Un inflable de Papá Noel en tamaño real, rodeado por muñecos de nieve, un par de pingüinos, soldaditos de plomo, renos y miles de luces en techos, puertas, ventanas y árboles son parte de la decoración navideña de una fachada de Dyker Heights, un barrio ubicado al sur de Brooklyn que se ha convertido en un atractivo imperdible porque —sin riesgo a equivocarme— alberga las casas más iluminadas y adornadas de todo Nueva York.
Aquí comienzo mi recorrido navideño por la Gran Manzana. En el lugar donde sus vecinos compiten por presentar la mejor decoración. Algunos con un gusto exquisito y otros, con un estilo kitsch. Hasta el Grinch forma parte de estas puestas extravagantes, que incluyen ángeles blancos, osos polares, galletas de jengibre, bastones rojiblancos y coros con muñecos móviles que entonan villancicos para alabar a Jesús.
No son ni las cinco de la tarde y la noche ha llegado, con un frío que cala los huesos. Llevo tres capas de abrigo, gorro y chalina. No uso guantes porque me incomodan al momento de grabar y tomar fotos, así que tengo las manos congeladas. La temperatura es de 1 °C, pero la sensación es de -3 °C a -6 °C. Sin embargo, ni el frío ni las multitudes, detiene a los visitantes —incluida yo— que buscan su postal de Navidad.
Esta tradición nació en 1986, cuando una vecina, Lucy Spata, iluminó su hogar con motivos navideños. A partir de esa fecha, entre las calles 83 y 86 y las avenidas 10 y 12, se respira el espíritu navideño. La magia comienza a fines de noviembre y el encendido diario, entre las 4:30 p. m. y las 9 p. m.
El árbol más famoso de Nueva York
Si Brooklyn tiene su barrio navideño, Manhattan tiene su árbol estrella. Se trata del árbol del Rockefeller, un símbolo neoyorquino que mide 25 metros de alto y pesa 14 toneladas. Está decorado con más de 50.000 luces led y coronado con una estrella que lleva 3 millones de cristales de Swarovski.
Estar frente a este clásico me pone la piel de gallina. Lo he visto en tantas películas que me parece increíble tenerlo ante mis ojos. Sobre todo al observar a varios patinadores deslizarse sobre la pista de hielo ubicada a sus pies. Lo hacen con tanta gracia que la pienso dos veces para entrar. Los adultos pagan desde US$ 21 por una hora en la pista y US$ 11 más por el alquiler de patines. Es necesario reservar en línea aquí.
Observatorios imperdibles
Aproveché esta visita para subir al Top of the Rock, un observatorio ubicado en el edificio Rockefeller y que alcanza los 102 pisos de altura. Es de visita obligada si viajas por primera vez y la vista es impresionante. Al estar casi al mismo nivel que otros rascacielos, parece que puedes tocarlos con solo estirar las manos.
Desde lo alto, veo el Empire State, otro observatorio de Nueva York que fue construido en 1931 y que dos años más tarde apareció en la película King Kong, personaje que forma parte de la renovada experiencia de este segundo edificio. Hasta allí también fui y pude ver el World Trade Center, el río Hudson y el puente de Brooklyn a vista de pájaro.
El secreto para ir a estos dos observatorios y no gastar demasiado, es comprar un pase que integre varios atractivos. Opté por el New York CityPASS y junto con visitar el Top of the Rock y el Empire State, navegué hacia la Estatua de la Libertad y recorrí el Museo Americano de Historia Natural y el Museo del 11S. Si pagaba la entrada de estos cinco sitios por separado hubiera gastado US$ 223, pero con el pase gasté US$ 129. Es decir, ahorré más de US$ 90. Así que te sugiero tenerlo en cuenta para tu próximo viaje.
Villa navideña
Mientras en verano, el Bryant Park es escenario de eventos de música, danza y teatro gratuitos. En esta temporada, se convierte en una villa navideña que tiene como protagonistas a un gran árbol que luce encendido desde noviembre y una pista de patinaje que se instala hasta marzo de 2023.
A la pista de patinaje del Bryant Park llegué de día. Sabía que, por su fama y gratuidad, suele estar repleta desde la tarde. Quedé encantada en cuanto la vi, lucía hermosa y con más aprendices que la del Rockefeller. Un punto más para quienes soñamos con patinar sobre hielo, pero tenemos cero experiencia. Otra ventaja es que los niños y principiantes pueden usar unos skate aid o pingüinos para sujetarse. El mejor invento de la vida, para no andar atado a los bordes de la pista con el fin de evitar caídas.
La pista es gratuita. Solo se paga por el alquiler de los patines, desde US$ 18, y puedes adicionarle un casco por US$ 6. La experiencia es memorable, como para vivirla al son de ‘All I want for Christmas is You’ de Mariah Carey. Ingresa aquí para reservar.
El siguiente paso es ir por un chocolate caliente, infaltable en el invierno de Nueva York. El precio promedio es de US$ 5. En esta villa se instalan más de 130 tiendas que ofrecen artículos exclusivos, también hay espacios de comida y unos café iglús, que solo vi desde afuera, pero que considero perfectos para los friolentos. Abre de 11 a. m. a 8 p. m.
Escaparates espectaculares
Las fiestas no estarían completas si no hacemos un recorrido por las calles de Manhattan y los escaparates que cobran vida en Navidad, con espectáculos de luces, sonido y decoraciones que parecen de cuento. Entre los más famosos está Macy ‘s, que ha colocado un reno donde hace unas semanas lucía un pavo por el Día de Acción de Gracias y cuenta breves historias con personajes móviles en sus vitrinas.
Otra imperdible es la proyección de luces de Saks, en la Quinta Avenida. Cada 10 minutos se repite y puedes verla las veces que quieras. Tampoco te puedes ir de Nueva York sin visitar el centro comercial Hudson Yards, que ha decorado sus instalaciones con más de 2 millones de luces y un colosal globo aerostático que cuelga del techo y se ve desde el exterior. Toma nota de este lugar, porque allí se encuentra The Edge, un mirador que ofrece una espectacular vista de la ciudad desde el piso 100.
Según NYC & Company, la organización oficial de promoción de Nueva York, “la temporada navideña llega en medio del aumento continuo del turismo en la ciudad, con 6,5 millones de personas que se espera que visiten entre el Día de Acción de Gracias y el Año Nuevo”. Así que prepárate para estar rodeado de multitudes. Recuerda que se trata del punto de encuentro de los amantes de la Navidad de todo el mundo. Aquellos que, como yo, siempre han soñado con celebrar estas fechas al estilo Macaulay Culkin en la película ‘Mi pobre angelito’.
- El clima en diciembre es bastante frío. La temperatura promedio varía entre los 6 °C a -2 °C. Por el viento, la sensación térmica es aún menor. Aunque las nevadas se producen desde enero, esta semana se han presentado lloviznas mezcladas con nieve. Si bien son mágicas para quienes no vivimos inviernos intensos, suelen provocar días gélidos.
- Usa tres capas de ropa para no sentir tanto frío: la primera debe ser térmica. Para la segunda opta por prendas de lana o polar. La tercera puede ser un abrigo o una casaca gruesa e impermeable. Adicionalmente, lleva gorro, chalina y guantes.
- Algo que no me gustó de esta temporada es que los días son bastante más cortos que en verano. Amanece tarde y oscurece a las 4:30 p. m. Si bien, las luces se ven hermosas de noche, esto le quita horas a tu itinerario. Tenlo en cuenta.