Miguel Rocca
@miguelrocca
Hay sólo 2 formas de llegar a Iquitos. Tomar un vuelo que nos lleve hasta el aeropuerto “Coronel FAP Francisco Secada”, o llegar, en una embarcación, por la vía fluvial. Para nosotros, desde Lima, lo más práctico fue subirnos a un avión, y así, luego de hora y media de vuelo, ya estábamos en la selva. Luego del drástico cambio de clima que representa viajar de la capital a Iquitos (pasamos de 19° a más de 30° de temperatura), debíamos enrumbar rápidamente hacia el puerto más cercano a la ciudad, a donde llegaríamos luego de media hora, tras sortear motocars y motos lineales que abundan en la zona. Se calcula que sólo en Iquitos hay más de 40 mil motocars. Hacemos una parada previa en una farmacia para comprar repelente de insectos, bloqueador solar y otros productos más. Ahora sí, ya estamos listos.
Luego de ver a nuestro alrededor mucha vegetación, sabemos que estamos por llegar a nuestro primer punto de encuentro. En el río Nanay nos espera la embarcación que nos conducirá hasta el Amazon Queen Violeta, la embarcación más grande que recorre el Amazonas. Así que, mientras vamos avanzando por el río, vemos motonaves, hidroaviones y peque peques, y finalmente, el imponente crucero que será nuestro hogar y base por algunos días. Almorzamos por la tarde, después un paseo breve y luego a descansar para estar listos para nuestro segundo día en la selva.
Amanece en el Amazonas y, contrario a lo que esperábamos, la lluvia es nuestro primer contacto con el exterior. Dentro de nuestras expectativas estaba despertar poco después de las 5 de la mañana para poder tener imágenes del amanecer, pero nada de esto se dio debido a la densa neblina que cubría todo nuestro panorama. Aún así, fue un buen inicio, algunos delfines rosados se mostraban ante nosotros, y ese era un buen presagio. Recorriendo el Amazonas en nuestra embarcación destinada para tours vamos conociendo algunas actividades propias de la zona: la agricultura, la pesca y la venta de artesanías son básicas para que la gente pueda obtener recursos. Así conocimos a Tomás, un pequeño que nos mostraba orgulloso la carachama que pescó minutos atrás, a Abraham, quien trataba de dejar listo un terreno para poder sembrar arroz, y a un pescador, que vende el kilo de doncella a 11 soles. Así funcionan las cosas acá.
Nuestro contacto con la naturaleza seguiría con el avistamiento de aves. Para esto, un dato importante: En una hectárea de selva se pueden encontrar más de 400 especies de aves. En este video podrás ver algunas de ellas, un locrero, un gavilán pescador y otras aves de distintos colores y pelaje aparecen ante nuestra vista. Unos monos salen a nuestro encuentro y nos observan mientras intentan acercarse. Nota el sonido que producen al estar cerca a seres humanos. Después, adentrados en la selva, y con mucho cuidado de dónde pisamos, seguimos disfrutando de todo lo que nos ofrece este lugar. A nuestro alcance aparecen una nutria, una tarántula y una serpiente, la cual nos causó sorpresa por la forma en que se camuflaba en el húmedo suelo. Con mucho cuidado, uno de los guías la acercó a nosotros para poderla apreciar mejor.
Está por oscurecer y es tiempo de regresar. Volvemos al Amazon Queen Violeta para cenar y luego salimos una vez más para hacer un recorrido nocturno. El sonido de la selva nos atrapa, y es tiempo de hacer una pausa. Hay mucho más por contar sobre la selva, sobre el Amazonas y sobre Iquitos.
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