AARÓN ORMEÑO @aaronormeno
Es natural que todos, en algún momento, lleguen a cansarse del tedio de la ciudad, de los horarios y del ruido. Tomar vacaciones siempre resulta una buena opción para escapar de todo esto, sobre todo si se elige un destino que resulte realmente paradisiaco. Si la idea es dejar la vida citadina de lado, disfrutar del sol, de la playa, gozar de paisajes de ensueño, distraerse por completo de todo, sin tener que ir a un lugar turístico extremadamente sobreexplotado, la isla Barú en Cartagena de Indias (Colombia), es una muy buena opción.
Una vez en este tradicional e histórico rincón de Colombia, solo se debe cruzar el canal del Dique para llegar a Barú. Una vez ahí, uno puede ver a los lugareños en viviendas bastante humildes. Ellos están encontrando en el turismo una nueva oportunidad de desarrollo. Trabajan vendiendo artesanías hechas con piedras, realizando masajes en las playas o atendiendo al público en hoteles, restaurantes o bares. La realidad latinoamericana es la misma a donde se vaya: grandes recursos naturales y muchas ganas de salir adelante.
PLAYA Y SABOR Recorrer las playas de Barú resulta una experiencia extraordinaria. Es un destino poco explotado aún, por lo tanto la tranquilidad es su principal característica. En Playa Blanca el horizonte se muestra como la mejor cara que la naturaleza le puede dar a cualquiera. El mar es tan manso que realmente contagia su sosiego. La claridad de las aguas y de la arena hace que uno desee que se trate de una visita sin fin.
La comida ahí es básicamente marina. Todo el pescado es fresco. Uno de los platos propios de la zona es la mojarra a la criolla y la bebida gasificada que recomienda la gente de Cartagena es la Cola Román. Dicen que cuando una farmacia está cerrada, beber esto con unas gotas de limón cura cualquier dolor de estómago. El ron Tres Esquinas es el más consumido y si va acompañado solamente de hielo puede apreciarse mucho más su sabor.
PARAÍSO EN LA TIERRA Al llegar a Barú la sensación de relajo es inmediata. La naturaleza se complementa y la gracia de la gente colombiana combina con el paisaje. Los nativos de Cartagena se refieren a esta isla como “el paraíso en la tierra”. Por las noches pueden asustar un poco los relámpagos, pero son solo un espectáculo digno de presenciar. Quienes disfrutan del deporte aquí encontrarán un espacio ideal para practicar windsurf, kayak, snorkel o vela.
Camilo Acevedo, jefe de Atención al Huésped del Royal Decameron, cuenta que para la actividad turística esta isla es considerada como un sendero virgen, y explica que a comparación de otros sitios del mismo Caribe, este lugar ofrece básicamente una tranquilidad incomparable.