Esta no es una fábula. Es una historia real cuya protagonista es la liebre europea. A simple vista parece un tierno e inofensivo conejo de orejas largas y color marrón grisáceo. Cuando se le conoce más, es posible saber que se trata de una especie invasora, capaz de arrasar con cultivos completos y que, por su buen apetito y rápida reproducción, también representa un riesgo para la biodiversidad de países como Perú.
Por esta razón, en el 2022 fue incluida en el Listado de Especies Exóticas Invasoras (EEI) de Perú, el compendio que reúne a 134 especies de flora y fauna bajo esta condición, publicado junto con el Plan de Acción Nacional sobre las Especies Exóticas Invasoras (2022–2026). Esto refuerza lo que, años atrás, apuntaba el Programa Mundial de Especies Invasoras (GISP, por sus siglas en inglés, fundado por el Instituto Nacional Sudafricano de Biodiversidad (SANBI) y The Nature Conservancy): la liebre europea (Lepus Europaeus) es una de las especies que pone en peligro la biodiversidad en Sudamérica.
Esta liebre llegó a Perú a mediados de los años noventa, tras ser introducida en Argentina y Chile, a finales del siglo XIX, de acuerdo con datos del GISP. Desde entonces, su dispersión de sur a norte del territorio peruano no se detiene: Tacna, Moquegua, Puno, Cusco y Arequipa son las principales regiones en donde el Ministerio del Ambiente (Minam) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) reportan su presencia.
“Por ser una especie herbívora, compite por el alimento con especies nativas como el cuy silvestre (Cavia porcellus), la vizcacha (Lagidium viscacia) y roedores como los ratones de puna (Ctenomys spp, Calomys spp y Phyllotis spp)”, apunta Víctor Vargas García, especialista en Conservación de Especies Amenazadas de Fauna Silvestre y sus Hábitats del Serfor. Se ha documentado, apunta el investigador, que la liebre europea consume cultivos de cebada, quinua, tarwi, avena, alfalfa y papa, “generando una afectación a la agricultura”.
De acuerdo con la Dirección General de Diversidad Biológica del Minam, la liebre europea avanza sobre la puna, valles andinos, los alrededores del lago Titicaca e irrigaciones costeras. Es decir, sus movimientos van extendiéndose de sur a norte y también de sierra a costa. Sólo los ríos anchos de caudal permanente y la propia cordillera han podido crear barreras naturales para que la especie no llegue a la selva amazónica.
Ninguna de las dos instituciones maneja cifras oficiales sobre la cantidad de hectáreas afectadas por el apetito de la liebre europea. Tampoco hay datos sobre las pérdidas económicas por cultivos arrasados ni cuántas especies nativas están siendo desplazadas al no encontrar suficiente alimento.
“La liebre europea es una plaga agrícola emergente. Es un herbívoro muy voraz. Come pastos, cereales y hortalizas, así como ramas, arbustos, cortezas de vid y de papayo”, comenta Antonio Tovar, ingeniero forestal y profesor asociado en la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional Agraria La Molina.
De hambre nocturna y dando saltos largos en zigzag, a la liebre europea no la alcanzan ni los perros más veloces. Los humanos difícilmente la pueden distinguir en la oscuridad.
La liebre europea coloniza Perú
La liebre europea puede medir entre 55 y 68 centímetros de la punta de la nariz a la base de la cola y llega a pesar hasta 5 kilos. Además, se reproduce rápido: cada hembra adulta puede tener de 2 a 3 partos anuales, sumando entre 5 y 13 cachorros por año, ya que la gestación apenas dura 42 días. El macho alcanza la madurez sexual a los 6 meses de edad y la hembra, a los 7 u 8 meses.
Tanto el GISP como la literatura citada por los investigadores entrevistados por Mongabay Latam señalan que esta especie vive en bosques templados, pasturas, estepas y zonas semi áridas. Sus depredadores naturales son los lobos, zorros, gatos monteses, linces, águilas, búhos y otras rapaces.
Además del sur de Sudamérica, actualmente es considerada una especie invasora en Australia, en el este de Canadá y en Estados Unidos.
