Chile, El Mercurio/GDA
Con el objetivo de dar un paso hacia la disminución de la gran cantidad de basura electrónica que día a día se genera alrededor del mundo, investigadores estadounidenses desarrollaron un dispositivo que es capaz de destruirse a sí mismo, informa la revista Advanced Materials.
Los especialistas de la Universidad de Illinois que trabajaron en el proyecto, desarrollaron dispositivos electrónicos que se autodestruyen a través de calor, lo que podría significar un importante paso para la sustentabilidad de la producción de este tipo de aparatos.
El artefacto también incluye un detonador controlado por radio que podría activar remotamente la autodestrucción si así se prefirie.
“Hemos fabricado aparatos electrónicos que están cuando los necesitas y se van cuando ya no los quieres”, afirmó Scott R. White, líder del equipo. “Esta es una forma de crear sustentabilidad en los materiales que son usados en la electrónica moderna. Este fue nuestro primer intento de usar un estímulo ambiental para detonar la destrucción”, agregó.
El equipo de White colaboró con John A. Rogers, quien había trabajado en dispositivos que se disolvían en el agua que se aplicaron en implantes biomédicos, para trabajar en aparatos que se autodestruyen a través de luz ultravioleta, calor y estrés mecánico. La meta es hallar formas de desintegrar los dispositivos para que los fabricantes puedan reciclar materiales costosos obtenidos de aparatos obsoletos, o para que estos puedan desaparecer en vertederos.
Los aparatos que se detonan por calor, usan circuitos de magnesio impresos en materiales delgados y flexibles. En ellos quedan atrapadas microscópicas gotitas de ácido recubiertas con cera. Cuando los aparatos son sometidos al calor, la cera se derrite y el ácido es liberado, logrando derretir el dispositivo de forma rápida y completa.
Para detonar la reacción de forma remota, los investigadores incluyeron un receptor de frecuencias radiomagnéticas y una bobina de calor. Así el usuario puede enviar una señal que cause que la bobina se caliente, derritiendo la cera y disolviendo el aparato.
“Este trabajo demuestra el alcance en que una química inteligente puede expandir cualitativamente la amplitud de los mecanismos en transitoriedad, y por eso el rango de posibles aplicaciones”, afirmó Rogers.
Los investigadores pueden controlar la velocidad en que el aparato se degrada a través de afinar el grosor de la cera, la concentración del ácido y la temperatura. Pueden diseñar un aparato que pueda destruirse en 20 segundos u otro que demore un par de minutos después de que el calor es aplicado.
El grupo de White se había enfocado de forma pionera en métodos de auto-cuidado de los materiales para extender su vida útil. “Tomamos nuestras ideas sobre regeneración de material y las dimos vuelta 180 grados”, afirmó. “Si no puedes seguir usando algo, ya sea porque está obsoleto o simplemente ya no funciona, nos gustaría poder volver a los principios del material para que puedan ser reciclados cuando termines, o si no puedes hacer eso, disolverlos y que no permanezcan en vertederos”, concluyó White.