NUÑO DOMÍNGUEZAgencia Materia
Ni levantarse de la silla de ruedas, ni caminar 25 metros, apenas un leve movimiento del pie. La esperada aparición de un joven parapléjico en el Mundial de Brasil que daría el saque inicial gracias a un exoesqueleto manejado con su cerebro no ha podido disfrutarse como se esperaba. Apenas se ha visto a un joven enfundado en el exoesqueleto y el balón ya en movimiento, para sorpresa de los televidentes que esperaban el momento estelar.
No se le ha visto andar ni levantarse y solo un pequeño movimiento del pie junto al balón en lo que supone una enorme decepción y un claro fracaso tanto para la organización como para el equipo de 156 científicos que se suponía han trabajado en el proyecto.
Las expectativas creadas durante estos días habían sido enormes y se suponía que la apertura del mundial iba a ser una demostración de los avances de la neurociencia y la rehabilitación con la que Brasil sacaría pecho de un proyecto en el que ha hecho una inversión multimillonaria. Pero nada de eso se ha visto.
Sin embargo, los responsables de prensa del proyecto han informado en una nota que la demostración ha salido como se esperaba. Según la nota, Juliano Pinto, un brasileño de 29 años con paraplejia del tronco bajo y las piernas dio el saque inicial “llevando un exoesqueleto controlado por su mente”.
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Contactado por esta redacción, Eric Paraense, uno de los portavoces del proyecto, ha asegurado que “todo ha salido bien”, pero ha reconocido que no tenía un vídeo, ni imágenes en las que se vea de forma clara el supuesto saque de honor. También ha reconocido que el voluntario ni siquiera se movió de su sitio.
El proyecto ha sido dirigido por Miguel Nicolelis, un neurocientífico nacido en Brasil que trabaja en la Universidad Duke de EEUU. Según un video promocional colgado por el proyecto la demostración de hoy recoge el fruto de 30 años de investigación científica, y el trabajo de 156 investigadores de 25 países.
El proyecto no ha estado exento de polémica por varias razones. Primero se criticó que sus creadores no hayan publicado aún los detalles científicos de su exoesqueleto y sus pruebas en pacientes pero sí escenifiquen una masiva demostración que verán millones de personas en todo el mundo y en la que era difícil distinguir en condiciones hasta qué punto el robot llevaba a la persona o viceversa.
En este sentido varios expertos explicaron a Materia que el dispositivo no tiene mucho de novedoso y que otros equipos ya han conseguido hacer caminar a parapléjicos con exoesqueletos similares. “Lo que sí puede ser una novedad definitivamente es el chute inicial, no creo que nadie lo haya hecho antes, aunque no deja de ser una anécdota desde el punto de vista funcional”, explicó Eduardo Fernández, jefe del grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Nicolelis quería que su exoesqueleto funcionase con implantes cerebrales, mucho más precisos que el electroencefelograma, pero las prisas por la llegada del Mundial (los voluntarios tuvieron nos dos meses para aprender a manejar los robots), le han obligado a confrontar la realidad. El investigador dice que esto es solo el principio. Su objetivo es seguir mejorando el robot para que algún día también pueda ayudar a tetrapléjicos, personas que tienen paralizadas las piernas y los brazos.
La elección de voluntarios jóvenes no es casual. Según explica fernández, cuanto más joven es un paciente más capacidad de adaptación cerebral tras un accidente tiene. Así, los voluntarios de menor edad tendrían más facilidad para aprender a manejar el exoesqueleto tanto en las simulaciones de realidad virtual previas como con la máquina real, algo que el propio Fernández ha comprobado con sus pacientes.