Un ángel y un demonio que se conocen desde el inicio de los tiempos conspiran contra el cielo y el infierno para evitar que el anticristo acabe con el mundo. Esa es la premisa de la nueva serie de Prime Video “Good Omens”, una adaptación fiel al libro de Terry Pratchet y Neil Gaiman que en momentos sufre por ser demasiado apegada a sus raíces literarias.
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En “Good Omens”, David Tennant (“Doctor Who”) y Michael Sheen (“Frost/Nixon”) son respectivamente el demonio Crowley y el ángel Aziraphale. Uno tentó a Eva, el otro protegió el Jardín del Edén. En teoría son enemigos, pero en la práctica... no tanto.
A lo largo de los años Crowley y Aziraphael han llegado a un acuerdo de no interferir en sus asuntos “de manera de que si bien nadie gana, tampoco alguien pierde”. Con la llegada del Anticristo al inicio de la serie, Crowley y Aziraphael deciden evitar la extinción de la humanidad y, aunque no quieran admitirlo, el fin de su tiempo juntos.
Tennant es brillante como Crowley, que tiene más de estrella de rock retirada que de diablo, cuyo carácter gruñón esconde un corazón de oro; mientras que Sheen captura la personalidad de Aziraphale: un impecable caballero británico. La química de ambos es lo mejor de la serie y, en comparación, las otras narrativas no están a su altura (después de todo, el título es “Good Omens”, no “El Show de Aziraphale y Crowley”).
Otros hilos narrativos son la historia de Adam Young (Sam Taylor Buck), el Anticristo accidentalmente adoptado por una familia de clase media, más interesado en jugar con sus amigos que causar el fin del mundo.
Además está la bruja Anathema Device (Adria Arjona), que busca detener el fin del mundo gracias a las exactas profecías de su antepasado; Newton Pulsifer (Jack Whitehall), nuevo recluta en un ejército de cazadores de brujas; los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, entre otros personajes que ocupan más tiempo del necesario y cuya inclusión, si bien mantiene la integridad de la novela original, perjudica el contar una buena historia (la responsabilidad es de Neil Gaiman, coautor y showrunner de la serie).
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“Good Omens” peca al abarcar demasiado, pero aún así destaca el rol extendido del arcángel Gabriel, interpretado por Jon Hamm. Este servidor de Dios es un burócrata que, detrás de una aparente afabilidad, es indiferente al sufrimiento de los humanos.
Gabriel enfatiza lo absurdo del universo de “Good Omens” y hace más evidente que el conflicto no es entre dos fuerzas fundamentales como el bien y el mal, sino una pelea de barras bravas que, tras la final de la copa, solo quieren saldar sus diferencias sin importar las consecuencias.
Otro problema de “Good Omens” es su final anticlimático, a pesar de [ALERTA DE SPOILER] una aparición sorpresa de Benedict Cumberbatch. Si bien resuelve todas las tramas, esto ocurre de una manera tan rápida que parece contradecir todo el tiempo y esfuerzo invertido en conocer a los personajes, dejando a uno con la pregunta “¿eso fue todo?”
DATO
Dirigida por Douglas Mackinnon (“Knightfall”, “Doctor Who”), todos los episodios de “Good Omen” están en Amazon Prime Video.