso, en el último listado de especies silvestres del Ministerio de Ambiente sobre las que el Estado debe poner énfasis en su conservación aparecen las mismas especies que ahora están autorizando pescar y comercializar”.
El representante de la Fundación MArViva menciona que dentro del listado de especies que pasan a ser recursos pesqueros hay algunas que ni siquiera son objeto de la pesca artesanal, sino de la pesca industrial. Díaz señala que esta resolución está abriendo una puerta al comercio ilegal de aletas de tiburón. “¿Por qué escogieron esas 15 especies y no otras?”, se pregunta. “Si se trata de inclusión, tendrían que haber incluido otras especies que son objeto de capturas accidentales de la pesca artesanal. ¿Por qué las dejaron por fuera?”
La preocupación de Díaz se sustenta, además, en que incluso estando vigente la prohibición de pescar y comercializar tiburón, cifras del Ministerio de Ambiente dan cuenta de al menos 23 decomisos de tiburones y aletas desde la entrada en vigencia de la ley hasta julio de 2023. Así lo consignó Mongabay Latam en una investigación que reveló que el hijo de uno de los capos del cartel de Cali, Fernando Rodríguez Mondragón, estaba detrás del decomiso más grande aletas que hasta ahora ha habido en el país.
La respuesta del gobierno
Hace una semana, la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, estuvo en Buenaventura para reunirse con los pescadores, las ahumadoras y las platoneras, mujeres que se dedican a ahumar los pescados y venderlos en bandejas que llevan sobre la cabeza. Una práctica tradicional en Buenaventura y otros pueblos del Pacífico colombiano.
En ese encuentro, Mojica se refirió a quienes se oponen a la nueva norma como racistas, clasistas y gomelos. Este último es un término colombiano para referirse a quienes pertenecen a los grupos de mayores ingresos económicos. Las declaraciones encendieron más el debate alrededor de los cambios que se están dando en la pesca.
La congresista Andrea Padilla, del partido Alianza Verde, cuestionó estas declaraciones calificandolo de odioso y lleno de falacias. “¿Naturaleza, tanto como a las personas, con la convicción de que hay para todos y de que todos merecemos y tenemos derechos, somos ‘gomelos’ o ‘yuppies’? Esos términos, infantiles y clasistas, desprecian una causa vital, noble y justa, además de urgente y prioritaria”, escribió la parlamentaria en su cuenta de X (antes Twitter).
Sobre estas declaraciones, Marcela García, directora de Cadenas Pecuarias del Ministerio de Agricultura, dijo a Mongabay Latam que lo que la ministra vio en Buenaventura sobre la calidad de vida de las personas y sobre todo de las mujeres ahumadoras y platoneras es lamentable. “Son lugares donde tienes dos horas de agua potable, con viviendas pequeñas y oscuras, sin ventilación. Esto es por lo que realmente trabajamos, entonces es un tema de despertar mucha sensibilidad frente al tema. Creo que esta visita fue muy sensible para la ministra y para ellos”.
¿Pero por qué la resolución beneficiaría a los pescadores en opinión del Ministerio?
“Las comunidades indígenas y afrodescendientes lo que hacen es un aprovechamiento de la captura incidental de tiburones, además, es la proteína más barata a la que tiene acceso esta área geográfica de Colombia”, señala Diego Triana Trujillo, asesor jurídico del Consejo Nacional de Biología.
Triana Trujillo cuenta que en el Pacífico Colombiano están las ahumadoras y las platoneras, la mayoría afrodescendientes, cuyo trabajo es adquirir tiburones provenientes de la pesca incidental para venderlo ahumado a la comunidad.
Las ahumadoras y platoneras son las mujeres que se dedican a ahumar los pescados y venderlos en bandejas que llevan sobre la cabeza. Una práctica tradicional en Buenaventura y otros pueblos del Pacífico colombiano.
Rafael Sepúlveda, armador pesquero en Buenaventura, también defiende la norma de la Aunap y señala que el consumo de tiburón en esa zona del Pacífico es una costumbre ancestral además de sery que, además, es muy nutritivo. “El tiburón no se está agotando porque no se hace pesca dirigida y lo que sale como incidentalidad se aprovecha al 100%. En toda la costa pacífica es un recurso muy asequible por su costo”, dice.
Sepúlveda se refiere a las estadísticas de incidentalidad y asegura que alrededor del 1.8 % de especies corresponde al tiburón. “No es significativo las especies que caen en anzuelos, porque estos son de determinado tamaño”.
