Entre 1985 y 2022, Ecuador vio cómo 7,69 millones de hectáreas fueron transformadas para actividades antrópicas como agricultura, silvicultura, ganadería, minería y acuicultura. En un país de 25,6 millones de hectáreas esto quiere decir que el 30,7 % del territorio continental ha tenido cambios en el uso del suelo.
Además, en 38 años la nación sudamericana perdió 1,16 millones de hectáreas de coberturas naturales como bosques, manglares, herbazales, afloramientos rocosos, entre otros. Estos son algunos de los hallazgos detectados gracias a MapBiomas Ecuador, la primera plataforma que recopila datos de casi cuarenta años sobre cobertura y uso del suelo en el país.
“En el análisis se dividió al país en cinco biomas: Amazonía, Andes, Galápagos, Bosque Seco Tropical Ecuatorial y Bosque Húmedo del Pacífico. Casi la mitad de la pérdida de bosques en estos 38 años ocurrió en el bioma amazónico [500 000 hectáreas, lo que representa el 6,6 % de los bosques de la Amazonía ecuatoriana]. Es donde tenemos más bosques, pero también es donde más los estamos perdiendo”, comenta María Olga Borja, geógrafa y parte del equipo MapBiomas que trabajó en el análisis de los datos.
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Agricultura y minería en la Amazonía
Uno de los datos que más llama la atención en el análisis de MapBiomas Ecuador es que se perdieron 1,08 millones de hectáreas en formaciones boscosas entre 1985 y 2022, pero las áreas de uso agropecuario y de silvicultura —cultivo y mantenimiento de bosques, principalmente para uso comercial— crecieron casi en la misma proporción (1,07 millones de hectáreas), lo que representa una expansión del 16 % para estas actividades en 38 años.
Los usos de suelo antrópicos aumentaron en 486 000 hectáreas (154 %) en la Amazonía ecuatoriana durante ese periodo. “La Amazonía es la nueva frontera agrícola […] Durante mucho tiempo se vio a esa zona como no productiva, pero debido a que otros suelos —como los del bosque seco tropical ecuatoriano— ya han sido ocupados, ahora se busca incentivar la producción en la Amazonía”.
La especialista destaca que la región en donde se encuentra el mayor acervo forestal del país es también el lugar en donde " lo que estamos viendo son mayores pérdidas y mayores expansiones agropecuarias”.
A Wagner Holguín, coordinador de Mapbiomas Ecuador e integrante de la Fundación EcoCiencia, le parece preocupante el incremento de la minería en la Amazonía. “Ha habido un crecimiento exponencial. En los últimos cinco años estamos hablando de crecimientos que están, incluso, por encima del 300 %”, asegura.
Las cifras de MapBiomas indican que en 1985 se detectaron 75 hectáreas con actividad minera, mientras que en el 2022 el número ya era de 8 896 hectáreas, lo equivalente a más de cuatro veces la ciudad de Latacunga, ubicada en la zona central del país.
La mayor expansión de la actividad minera se ha dado en los últimos años, sólo entre 2021 y 2022 se identificaron 1 405 hectáreas nuevas de minería.
María Olga Borja menciona que, actualmente, la minería ilegal en la Amazonía ecuatoriana ya no es artesanal sino mecanizada, lo que lleva a pensar que hay una inversión muy grande detrás de esta actividad. “Esa minería está promoviendo la transformación de zonas muy extensas, ya no sólo en los bordes de los ríos, que son ecosistemas súper valiosos y únicos ecológicamente, sino que está provocando deforestación. Ese crecimiento de las áreas afectadas por minería se ha intensificado en los últimos años”.
Borja explica que, con base en los datos, identificaron un primer pico en pérdida de bosques por minería hacia el año 2016, y que estuvo relacionado con la apertura de Ecuador a la minería a gran escala. Lo que en la actualidad se está observando, aclara, es consecuencia de “una minería ilegal y totalmente mecanizada”.
Una fuente de la zona, que prefiere el anonimato debido a problemas de seguridad, asegura que la expansión minera está relacionada con falta de inversión en la región amazónica, ausencia de opciones de trabajo para la gente y una crisis económica post pandemia aún vigente, “que se ha convertido en caldo de cultivo para lo que está pasando ahora en Ecuador, con una entrada fuerte de carteles que están financiando actividades ilegales, entre ellas la minería ilícita en la Amazonía, para blanquear dineros”.
