En 1985, cuando tenía solo 20 años, Robert Downey Jr. se unió al elenco del exitoso programa humorístico “Saturday Night Live”. En uno de los ‘sketchs’ en los que participó, se hizo llamar el ‘Chico Maleta’ y era justamente eso: un tipo metido dentro de una maleta, de la cual asomaba solo su cabeza. “Fue realmente ridículo. Gracioso solo para mí y mis amigos”, confesó eventualmente el actor.
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Downey Jr. no duró ni un año en el programa. Ese año, la serie registró sus peores niveles de sintonía y la revista “Rolling Stone” lo describió como “el peor actor de la historia de ‘Saturday Night Live’”. El destino, sin embargo, a veces se encarga de poner las cosas en su lugar. El pasado 10 de marzo, cuando Downey Jr. ganó su primer Óscar –como mejor actor de reparto por “Oppenheimer”–, se convirtió también en la primera figura de “Saturday Night Live” en conseguir un premio de la Academia. Tan malo no era, después de todo.
Más allá de lo anecdótico, esa disparidad de situaciones ha sido una constante en la vida del actor neoyorquino. Desde ser el protagonista de “Chaplin” (1992) hasta convertirse en el icónico Iron Man en nada menos que nueve películas de Marvel. O desde llevar una vida marcada por el escándalo en los años 90 –por posesión de drogas y armas, y pasar un año en prisión– a ser uno de los actores mejor pagados de la industria del cine.
Así, podría decirse que Downey Jr. es un notable ejemplo de la reinvención. A pesar de haber coqueteado con el más estrepitoso fracaso en varios momentos de su vida, siempre logró reponerse. Y cuando parecía encasillado en el rol del superhéroe de armadura de acero, supo también dar un paso al costado buscando otros papeles. Su interpretación en “Oppenheimer” del antagonista Lewis Strauss es, más allá de los premios, una clara demostración de lo que puede conseguir con su talento.
Lo cual no impide, por cierto, que pueda regresar al tan rentable imperio Marvel, según admitió recientemente. “Iron Man es una parte demasiado integral de mi ADN. Ese papel me eligió a mí”, dijo en entrevista con “Esquire”.
UN ROL CAMALEÓNICO
Mientras decide si se ordena superhéroe otra vez, el actor de 59 años apunta a volver a sorprendernos con otro versátil papel. Hablamos de su trabajo en “El simpatizante” (“The Sympathizer”), una nueva y ambiciosa miniserie que se estrenó el último domingo en HBO y en la plataforma Max.
Basada en la novela homónima de Viet Thanh Nguyen (y ganadora del Premio Pulitzer 2015), “El simpatizante” cuenta la historia de un espía vietnamita que, en 1975, debe trasladarse a Estados Unidos y lidiar con su doble identidad migrante y de ‘topo’. El papel principal lo tiene el actor australiano-vietnamita Hoa Xuande, mientras que Downey Jr. encarna a varios villanos en una impresionante exhibición de transformaciones físicas que lo hacen casi irreconocible.
Las primeras críticas de “El simpatizante” son bastante positivas. En parte, porque tiene como mente creadora al cineasta surcoreano Park Chan-wook, reconocido por aclamadas películas como “Old Boy” (2003), “Thirst” (2009), “La decisión de partir” (2022), entre otras obras que lo mantienen como uno de los puntales del cine asiático contemporáneo.
Downey Jr. ha tenido incluso que raparse la cabeza para hacer más verosímil su papel. Ya hay quienes, quizá con demasiada anticipación, lo candidatean para la temporada de premios televisivos. Lo cierto es que él parece estar viviendo su era dorada.
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