“Lo que hace esta norma es devolver la tranquilidad a los pescadores, —agrega Sepúlveda— porque nos habían vuelto delincuentes”, agrega Sepúlveda. “Hay mucho tiburón y lo que se extrae del mar es mínimo. Es casi imposible evitar que se encuentren con un anzuelo”, comenta sobre la captura incidental de estas especies.
Sepúlveda cuenta que el decreto presidencial del 2021 “fue un dolor de cabeza para todos en un barco porque si caía un tiburón era como cometer un pecado. La norma decía que se trate de liberar, que era lo que siempre hemos venido haciendo, pero del temor de todo tripulante era que se llegara a subir un tiburón y llegar a una unidad de Guardacostas o viniera un tiburones escondido bajo el hielo”.
Marcela García, del Ministerio de Agricultura, señala que son 66 mil familias de pescadores en las costas de Colombia, que resultarán beneficiadaos con esta nueva disposición. Esto también alcanza a 4 500 ahumadoras y platoneras que dependen de la venta de este insumo. Explica también que la disposición rige para los pescadores artesanales y los denominados industriales que tienen embarcaciones “no tan grandes”, pero tienen la posibilidad de ir a hacer cadenas de pesca entre 15 a 17 días mar adentro.
García reitera que la pesca dirigida de tiburones y rayas está completamente prohibida, también ratifica la prohibición de aleteo de tiburón así como la exportación e importación de los productos y subproductos de estas especies.
Cuando se llega a una comunidad costera te ofrecen tollo —comenta García— es parte de su cultura y es un producto que se presta para ahumar por la característica de la carne, por la consistencia, entonces este es un plato ancestral. “Nuestro compromiso es trabajar en promover artes de pesca que disminuyan la incidentalidad, y en paralelo trabajar con las comunidades costeras, que son de las más deprimidas, pero no se puede quitar el recurso de un día para otro”.
García explica que esta decisión se sustenta en un documento técnico elaborado por el Comité Ejecutivo de Pesca . “En el último estudio que se hizo en Colombia, en 2007, se determinó que hay aproximadamente 76 especies de tiburones y rayas marinas, entonces son 11 especies de tiburones y cuatro de rayas marinas las que se convierten de recurso hidrobiológico a pesquero”.
García señala que actualmente está en consulta el reglamento de la resolución, disponible para revisión en el portal de la Aunap. “Nosotros hicimos una reunión con todos los ambientalistas para que revisaran el texto antes de ser publicado”, asegura.
La funcionaria del Ministerio de Agricultura cuestiona el decreto presidencial del 2021 pues asegura que “de una forma abrupta” se cambió la característica del recurso y se empezó a judicializar a los pescadores y a las ahumadoras. “Este decreto no tuvo transición y por eso fue que se generó un conflicto social, pues los pescadores son la población más pobre que tenemos en el Pacífico. Cuando salió ese decreto no se generó la ruta sobre qué sucedía si un pescador capturaba de forma incidental estas especies. Además, cuando conviertes un recurso pesquero en un recurso hidrobiológico ya es completamente ilegal consumirlo”, agrega para entender porqué la norma del 2021 generó tanto conflicto y temor entre los pescadores.
En cuanto a la lista de los 15 tiburones y rayas que han sido incluidos en la norma actual, García explica que esta decisión se tomó en base a las últimas cifras de incidentalidad que corresponden al año 2020, cuando todos los tiburones y rayas del mar colombiano aún estaban considerados como recursos pesqueros y la Aunap hacia el conteo de la captura incidental. La nueva norma permitirá que retorne la práctica de supervisión de la pesca incidental y el registro del porcentaje que significan estas capturas dentro de la pesca total, explica Según las cifras del 2020, la captura incidental de tiburones y rayas marinas estaba entre el 1 % y el 2%.
Según el Ministerio de Agricultura, para marzo de 2024 se contará con las primeras cifras de pesca incidental después de cuatro años y para el mes de agosto, en la siguiente reunión del Comité Ejecutivo de Pesca, se evaluará si se continúa con la cantidad de especies definidas hasta ahora o se amplía el rango a más especies de tiburones y rayas.
Imagen principal: el tiburón es uno de los peces más pescados de forma ilegal en Colombia, sobre todo por parte de flotas pesqueras extranjeras que entran a aguas colombianas. Foto: ©JimAbernthy.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
Si quieres leer más sobre pueblos indígenas en Latinoamérica, puedes revisar nuestra colección de artículos. Y si quieres estar al tanto de las mejores historias de Mongabay Latam, puedes suscribirte al boletín aquí o seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y Youtube.