Ya son casi 30 años los que Apu Nahasapeemapetilon lleva atendiendo tras el mostrador de su tienda Kwik-E-Mart a la variopinta y excéntrica población de Springfield. Pero el entrañable personaje indio de “Los Simpson” ha perdido su tranquilidad en los últimos meses por una polémica surgida con cierto retraso, aunque bastante a tono con estos tiempos de corrección política. Ahora lo acusan de encarnar estereotipos racistas por su forma de hablar y sus creencias religiosas, lo que parece incomodar a buena parte de la población de la India.
Es lo que opina, por ejemplo, el comediante y cineasta Hari Kondabolu –estadounidense hijo de inmigrantes indios–, quien con su documental “El problema de Apu” desató la ola de críticas al personaje de ficción. El tema llegó a tal nivel que, hace unos días, empezó a correr el rumor de que los creadores de “Los Simpson” habían decidido retirar a Apu de la serie de forma definitiva, para no herir susceptibilidades. La noticia fue finalmente desmentida por el productor Al Jean. Y Matt Groening, cerebro del universo amarillo, minimizó la cuestión. “Estoy orgulloso de lo que hacemos en la serie y creo que vivimos en una época en la que a la gente le gusta pretender que se siente ofendida”, declaró. La controversia, sin embargo, continúa.
PROHÍBIDO REÍRSEEntonces, ¿es ofensivo Apu o no lo es? La discusión no deja de ser interesante, aunque en la ligereza de las redes sociales corre el riesgo de banalizarse en la polarización. Una opinión más o menos centrada fue la emitida por el actor Hank Azaria, encargado de darle voz al polémico Apu. Él, consciente de ser un estadounidense blanco que parodia la forma de hablar de un hombre indio –una de las cuestiones que más molesta a los críticos del personaje–, señaló que es importante escuchar a quienes puedan sentirse afectados por su interpretación. “Me gustaría ver a guionistas hindúes y sudasiáticos que den su opinión sobre la dirección que debería tomar el personaje, incluyendo cómo doblarlo o no doblarlo. Estoy preparado para mantenerme al margen o ayudar en su transición en algo nuevo”, afirmó.
Por su parte, Bhaskar Sunkara, periodista indio-estadounidense del diario británico “The Guardian”, escribió hace unos días un artículo en defensa del noble comerciante. “Apu fue una especie de héroe para mí [...]. Mi relación con él es parecida a la que tuve con mis padres: cargada de momentos de temerosa vergüenza, pero también de orgullo y gratitud”, apunta en la nota. Tanto en la opinión de Azaria como en la de Sunkara hay una tendencia al matiz saludable. Una invitación al debate antes que a la afirmación tajante. La cabeza fría ayuda.
Ciertamente, puede sorprender que las críticas contra Apu aparezcan recién ahora, cuando ha sido un personaje recurrente desde la primera temporada de “Los Simpson”. Pero es innegable también que muchos conceptos humorísticos han ido quedando obsoletos con el paso del tiempo. Ya no reírnos, e incluso incomodarnos, de algo que antes podía resultar cómico es un proceso normal de madurez.
Pasó, solo para mencionar unos casos emblemáticos, con algunas representaciones racistas en las animaciones de Disney o en la famosa historieta “Tintín” de Hergé. Ocurrió incluso en “South Park”, sátira incontrolable, que dio de baja a Chef, su personaje afroamericano, cuando el hombre que le daba voz renunció a la serie por una polémica religiosa. Y hasta un clásico aparentemente inofensivo como “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry viene siendo objeto de modificaciones inclusivas y políticamente correctas: un proyecto para adaptarlo en “La principesa” y colocarle más personajes femeninos ha generado otra airada discusión en los últimos días. Si se justifica o no, quedará en la opinión de cada quien. Y el buen Apu seguro seguirá esperando paciente. La disputa tiene para rato.