Su testimonio no oculta el dolor que sintió al enterarse que tenía cáncer de mama, tampoco la incertidumbre. Sin embargo, no hubo temor ni cuestionamientos, nos dice Sofía Bogani (Lima, 1982). La actriz enfrenta con valentía y optimismo una enfermedad que a la vez que marcó su cuerpo con una cicatriz, borró las que tenía en el alma.
Bogani estaba en México cuando descubrió un bulto en uno de sus senos mientras se hacía un autoexamen. Una primera ecografía arrojó que tenía un nódulo de características malignas. Inmediatamente después de ese resultado, nada alentador, retornó al Perú.
“En México estuve trabajando en una radio, también en una productora de eventos. Viajé antes de la pandemia. Mi plan era seguir allá, ver más proyectos, pero ante las sospechas de que tenía cáncer, tuve que regresar. Me descubrí el bulto a mediados de abril y en junio, un mes y medio después, ya me estaban operando. Ahí empezó todo el show”, narra.
“Gracias a Dios era un cáncer en estadio 1, en estadio temprano. Pude detectarlo a tiempo gracias a que mi cuerpo me avisó. Sentía dolor en el seno, cansancio y una pesadez anormal”, recuerda la actriz que dio vida a Jenny Ramírez en la teleserie “Así es la vida”.
─¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te confirmaron que tenías cáncer?
Evidentemente, la noticia me cayó como un baldazo de agua fría, pero nunca tuve miedo a la enfermedad. Desde el principio me mostré optimista. Entendí que había que seguir todos los pasos para salir de esto que avanzó muy rápido. Llegué a Lima con un solo tumor, pero este se abrió formando un tumorcito más. También comprometió ganglios.
─¿Cuál ha sido la fase más dura del tratamiento?
Fue al inicio, cuando recibí toda la información. Lo que más me costó fue verme la mastectomía. De hecho la primera vez que me vi en el espejo, me desmayé. Fue fuerte. Por suerte mi cirujano es maravilloso y mi cicatriz casi ni se nota. Lloré, pero nunca me cuestioné. Entendí la situación y la acepté como vino. Me tomé la enfermedad como una pausa de vida necesaria para reconectarme con la familia y con Lima.
─¿Y cómo fue el tema del cabello?
Tuve que procesarlo un tiempo. Me lo fui cortando poco a poco hasta aceptarlo y entenderlo. Los consejos de mi mamá me ayudaron bastante. Me dijo que lo tomara como si fuese un personaje.
─El cáncer es una palabra que está muy vinculada a la muerte. ¿Pensaste en ello?
Lamentablemente es la información que te dan en todas partes, hasta en las series. Casi todas hablan de un cáncer que mata. ¿Por qué dramatizarlo tanto? Cuando decía que tenía cáncer, la gente abría los ojos. Sentía que me tenían pena, cuando debían alegrarse porque lo detecté a tiempo.
"Actualmente, tengo la enfermedad controlada. Me sacaron el cáncer en su totalidad".
─¿En qué etapa del tratamiento estás?
Actualmente, tengo la enfermedad controlada. Me sacaron el cáncer en su totalidad. Las quimioterapias que me están haciendo son preventivas.
─¿Cuántas quimioterapias te harán?
Serán seis. Una cada 21 días. Ya me hicieron dos. La tercera me debió haber tocado esta semana, pero me la suspendieron porque las transaminasas en mi hígado se dispararon. Mi hígado se inflamó por tanta medicina. También recibo terapia biológica porque lo mío es genético. Luego iniciaré un tratamiento con pastillas. Y si todo sale bien, en noviembre estaré tocando la campana, celebrando la vida (sonríe).
─Natalia Salas y Anahí de Cárdenas también enfrentaron esta enfermedad. ¿Conversaste con ellas sobre el tema?
Cuando Natalia Salas se enteró de mi cáncer, me escribió. Ella ya estaba saliendo de la enfermedad. Fue muy positivo conversar con ella porque tiene una energía muy linda. Me apoyó bastante. Me dio ánimo, también algunos tips y nombres de doctores. Cuando estás pasando por esto, es muy bueno tener contacto con personas que realmente entienden lo que sientes.
─¿Sigues haciendo deporte?
En México hacía maratones, box..., pero por el momento he dejado. El doctor me recomendó caminar, hacer cosas que no represente mucho desgaste físico para que no me canse ni se me inflame el hígado.
─¿Qué te llevó a viajar a México?
Me llamó una agencia. Me dijo que estaban interesados en ver proyectos conmigo en México. Y, coincidentemente, en ese entonces, me estaba separando de mi esposo después de ocho años de relación. Todo se alineó en ese momento. Seis meses después de esa llamada viajé y me quedé. Mi objetivo era seguir allá, pero pasó lo del cáncer y tuve que regresar.
─¿Después del tratamiento piensas regresar o te quedarás a ver proyectos en Lima?
Con lo que me pasó aprendí a no proyectarme a largo ni a mediano plazo. Que la vida me sorprenda, que venga lo que tenga que venir. Como tengo residencia permanente en México, en cualquier momento puedo volver. Mi casa, mi espacio y mis cosas están allá. Pero si sale algo aquí, tendría que evaluarlo. Esta pausa me reconectó con Lima. Cada vez que venía, quería irme corriendo porque todos me preguntaban sobre mi separación, sobre él (su exesposo). Ahora ya no me pasa eso. Esto me está permitiendo sanar esa parte, borrar cicatrices; porque, claro, lo superas, pero en el fondo quedan cosas. Salir del país fue una terapia para mí.
─¿Cómo te llevas actualmente con tu ex?
Tenemos una bonita relación de amistad, de hermanos. Él está presente en este proceso. Me apoya, se preocupa por mí, porque no me falte nada.
─¿Piensas contar tu experiencia con el cáncer en un libro?
He pensado contarlo para concientizar un poco el tema del autoexamen y del chequeo preventivo. No hay que tenerle miedo a lo que nos toque vivir. Las cosas malas e inesperadas hay que enfrentarlas con valentía y optimismo.
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