¿Cómo una especie nativa de Europa llegó al Perú? Especialistas en fauna silvestre consideran que avanzó buscando alimento, aparentemente, a través de la triple frontera con Bolivia y Chile. A este último país, y en Argentina, se le introdujo intencionalmente para la caza deportiva, según los primeros estudiosos argentinos que reportaron su condición invasora en 1983.
“Trabajo desde el 2000 con fauna silvestre. Mientras investigué en Puno y en Arequipa a gatos silvestres, en el 2002, pude ver a las liebres. Según las entrevistas que hice, debió llegar en 1998, lo cual coincide con la velocidad de dispersión proyectada en 1983 por los estudiosos argentinos Dora E.Grigera y Eduardo H. Rapoport”, explica el biólogo peruano Daniel Cossíos, quien a partir de ese avistamiento inicial publicó, en el 2004, el primer reporte sobre la especie en Perú. El especialista calculó que la liebre europea avanzó a una velocidad de entre 35 a 44 kilómetros al año para llegar de Tarija, en Bolivia, a Perú.
Uno de los factores que hace que la liebre europea sea una exitosa invasora en Perú es que carece de depredadores, los cuales podrían alimentarse de ella y reducir su presencia. De hecho, Cossíos aclara que una especie nativa como el zorro gris es muy pequeña para cazarla; mientras que el zorro serrano —que es un poco más grande— es poco común en la costa. Y aunque los pumas y las rapaces sí podrían consumirla, eso parece que todavía no está ocurriendo y tampoco se sabe con exactitud en cuánto tiempo la considerarán una presa.
“En Chile y en Argentina, ni el zorro ni el puma ni las rapaces la consumían.Pero con los años fue presa de búhos y de los que antes no la querían”, agrega Cossíos.
Y mientras la especie hace alarde de la rapidez con que llega a distintas regiones y ecosistemas en Perú, los estudios sobre ella parecen haberse detenido en el camino. La mayoría se realizaron y publicaron entre el 2009 y el 2014, es decir, hace más de una década. En esos años, casi todos documentaron el avance de la liebre en Cusco, en Puno y en Arequipa. Es el caso de la publicación del biólogo arequipeño con especialidad en Ecología, Horacio Zeballos, quien trazó dos rutas de dispersión del animal, a partir de entrevistas e indagaciones en 30 localidades andinas y en 5 ubicadas entre la cabecera del río Tambo y su desembocadura.
Zeballos estableció un posible desplazamiento del animal por la puna arequipeña y otro a lo largo de los ríos hacia la costa. También estimó la velocidad a la que se movilizan: entre 2,4 y 14,5 kilómetros al año para la región de la puna; y 18,2 kilómetros al año a lo largo de los ríos. Este último trayecto —advierte el investigador— podría guiar a Lepus Europaeus hacia Ica, la mayor región agroexportadora del Perú, donde su apetito podría ocasionar un severo impacto económico y social. Peor aún, la liebre podría continuar su camino por los valles costeros hasta el norte. Allí tampoco encontraría depredadores que puedan frenar el crecimiento de su población y su avance a otras regiones.
“En cuanto haya posibilidad de vegetación, ellas avanzarán. Y si aumenta la productividad por eventos lluviosos en zonas desérticas, también lo hará”, advierte Zeballos.
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Una liebre que provoca cambios en los ecosistemas
El avance de la liebre podría derivar en problemas que ya se presentaron en Chile y en Argentina: modificaciones en la composición de las especies vegetales en las comunidades de pastos naturales, lo cual propicia cambios en las propiedades físicas del ecosistema; alteraciones del ciclo de nutrientes; pérdida de la productividad vegetal y pérdida de biodiversidad, apunta Zeballos en su estudio La liebre europea, una especie invasora en el Perú.
Para Zeballos, la presencia de la liebre europea es uno de los tantos problemas que aquejan a la pradera andina, sobrepastoreada en las últimas décadas. La solución no parece estar en manos de la gente del campo: no solo no saben cazar liebres —prefieren atrapar venados que son más grandes—, tampoco tienen costumbre de cocinarla y comerla, pues su carne es dura y oscura. “En Perú, la cacería no es una práctica frecuente como en Europa o en Estados Unidos”, aclara Zeballos.
