ANTONIO ÁLVAREZ
A 34 kilómetros de Puno, en una península de la laguna Umayo, se erige Sillustani, un cementerio que alberga misteriosas e impresionantes tumbas o chullpas con formas cuadradas y de cono invertidos.
Cuenta la historia que antes de ser colocados en las chullpas, los cadáveres eran momificados en posición fetal. Junto a los cuerpos se colocaban sus pertenencias, en algunos casos objetos de oro y plata, utensilios de cerámica y alimentos.
“Esta costumbre (se seguía) porque las creencias decían que después de la muerte resucitarían en otra parte donde habrán de comer y beber, como antes de morir. En el lugar se aprecian diferentes tipos de entierros y mausoleos con piedras de muchos ángulos”, comenta Antonio Cabezas, guía turístico de Puno.
Cabezas nos lleva en un viaje en el tiempo. Caminamos cuesta arriba hasta que llegamos a la torre funeraria conocida como la Chullpa del Lagarto, que representa uno de los principales atractivos de Sillustani.
Construida en la época inca, esta torre fue levantada con piedras cuadradas, las cuales encajan perfectamente. Lamentablemente, fue destruida a principio del siglo diecinueve por huaqueros que buscaban los tesoros del lugar.
Unos metros más allá, desde la parte más alta de Sillustani se aprecia la laguna de Umayo, un impresionante espejo de agua que refleja el cielo azul y las nubes blancas de Puno. Esta laguna alberga una preciosa isla que se usa como reserva para la protección de vicuñas.
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