Según la ficción, cuando el querido Ferrocarril Central o el Tren Macho sean solo vestigios, el Snowpiercer –o Rompenieves– cruzará de sur a norte el paisaje peruano totalmente congelado. De hecho, será el único ferrocarril en la nueva Era de Hielo: un mundo devastado por el cambio climático en el que sus únicos sobrevivientes están a bordo de este tren permanentemente en movimiento. Las 3.000 únicas personas vivas de la tierra son las que viajan en dicho vehículo. No hay más vida afuera. Ni la habrá.
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Esa historia posapocalíptica surgió de las cabezas de Jacques Lob y Jean-Marc Rochette, autores franceses de la novela gráfica “Le Transperceneige”, publicada en 1982. Su premisa es inquietante, pues plantea que, antes de la previsible calamidad medioambiental, un millonario manda a construir el ya mencionado tren, con 1.001 vagones. Una especie de Arca de Noé futurista a la que algunos pocos podrán acceder a un precio considerable. A último momento, sin embargo, un numeroso grupo de polizones irrumpirá en la maquinaria, tomando por asalto los últimos vagones. El Snowpiercer, entonces, se dividirá entre los acaudalados de los vagones principales –El Norte, le llaman– y los desclasados de la parte trasera –La Cola–. El choque entre unos y otros será inminente.
Para poder sobrevivir a los -117°C de temperatura del planeta, además, el Snowpiercer debe permanecer en funcionamiento y en un rango de velocidad determinado. Su ruta recorre todo el mundo, de Sudamérica a África, incluido el cruce marítimo de Alaska a Rusia por el estrecho de Bering. Un total de 438.000 kilómetros de trayecto sin paradas. El desplazamiento eterno. Viaje y vida a la vez.
DEL LIBRO A LAS PANTALLAS
Semejante atractivo fue por primera vez llevado a la pantalla por un visionario como el surcoreano Bong Joon-ho, el mismo de la aclamada “Parásitos”. El cineasta adaptó el cómic a la película “Snowpiercer” en el 2013, con un elenco de lujo: Chris Evans, Song Kang-ho, Ed Harris, John Hurt, Tilda Swinton, Octavia Spencer y varios más. Una cinta de ciencia ficción que no solo destacaba por su planteamiento visual –la constitución alargada del tren, por ejemplo, demandaba complejas tomas, en las que prima la profundidad de campo–, sino que también ahondaba en las diferencias sociales entre los pasajeros de uno y otro vagón. Sin estar entre lo más destacado de la filmografía de Bong, “Snowpiercer” es una película lograda, cargada de imágenes poderosas y de una acción y violencia perfectamente coreografiadas.
Siete años después, Bong Joon-ho vuelve a esta historia sobre rieles, pero esta vez como productor ejecutivo de la serie televisiva de TNT del mismo nombre. Esta “Snowpiercer” consta de 10 episodios emitidos semanalmente, y que en Latinoamérica es distribuida por Netflix desde el último lunes. La trama es respetuosa de la premisa original, salvo algunas libertades. Aquí, por ejemplo, mientras los pasajeros de La Cola preparan una rebelión, uno de sus miembros será requerido por el multimillonario dueño del ferrocarril para que lo ayude a investigar un homicidio. En torno a esa pesquisa es que se desarrolla el argumento.
Por lo demás, los papeles protagónicos recaen en Jennifer Connelly y Daveed Diggs, como los representantes de cada uno de los bandos enfrentados dentro del Rompenieves. En los dos primeros capítulos que Netflix ha estrenado se deja entrever que el misterio será el factor central de la historia, con personajes que parecen esconder mucho de sus vidas fuera del tren. Hay un poco de sátira también, sobre todo en las secuencias en las que la acción atraviesa los vagones y se muestran los contrastes de clase. Pero todavía parece demasiado prematuro anticipar cuál es el rumbo real que tomará esta máquina de alta velocidad. Ojalá no se descarrile.
Dos historias posapocalípticas a la peruana
“Mañana las ratas” (1984)
Esta novela de José B. Adolph ha alcanzado un estatus de culto, al ambientar un Perú del siglo XXI (imaginada desde el XX), en el que la idea de Estado nación ha desaparecido y las “ratas”, como se les llama a los habitantes comunes y corrientes, alistan una rebelión contra el dominio de las empresas multinacionales. El libro, por cierto, será reeditado pronto por Planeta.
“El limpiador” (2012)
Adrián Saba dirige esta película que parece un preámbulo de nuestros tiempos y que cuenta la historia de un limpiador de cadáveres que trabaja en una Lima asolada por una misteriosa pandemia. Una día, mientras se dedica a desinfectar de virus y sangre las solitarias calles de la capital, se topará con un niño solo y perdido. El vínculo que estrecharán será especial.