Por otra parte, la liebre ha mostrado una gran capacidad de adaptación, debido a la variedad de zonas climáticas en las que se le ha detectado, como la puna, las áreas semidesérticas de las vertientes occidentales de los Andes y las áreas irrigadas de la costa sur del Perú. Por este motivo, los expertos consideran que sólo queda controlar su avance y dejar de lado la posibilidad de eliminarla.
“La liebre europea es un animal tremendamente adaptable e imposible de erradicar. Ningún método ha funcionado completamente”, aclara Cossíos, quien pone de ejemplo a Australia, país en donde introdujeron zorros rojos para controlar a las liebres invasoras, pero estos encontraron otras presas más fáciles de cazar (animales autóctonos más pequeños como el koala) y terminaron convirtiéndose en una plaga más. En Australia también introdujeron el virus de la mixomatosis —enfermedad infecciosa de origen viral que afecta a conejos y liebres—, que en principio logró el objetivo de exterminación masiva, pero las liebres actuales ya han generado resistencia al virus. “Las enfermedades como solución biológica pueden transformarse en un problema de conservación más que en una solución a largo plazo”, enfatiza Cossíos.
Un problema que se atiende a paso de tortuga
Desde la primera alerta académica que lanzó Cossíos hasta que la liebre europea fue reconocida como una Especie Exótica Invasora por el Estado peruano, pasaron 18 años.
En el Plan de Acción Nacional sobre las Especies Exóticas Invasoras, publicado en 2022, las autoridades señalaron que, aunque “no ha sido determinada una interacción directa, (esta liebre) puede afectar plantas nativas (por predación) y a mamíferos nativos (por competencia)”. Pese a esta falta de precisión, los expertos esperan que este reconocimiento impulse las medidas de control a ejecutar y, en especial, se deleguen responsabilidades a las autoridades encargadas de aplicarlas.
“El Plan indica que se deben trabajar protocolos y lineamientos que impidan que la especie sea trasladada intencionalmente a otras regiones. La idea es que ya no vaya más al norte y no hemos reportado casos de traslado”, señala Víctor Vargas García, especialista en Conservación de Especies Amenazadas de Fauna Silvestre y sus Hábitats del Serfor, quien respecto al avance natural desde el sur reconoce que sólo se le puede monitorear. “El control de esta especie diseminada por el sur es muy difícil de atender con los recursos con los que cuenta la institución”, agrega.
De acuerdo con la Dirección General de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente (Minam), en el 2015 se impulsaron actividades de sensibilización y de gestión, como campañas informativas lideradas por el Serfor. El propósito fue informar a los agricultores sobre la existencia de la Lepus Europaeus y recoger datos sobre los lugares de avistamiento, así como el registro de cultivos afectados por su presencia.
Otra de las medidas fue incluir a la liebre europea en el calendario de caza deportiva, a través de las Administraciones Técnicas Forestales y de Fauna Silvestre (ATFFS), entidades regionales que dan las autorizaciones a quien desee cazarlas. Para el caso de la liebre, su cacería es libre durante todo el año y sin límite en volumen.
“En Ica todavía no tenemos reportes de avistamiento de la liebre, pero también está permitida su caza libre por una suerte de precaución”, comenta Vargas García.
De acuerdo con cifras oficiales de Serfor, entre los años 2016 y 2023, las ATFFS han otorgado 63 autorizaciones para la caza de la liebre europea y, como mínimo, se atraparon 1443 especímenes. Estas oficinas incluyen las sedes de Moquegua-Tacna, Arequipa, Ica, Cusco y Puno. Quienes reciben estos permisos de dos años de vigencia no están obligados a reportar si el animal es utilizado como trofeo, alimento o para aprovechamiento comercial, ya que, según la entidad, solo representa un peligro cuando está vivo.
Con estas modestas cifras, Vargas García considera que no es posible replicar la experiencia de Argentina, donde la liebre europea no solo es cazada deportivamente sino comercialmente. Allí, su carne se utiliza para consumo humano y hasta se industrializa en forma de escabeche de liebre, que se vende principalmente en las regiones de Santa Fe y Patagonia. Sin embargo, el mayor volumen de carne, cuero y piel de liebre, Argentina lo exporta a la Unión Europea. De hecho, el GISP estima que sólo en ese país sudamericano se cazan 6 millones de ejemplares cada año.