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Un análisis de la silvicultura y la acuicultura
El análisis de MapBiomas muestra que el Bosque Seco Tropical Ecuatorial y el Bosque Húmedo del Pacífico también tuvieron pérdidas significativas. El primero vio desaparecer 338 000 hectáreas de coberturas naturales (18,4 %) y el segundo 152 000 hectáreas (18,8 %).
Las cifras alertan porque estos biomas concentran gran parte de la población ecuatoriana, desde hace muchas décadas están siendo transformados a gran velocidad, pero lo poco que queda sigue perdiéndose. “Si sumamos las cifras de ambos biomas, el número es casi comparable a lo que se perdió en la Amazonía”, asegura Borja.
“En este momento la pérdida de un bosque seco o de un bosque húmedo del Pacífico representa mucho más en términos de pérdida de biodiversidad, sin que esto signifique que no sea preocupante lo que sucede en la Amazonía”, afirma Borja.
La mayor presión sobre los cinco biomas es agrícola, y aunque hay un variado abanico de cultivos, se han detectado extensiones importantes de maíz en el bosque seco y de palma de aceite en el bosque húmedo del Pacífico.
En los Andes, MapBiomas Ecuador encontró un incremento importante de la silvicultura —cultivo y mantenimiento de bosques, principalmente para uso comercial—, actividad que creció en 77% en los últimos 38 años, al pasar de 43 060 hectáreas en el año 1985 a 76 282 para el 2022.
“Es importante identificar estas áreas porque es muy diferente hablar de árboles de silvicultura que hablar de un bosque natural. Normalmente la silvicultura está relacionada con especies introducidas que no son autóctonas naturales del medio en el que están. Por ejemplo, aquí se tiene mucho pino y eucalipto”, dice Wagner Holguín.
Borja agrega que es preocupante que la silvicultura, representada generalmente por monocultivos comerciales, esté avanzando de manera rápida sobre áreas de páramos que naturalmente son zonas no forestales, es decir, que no tienen bosques. Para la especialista, esto es grave porque los páramos son ecosistemas muy restringidos que están siendo muy atacados por quemas e incendios.
El análisis de MapBiomas Ecuador también identificó un aumento preocupante de la acuicultura —cultivo, crianza y cosecha de peces, mariscos, algas y otros organismos en todo tipo de ambientes acuáticos— en la costa, donde los manglares han sido uno de los grandes perjudicados.
Los manglares ocuparon 157 000 hectáreas en 2022, sin embargo, entre 1985 y 2022 este ecosistema tuvo una pérdida del 16,4 %. Por su parte, la acuicultura duplicó su extensión, pasando de 88 000 hectáreas en 1985 a 167 000 en 2022. Uno de los datos más alarmantes del análisis es que actualmente hay más acuicultura que manglares en Ecuador.
Para Holguín, el crecimiento de la acuicultura responde a una realidad del país: el camarón es uno de los principales productos de exportación.
Holguín considera que es importante que se aborden temas cómo el tratamiento de las aguas de las piscinas camaroneras, ya que en el proceso de producción entra agua fresca de mar a las piscinas, allí se agregan varios productos para el crecimiento del camarón y esas aguas vuelven a salir al mar. Además, es necesario analizar cuánta presión está teniendo esa acuicultura en los manglares, ecosistemas que debido a su condición de inundabilidad, se convierten en lugares ideales para el establecimiento de esta actividad. “En términos generales no estamos en contra de ninguna actividad, siempre y cuando se realice de forma sustentable y que no atente contra los ecosistemas naturales acuáticos y terrestres”, comenta.
Los especialistas de MapBiomas aseguran que el objetivo de la plataforma es entregar cifras y brindar un panorama amplio de lo que ocurre con los usos del suelo en Ecuador. Que estos insumos puedan servir a personas, organizaciones y gobierno para hacer un análisis a profundidad que permita tomar decisiones acertadas en el manejo del medioambiente y las actividades productivas del país.
*Imagen principal: Palma de aceite en Ecuador en el 2019. Imagen satelital de plantaciones de palma africana para analizar cambios de cobertura vegetal en San Lorenzo. Foto: Rodrigo Sierra.
El artículo original fue publicado por Antonio José Paz Cardona en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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