El lanzamiento del tráiler de Sonic the Hedgehog, la película de Paramount basada en la popular serie de videojuegos de Sega dejó a pocos fanáticos indiferentes. Si se juzga por la reacción en redes, muchos no entienden cosas como la ‘humanización’ del personaje (es un erizo pero tiene dientes humanos), el uso de Gangsta's Paradise en el tráiler o a qué juega Jim Carrey.
Pero la película es tan buena excusa como cualquiera para recordar los orígenes de un personaje que, así suene a cliché, transformó el paisaje de los videojuegos. Aquí, un repaso de su historia.
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El ‘borrón azul’ apareció por primera vez en el juego que lleva su nombre, Sonic the Hedgehog. Era 1991 y por entonces, los juegos eran necesariamente lentos, con personajes desplazándose en dos ejes (horizontal y vertical) por paisajes compuestos de bloques. Sega cambió todo al presentarnos un juego en el que el personaje principal podía correr a un ritmo frenético, y en el que escenarios y música aumentaban la sensación de velocidad.
Pero nada de eso funcionaría sin los elementos que le daban personalidad a Sonic: su sonrisa, su actitud sobrada. Estos son obra de Hirokazu Yasuhara y Naoto Oshima que eligieron hacerlo un erizo para que, en sus palabras, fuera posible imaginar el daño que causaría si se volviera una bola y arremetiera contra sus enemigos. En cuanto al color, la decisión fue simple: Sonic es azul porque el logo de Sega es azul.
En comparación, Mario, un plomero italiano que por entonces llevaba diez años recorriendo socavones para Nintendo, era relativamente lento y moderado. En el juego de Sega, si el jugador dejaba de accionar los controles, el erizo volteaba a mirarlo con el ceño fruncido y golpeteaba con un pie en un gesto de impaciencia. La comparación viene a lugar porque así como Nintendo es la casa que Mario construyó, a Sonic puede atribuírsele haber elevado al nombre de Sega de desconocido a mundialmente famoso. Esto se debió en gran medida al éxito instantáneo de Sonic the Hedgehog y su continuación, Sonic the Hedgehog 2, que vendieron más de 21 millones de unidades.
Pero nada dura y malas decisiones de mercadeo, así como títulos que fueron puestos en venta sin haber sido terminados llevaron a un declive de la marca. La consola Genesis de 16 bits vio su mercado depredado por otros modelos de la misma compañía y cuando el declive de la propiedad y el de la plataforma parecían imposibles de frenar, la firma volteó a mirar hacia la animación en 3D como su tabla de salvación.
Lamentablemente la apuesta por el 3D se materializó en un título mortalmente aburrido como Sonic 3D Blast.
El renacimiento del erizo azul llegó en 1999 con la Dreamcast, una consola con renovadas capacidades en la que Sega volvió a acariciar el éxito gracias a títulos como Sonic Adventure y Sonic Adventure 2. Pero el mercado era distinto entonces y nada podía anticipar el éxito de un enemigo colosal como la PlayStation 2, que se comió al mundo. La Dreamcast terminó siendo la última consola que Sega llevó a producción.
La mala racha de la franquicia regresó por cuenta de la pobre calidad de títulos como Shadow of the Hedgehog y Sonich the Hedgehog. Este último, lanzado en 2006 para la Xbox 360 y la PlayStation 3 es tan malo que muchos fanáticos lo llaman simplemente ‘06’, porque no lo consideran merecedor del nombre del juego original. Entre sus muchos pecados, una perturbadora historia de amor entre el erizo y una princesa humana.Pero Sonic nunca dejó de correr. Títulos como Sonic Generations y Sonic Colors, este último considerado como el mejor Sonic en más de 15 años, le inyectaron vida a la propiedad, que luego tuvo también acogida en el naciente mercado de los juegos móviles. Y ahora, la película. Mientras llega y se sabe si funciona o no, solo queda esperar que el estudio haya aprendido de la evolución del personaje y dote al erizo y su historia de los elementos sin los que no puede ser quien es: velocidad y actitud.
El Tiempo, GDA
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