Plantillas desarrolladas en Colombia, el segundo país en el mundo con más minas antipersona después de Afganistán, buscan aminorar los efectos que causa el estallido de minas antipersonales, en su mayoría de fabricación artesanal y que en 2014 afectaron a más de cien personas en dicho país.
Con tecnología biomimética, o inspirada en la naturaleza, el ingeniero mecánico Javier Mauricio Betancur concibió un tejido a partir de fibras de distintos materiales que se asemeja a las escamas de pescados o el caparazón de una tortuga y absorbe el impacto de una explosión.
“El público objetivo es gente vulnerable, que tiene un cierto grado de exposición al peligro” en las zonas donde reside o transita, indicó Betancur, gerente y fundador de Tecnologías Martes, una empresa derivada de la universidad Eafit de la ciudad de Medellín (noroeste).
El joven investigador, elegido el Innovador del Año 2015 en Colombia por la revista MIT Technology Review en español, explicó que las plantillas, que pueden usarse con cualquier calzado y permiten caminar con normalidad al ser flexibles, ofrecen protección térmica contra la fragmentación y el impacto de una mina.
“Toda explosión genera primero una carga térmica muy grande de 1.000 grados centígrados para arriba (...) eso lo detenemos”, aseguró Betancur.
Las plantillas, prosiguió, protegen de los fragmentos lanzados en la explosión, que pueden ser metálicos, arena o materia fecal introducidos en las minas de fabricación artesanal para causar infección en las heridas.
Este desarrollo también resguarda de la onda expansiva que desata el estallido y que en la mayoría de los casos afecta el talón de las personas, lo cual puede derivar en la amputación del pie.
Betancur anticipó que el gobierno de Medellín financiará la producción de un primer lote de plantillas que será entregado por la Gobernación de Antioquia a poblaciones vulnerables.
Las plantillas se encuentran en proceso de patente y tienen un costo de aproximadamente 50 dólares el par.
Además de las plantillas, se ha desarrollado chalecos antibalas de menor peso, blindaje para el piso de las aeronaves de cubierta plástica y recientemente, por pedido de un cliente, láminas livianas que pueden insertarse en bolsos o mochilas para niños y que los protegen de disparos.
“Estamos haciendo unos desarrollos que no van siquiera para el sector militar sino para deportes y motociclistas”, señaló Betancur, un convencido del matrimonio ciencia-emprendimiento, y quien anticipó que podrían desarrollar una versión de las plantillas para evitar los traumas en tobillos derivados de accidentes en motocicleta.
Fuente: EFE