Una carrera contra el tiempo
Todas las discusiones sobre qué hacer con la liebre europea llevan años y no se han traducido en medidas específicas de control ni en un mayor conocimiento sobre la especie. Tovar recuerda que formó parte del Grupo de Trabajo sobre Especies Exóticas Invasoras, cuando Zeballos hizo un diagnóstico exclusivo sobre la liebre europea para el Ministerio del Ambiente en el 2014. “A pesar de que había un diagnóstico, el tema quedó dormido por años. Hubo talleres, pero muy esporádicos desde el 2018. Todo va muy lento”, menciona. Lo que el ingeniero forestal reclama es que el Plan de Acción Nacionalsobre las Especies Exóticas Invasoras se aplique efectivamente, bajo una mirada transversal e interinstitucional.
Antes de plantear acciones, un punto previo del Plan que debería aprovecharse es el mandato de promover y desarrollar investigaciones sobre las especies exóticas invasoras. De otro modo, será difícil prever, cuantificar y mitigar sus impactos en la biodiversidad, en la salud y en la economía.
Una de estas líneas de investigación debería centrarse en el análisis sanitario y bromatológico de las liebres, ya que al ser una especie exótica puede estar diseminando enfermedades a través de las heces o, incluso, ser receptora de parásitos de otras.
“En esa pequeña ventana de tiempo que se generó años atrás, Serfor fue a Tacna a cazar liebres para analizarlas, pero solo tuvo una muestra de seis ejemplares”, explica Tovar. Los ejemplares fueron capturados entre agosto y septiembre del 2015, y los resultados del Centro de Diagnóstico de Sanidad Animal del Servicio Nacional de Sanidad Agraria del Perú (Senasa) demostraron que la liebre permanecía con sus parásitos habituales: la Xenopsylla cunicularis (externo, en piel y pelo) y ooquistes de Eimeria (interno, detectado en intestinos y restos fecales).
Pasados ocho años desde ese primer acercamiento, los expertos consideran indispensable actualizar la información con una muestra más amplia y variada en otras regiones, pues la liebre europea podría estar convirtiéndose en portadora de bacterias y enfermedades zoonóticas que afectan al resto de animales con los que interactúa. O incluso a los humanos.
A estos estudios podrían sumarse aquellos que evalúen no solo los daños agrícolas y económicos, sino también los ecológicos. “Una de las sugerencias que hice al Minam en el 2014 fue abrir una línea de investigación y motivar a que los Gobiernos Regionales conozcan más de la liebre europea. Pero no se ha hecho, no hay interesados”, declara Zeballos.
Mientras tanto, la liebre europea sigue en su propia carrera colonizadora y está apareciendo en nuevas regiones de Perú. De acuerdo con información que circula entre los especialistas en conservación, algunas ya llegaron a Cajamarca. Cossíos recibió meses atrás unas fotografías que registraban el hecho. “No se sabe si las llevaron para soltarlas y cazarlas, o si alguien las va a criar con fines comerciales. Lo que sí es evidente es que no llegó sola, sino que ha sido introducida”, revela.
A Tovar, un dato como el que menciona Cossíos no le resulta difícil de creer, pues él ha visto liebres europeas en venta en el Mercado Central, ubicado en Lima, mientras que Zeballos recibió un último reporte de su aparición en Nazca, en el sur de Ica.
Para los expertos, es muy difícil controlar el avance de la liebre europea, pero es imperativo seguir sus pasos. Tras un año de publicarse el Plan de Acción Nacional sobre las Especies Exóticas Invasoras, lo que se necesita es tomar acciones concretas e integradas que sólo pueden hacerse de manera responsable con el respaldo de la investigación académica. De otro modo, las medidas aisladas no reportarán ningún resultado contundente.
*Imagen principal: En el 2004 se publicó el primer reporte sobre la liebre europea en Perú. Especialistas en fauna silvestre consideran que llegó buscando alimento, aparentemente, a través de la triple frontera con Bolivia y Chile. Foto: Wikimedia Commons.
El artículo original fue publicado por Mayra Castillo en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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