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Cuando quiero fastidiar a mi hijo Joe, de 13 años, le digo que Minecraft es como un “Lego digital”. Pero, técnicamente, es lo mismo, ya que en el videojuego uno debe construir cosas utilizando bloques cúbicos.
Pero en todo caso, es un Lego potenciado. A uno nunca se le acaban los bloques ni jamás se derriban. Asimismo, se puede caminar entre creaciones propias y visitar las de otros.
A veces salen monstruos de la oscuridad para intentar matarte, lo cual nunca es agradable, pero comparado con otros juegos como Grand Theft Auto y Call of Duty, Minecraft es inocente, tranquilo y bastante sano.
Entonces ¿por qué inquieta a tantos padres?
“Le consume todo el tiempo”, dice Gabrielle Wacker al referirse a su hijo de 11 años, Arthur. “Se ha convertido en una forma de vida. Si pudiera, estaría jugando antes de ir a la escuela. He tenido que esconder el aparato en la mañana”.
“Hiperrealidad”
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El doctor Richard Graham, psiquiatra especializado en niños y adolescentes, maneja una unidad de adición a la tecnología en la clínica Nightingale de Londres, y allí ve a niños que tienen un fuerte hábito a jugar Minecraft.
Graham habla de la “hiperrealidad del juego” que, apunta, hace que el mundo externo sea “más lento, más pálido, menos estimulante”.
Mi hijo Joe tiene su propio servidor donde unos 20 amigos han estado creando su mundo particular en los últimos años. La mayoría está en EE.UU. y nunca los ha conocido.
Sus creaciones son impresionantes pero aun así ¿es correcto que estos niños cambien el mundo real por este universo virtual de bloques?
Los defensores de Minecraft argumentan que es muy creativo y que solo debería fijarme en la clase de cosas que los niños están haciendo con el juego.
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Yo reconozco ese punto pero digo que es poco convincente y que los niños deberían hacer más ejercicio que simplemente usar el ratón con los dedos.
Del lado contrario, me dicen que no es diferente a estar leyendo durante horas sin parar. Y yo digo que leer te permite habitar imaginativamente otras mentes.
Los que se me oponen insinúan que se trata del mas reciente caso de pánico moral y que los ancianos de la Edad de Piedra probablemente creyeron que el mundo se iba al garete cuando la gente dejó de contemplar el fuego y comenzó a contarse historias entre sí.
Y después está el “griefing”. Porque al ser Minecraft un mundo con propiedad privada pero sin policías, los niños están -al menos en los servidores públicos- en un estado natural donde todos estamos en guerra con todo.
Los “griefers” son gente que deliberadamente busca problemas, destruye propiedad y a veces publican videos de sus maldades para divertir a los demás.
Incluso en su bien ordenado servidor, Joe ha visto como su propiedad fue robada por un miembro ruso. Él no sabe dónde fueron a parar sus cosas, pero sospecha que terminaron en un lago de lava.
Cuando los padres piensan en el ciberacoso, probablemente no les venga a la mente propiedad virtual, duramente trabajada, que queda destruida o que sus hijos sean atracados digitalmente.
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Minecraft y autismo
Fue en un intento de lidiar con los “griefers” cuando Amanda Osborne montó su propio servidor donde su hijo Callum pudiera jugar sintiéndose relativamente seguro.
Callum, de 9 años, es autista y para él es más fácil interactuar con gente en el mundo de Minecraft que en el real.
Ahora niños con trastornos del espectro autista de todo el mundo están entrando en el servidor de Amanda, y están haciendo creaciones increíbles e inspiradoras que incluso dejaron impresionado a Joe cuando le hizo una visita online.
Para algunos niños autistas que tienen problemas con interacciones sociales complejas, Minecraft es claramente un lugar apropiado con su ausencia de pistas sociales complicadas y un ambiente simple.
Pero para muchos padres, la ausencia de esa complejidad en un mundo donde los niños pasan tanto tiempo puede ser una razón para tener recelo.
Sin embargo, Minecraft es indetenible. Uno podría pensar que por lo menos en los colegios hay unas pocas horas libre del juego al día, pero resulta que ya está llegando al salón de clases.
Y es que expertos en educación están entusiasmados por su habilidad para ocupar y captar la imaginación de niños difíciles de atraer con los métodos de enseñanza tradicionales.
Incluso el Museo Británico está consiguiendo voluntarios para recrear el edificio y sus exhibiciones en Minecraft.
Lo peor de todo es que Lego ha sacado su propio set de Minecraft. Lo que significa para la próxima generación de ingenieros que crecieron en un mundo donde nada se cae es algo que no me atrevo a imaginar.
La comunidad que participa en el juego se cifra en decenas de millones de personas y muchos de esos aficionados son niños para quienes se trata de casi una religión.