Ernesto Pimentel juega un rol importante en la vida de Mariella Zanetti. La actriz, quien conduce por estos días “El reventonazo de verano”, destaca la estrecha amistad que los une y recuerda un episodio de solidaridad y desprendimiento por parte de la popular ‘Chola Chabuca’, quien se encuentra alejada temporalmente de los escenarios debido a una operación de trasplante de cadera.
“Estoy muy agradecida con la producción y con Ernesto por haber pensado en mí para esta etapa del programa. Yo no lo veo como un reemplazo, lo veo como un apoyo porque nadie reemplaza a nadie, ya que todos somos únicos e indispensables. Ver a Julio Zevallos produciendo el tema de mis vestuarios me transportó a esas épocas tan bonitas de glamour, de luces, de todo tema que tiene que ver con el espectáculo”, manifiesta la artista trujillana.
“El reventonazo de verano” te conectó con tus inicios en la televisión. ¿Cómo recuerdas esa etapa?
Fue de mucho aprendizaje. Tenía 18 años cuando llegué a Lima con la intención de estudiar en la universidad y trabajar para ayudar económicamente a mi familia. Envié mi currículum a todos lados y el día que tenía que hacer casting para el programa “JB Noticias” me llamaron de una empresa para trabajar como anfitriona. Opté por lo primero y fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Con Jorge Benavides aprendí muchísimo, fue un gran maestro, una persona correcta y estupendo profesional.
¿A esa edad cómo asumiste la popularidad?
Al comienzo me chocaba que la gente murmurara al verme, se sentía feo, me incomodaba. Era chibolaza, provinciana, inocente en muchas cosas. Mi mamá no quería que esté en televisión, se enteró por unas personas del barrio. No le gustó, pero al final aceptó. Entendió que la forma correcta de protegerme no era prohibiéndome sino guiándome.
“JB Noticias” tuvo un gran elenco de actores y bailarinas. ¿Te costó adaptarte a ese círculo?
Estaban Mónica Cabrejos, Yesabella, Malú Montiel, Lucy Bacigalupo..., con ellas comencé. Las veía desinhibidas y yo estaba temerosa de ponerme shorts cortos, por ejemplo, pero poco a poco fui agarrando escuela y desinhibiéndome. Al principio no fue fácil, pero Jorge siempre estaba pendiente, guiándonos, ayudándonos, protegiéndonos para que no nos falten el respeto. Lo mismo pasaba con Efraín Aguilar. Ambos eran muy disciplinados. De ellos aprendí el arte y la disciplina.
¿Cómo llegas a ser vedette?
El productor Juan Bojanich fue quien me propuso hacer una revista musical en la que también estaba Tula Rodríguez. Ya la conocía, pero es ahí donde nos hacemos realmente amigas. Me fue muy bien como vedette, en un día llegué a hacer 16 presentaciones. Fue la etapa en la que más dinero gané y también me desgasté. A veces trabajaba desde las cuatro de la mañana porque tenía que ir a las empresas que me contrataban para hacer activaciones a la hora que salían los trabajadores. Luego tomaba desayuno y me iba a otro evento hasta las 5 de la mañana. Trabajaba de 5:00 p.m. a 5:00 a.m.. Cuando llegaba a mi casa y me sacaba las medias de coco, mi piel quedaba marcada con cuadraditos.
¿Qué fue lo más duro de ser vedette?
Tener que enfrentarte a los prejuicios que todavía existen, a los comentarios de mucha gente, al hecho de que no vean tu trabajo como arte sino como un tema sexual. Obviamente, una vedette juega al deseo, al físico, pero no es solamente eso, también baila y sabe manejar al público. Cualquiera se puede mover en un escenario, pero hacer un show y tener personalidad para enfrentarte a cientos de personas, no es fácil. Cuando me han querido faltar el respeto, me he enfrentado, me he impuesto porque soy una mujer de carácter. Así pude sobresalir. Por esa época, aunque no lo creas, me seguían más mujeres y niños.
¿Es verdad que toda la selección de fútbol fue a verte al teatro cuando protagonizaste “Baño de mujeres”, la obra de Alex Otiniano?
(Risas) Sí, fue un golazo, fue lindo; pero no solo fueron a verme a mí, también a las primeras actrices: Mabel Duclós, Ofelia Lazo, Andrea Montenegro. Me encantó trabajar con ellas.
En algún momento se te relacionó con el expresidente Alejandro Toledo...
Fue horrible, en todos los titulares estaba mi nombre junto al de Toledo y Eliane. Ese día tenía que ir al colegio de mi niña porque se celebraba el Día de la madre, la pasé mal, la gente creía lo que leía en la prensa.
¿Y de dónde se salió ese rumor?
Fue un tipo de marketing creado por el productor Álex Otiniano para promocionar una obra de teatro en la que participaba mi exesposo Farid Ode. Por esa broma de mal gusto nos distanciamos, pero antes de morir me pidió perdón y me propuso volver a ser amigos. Fue difícil porque llamaron al productor de “Risas de América”, José Luis Aguilar, para preguntarle si era verdad que estaba con Toledo. Él les dijo que no creía porque ni carro tenía. Lo había vendido para pagar la inicial de una casa en Chorrillos.
¿La casa en la que vivía tu mamá?
Así es, la querían vender y yo quería comprarla porque tenía buena ubicación y no quería que mi mamá se quede sin casa. Detrás de esa compra hay una historia que la gente no sabe. Ernesto Pimentel fue quien me prestó el dinero para la inicial de esa casa. Me hizo el favor para no perderla. Luego vendí mi carro y le devolví el dinero.
¿Por qué te alejaste de la televisión?
Por la maternidad. Tuve a mi primera hija a los 26 años, en esa época trabajé hasta embarazada, pues no me podía dar el lujo de descansar porque muchas veces tuve que ser padre y madre para ella. En cambio en mi segundo embarazo sí tuve el apoyo del papá de mi hijo y pude dejar de trabajar para dedicarme a cuidarlo.
Fuiste regidora de Surco e intentaste llegar al Congreso. ¿La política sigue entre tus pendientes?
Por el momento no, pero mucha gente no sabe que yo me preparé para eso, tengo una carrera universitaria y llevé un curso de Gestión política. Invertí en mi educación.
“Los Vílchez” y Ramona te conectaron nuevamente con el público, sobre todo con el juvenil.
Es verdad. Ramona me trajo de regreso y le agradezco porque, además, es un personaje bacanazo. Como había dejado de actuar cerca de tres años me costó volver a conectar, parecía principiante, estaba lenta, había perdido el ritmo. Pero salí airosa de este reto gracias a la ayuda de mis compañeros. Patricia Barreto, Patricia Portocarrero, César Ritter... me ayudaron mucho.
Azucena Candela, el personaje que tienes en “Junta de vecinos”, es muy parecido a Ramona.
Puede que sí, pero si la observas bien es completamente diferente. Ramona era jovial, pero correcta. Candela es liberal, es ‘open mind’.
¿Es verdad que en 2001, Efraín Aguilar te convocó para “1000 oficios”, pero rechazaste la propuesta?
Me tocó decidir entre esa serie y “Risas de América”. Fue una decisión difícil porque por un lado estaba el maestro Efraín y por el otro, Tula, mi amiga. Al final, elegí el proyecto que más me convenía económicamente. Gracias a Dios siempre he tenido buenas propuestas en la vida. Actualmente estoy en “El reventonazo de verano”, es una experiencia que disfruto y agradezco, es un regalo de la vida.
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