La conocí en tiempos difíciles, cuando su esposo Jimmy Arteaga complotaba contra Montesinos en nombre de Baruch Ivcher. Laura Bozzo estaba en sus antípodas, pero Mónica también hacía 'talk show' y se diferenció de ella al punto de ganarse la chapa de la 'Suavecita’ (le voy a pedir que me cuente la historia de los dientes de sus ‘caseritos’). Y de verdad es suave porque así la ves, pero ha sido dura a la hora de moderar tanto melodrama por programa y a la hora en que, siempre junto a Jimmy, tuvo que superar un conflicto con Ivcher y un huracán en la TV puertorriqueña. Volvió por unos meses pero sigue anclada, con su familia, en San Juan.
¿Vienes por nostalgia, por una buena oportunidad, necesidad?Son varios factores. De hecho, hay nostalgia. Son 6 años, pero he estado haciendo cosas en Puerto Rico. Jimmy siempre ha creído que yo volvía a la TV. O sea, fue una mezcla de nostalgia y oportunidad de volver a comunicarme con la gente.
¿Tu formato ideal es el 'talk show'?No sabía que lo era en el momento de hacerlo. Me gusta el periodismo. Yo decía que quería hacer especiales como Barbara Walters. Cuando empecé en noticias, siempre veía CNN .
Me parece sano y ambicioso que ese sea tu referente y no Cristina Saralegui.[Ríe] Cuando empecé en el 'talk show', me decían que debía ver a Cristina.
Y en medio de esas señoras respetables, una que no lo es, Laura Bozzo. ¿Te fastidia?Sabes que cada vez pesa menos ese referente. Me dolía, te lo confieso, cuando me decían: “Usted es de la TV, de Perú, ¡Laura!”. Yo volteaba donde Jimmy [Arteaga, su esposo] y lo miraba.
¿Y alguna vez confundieron a Jimmy con Christian Zuárez?[Risas] Le hubieran hecho el favor. ¡Que no me escuche mi marido, pobrecito! Siempre he tenido que defender al Perú de lo que ella hacía. Y tenía que decir: “Miren, un país como el nuestro, donde uno tiene que dar de comer a una familia numerosa, lo que menos vamos a pensar es en ir al dentista”.
Lo de los dientes es fundamental, ¿no? Ustedes cuidaban eso.Trabajábamos con dentistas que hacían un postizo que la gente podía usar en el momento y llevárselo. Pero me pasó más de una vez que me paraba junto a alguien y no podía hablar porque no estaba acostumbrado a usar el postizo. Y teníamos que parar. OK, quíteselo, y hagamos una toma no muy cerrada. Yo también vengo de una familia humilde donde la prioridad no eran los dientes. Lo que pasó es que se volvió un estereotipo.
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