Después de 43 años de dar vida a Quico, el año pasado Carlos Villagrán decidió quitarse el traje de marinerito, jubilando así a uno de los personajes infantiles, salido del programa “El chavo del 8”, que marcaron la infancia de varias generaciones latinoamericanas. Pasado el momento, el actor cuenta que lo llevó a tomar esa decisión.
“En algún punto fue sencilla la decisión, ya que a pesar de que era un adulto caracterizando a un niño, hoy tengo 70 años. Decidí despedirme de la gente estando aún habilitado físicamente, hablando, para poder hacer ese Quico y no tener contratiempos... Para poder entregar un personaje completo y que la gente que paga vea al Quico de toda la vida”, declaró sin arrepentirse Carlos Villagrán para página web “Los Andes” de Argentina.
De la vigencia del programa, que en nuestra señal abierta emite América TV, afirmó que se debe a que es un auténtico clásico de TV y que las repeticiones siguen dado audiencia, pero acota: “La primera cualidad es que es un programa muy sano. No decíamos groserías, no promovíamos el sexo, no hacíamos de borrachos... Si se quiere, eran puras tonterías, pero bien hechas. Otra cualidad es que los personajes existen en la vida real, en un edificio cualquiera hay un Don Ramón, una Doña Florinda, un Chavo. Mientras no nos deshumanizáramos, el programa podría durar toda la vida. La clave fue hacer reír a la gente”, afirma.
De su sonada enemistad con Roberto Gómez Boñalos, Villagrán asegura que, después de tantos años, no le guarda rencor. “Él se ha vuelto multimillonario, pero come y se ahoga, ya no puede comer, vive en Cancún por la altura. Está muy mal. Le aplaudo todo lo bueno que hizo y que hicimos. He intentado acercarme, pero ellos no me reciben la llamada”, sostuvo.