La segunda temporada de la serie española “Élite” ha sorprendido a sus fans. En especial por la relación entre dos hermanos que se quieren, se cuidan y, sobre todo, se ven mutuamente con ojos de lujuria.
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No es posible hablar del incesto en ficciones sin mencionar a Cersei y Jaime Lannister de la fenecida “Game of Thrones”. A diferencia de ellos, Valerio y Lucrecia no son nobles, pero sí estudiantes del exclusivo colegio madrileño Las Encinas.
Valerio apareció en la segunda temporada de “Élite” y puso de cabeza el colegio. Sobre todo la vida de Lu, su hermana. Ambos son medio hermanos por parte de padre y no viven juntos hace un tiempo, pero han tenido acercamientos que incluso generaron celos en Guzman, novio de Lu.
Ambos son conscientes del tabú del incesto y, para convencerse de que no está mal lo que hacen, se refugian en el concepto de que son medio hermanos. Al final de la temporada (ALERTA DE SPOILER) Valerio le revela a su padre lo que pasa entre él y Lu, lo cual promete consecuencias.
EL POR QUÉ DEL AMOR PROHIBIDO
Carmen Bravo de Rueda, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, define como incesto a las relaciones sexuales entre parientes consanguíneos: padre o madre con hija o hijo, hermano con hermana, abuelos con nietos y, según algunas culturas, tíos con sobrinos.
En la historia se han descrito eventos incestuosos socialmente aceptados, como los matrimonios en la realeza. Sin ir muy lejos, el Inca tenía como esposa a la Coya, que era su hermana. Hoy en día el incesto, que no es considerado una patología, es enfrentado desde el enfoque legal y psiquiátrico por las implicancias relacionadas a un acto violento.
Bravo de Rueda explica que el incesto, desde el punto de vista social o cultural, se ocasiona por la la falta de respeto, moral o altruismo entre los familiares cercanos. “La falta de enseñanza de lo permitido y lo no permitido”, precisa.
“Las madres son el modelo de cuidado hacia el bebe, que los hermanos o familiares cercanos imitan y crean un vínculo afectivo fuerte sin la atracción sexual. Sin embargo, esto no ocurre cuando los padrastros o hermanos no se han criado juntos o no han asimilado este sentimiento de cuidado hacia el familiar. Por otro lado, es la falta de control de los instintos, ambientes hacinados o donde hay libertad sexual”, agrega.
Por su parte, la psicóloga y experta en terapia familiar Maria Elena Salinas-Bohórquez señala otras causas que podrían definir esta situación; como la poca o nula existencia de límites, jerarquías y fronteras entre las relaciones familiares: “Más que en las personas implicadas en este tipo de relación, podríamos hablar de una familia caótica, donde no existen reglas ni límites, donde no rige el principio de autoridad. Es un problema de un sistema familiar que no está funcionando sanamente”.
LOS GENES Y EL INCESTO
Una concepción incestuosa trae consecuencias en los hijos. Quizá recuerdes la maldad de Joffrey, hijo de Jaime y Cersei Lannister en “Game of Thrones”, o al bebe con cola de cerdo de la familia Buendía en “Cien años de soledad”. Pero las consecuencias reales no son menos terribles.
“Durante el proceso de producción de gametos (espermatozoide en el hombre y ovocito secundario en la mujer), la carga genética aportada por ambos individuos sufre sucesivas copias y divisiones, relacionadas a su propio estado de salud, alimentación, uso de fármacos, y entorno. Puede contener genes recesivos (aquellos que necesitan ser aportados por ambos padres para mostrarse en la vida del nuevo individuo) u errores genéticos”, explica el médico y profesor de genética Daniel Ángulo.
“Esto, aunando a la posibilidad de concebir un nuevo individuo con la información genética de padre e hija o madre e hijo, conlleva a una mayor probabilidad de expresión de estos errores genéticos, lo cual podría afectar seriamente la salud y posibilidades de vida del nuevo individuo”, añade.
Según explica el médico, un bebe producto del incesto podría presentar características derivadas de los genes recesivos de los padres, afectando la capacidad neurológica, metabólica, u otras que afectarían la calidad de vida del nuevo individuo.
También existen consecuencias que, tal vez, veremos en la tercera temporada de “Élite”. Salinas-Bohórquez indica que, en los practicantes del incesto, podrían haber severos problemas a nivel de autoestima, depresión, culpa, desórdenes alimenticios e incluso ideación suicida.
Como la trama del VIH en la temporada 1, “Élite” pone otra controversia sobre la mesa. Si bien los especialistas consultados para este artículo mencionan que se trata de un problema social que no es muy común, tampoco es inexistente. Las causas son variadas, y a la vez, sencillas de corregir. Veremos qué otro tabú trae la tercera temporada de la ficción española, y esperamos con ansias que Lu y Valerio encuentren una solución a su problema: vayan a terapia o que no sean hermanos, en donde “Élite” abrazaría su lado telenovelezco.