Los adolescentes que se vuelven adictos a la marihuana antes de los 18 años podrían sufrir daños permanentes a su inteligencia, memoria y atención, según resultados de un extenso estudio a largo plazo publicado el lunes.
Investigadores de Gran Bretaña y Estados Unidos hallaron que el uso continuo y en forma dependiente del cannabis antes de los 18 años podría tener un efecto neurotóxico, pero después de esa edad parecería ser menos dañino para el cerebro.
Terrie Moffitt, psicóloga y profesora de neurociencia en el Instituto de Psiquiatría de la universidad Kings College de Londres, dijo que el alcance y la extensión del estudio, que involucró un seguimiento de 1.000 personas durante 40 años, le da a los resultados otro peso.
Es un estudio tan especial que tengo bastante confianza de que el cannabis es seguro para cerebros de más de 18 años, pero riesgoso para menores de 18, afirmó.
Antes de los 18, el cerebro aún se está organizando y remodelando para ser más eficiente y es tal vez más vulnerable al daño por las drogas, agregó.
Moffit trabajó con Madeleine Meier, una investigadora doctorada de la Universidad de Duke en Estados Unidos, para analizar información de 1.037 neocelandeses que participaron del estudio. Aproximadamente un 96 por ciento de los integrantes originales permanecieron en el estudio desde 1972 hasta la actualidad.
A los 38 años se sometió a todos los participantes a una serie de análisis psicológicos para evaluar su memoria, velocidad de procesamiento, razonamiento y procesamiento visual.
Quienes habían utilizado marihuana en forma constante como adolescentes registraron resultados significativamente peores en la mayoría de los análisis. Amigos y familiares entrevistados con frecuencia como parte del estudio informaron que los fumadores de cannabis tenían problemas de atención y memoria.
Los investigadores también hallaron que las personas que empezaron a usar cannabis en la adolescencia y continuaron fumando durante años mostraron una disminución promedio en los resultados de exámenes de coeficiente intelectual (CI) de 8 puntos para las edades entre 13 y 38.
Los sujetos del estudio que empezaron a consumir cannabis cuando eran adultos con cerebros totalmente formados no mostraron disminuciones mentales similares, dijo Moffitt.
MARIHUANA NO ES INOFENSIVA Moffit dijo que la disminución en el CI no podía ser explicada por el uso del alcohol u otras drogas o por tener menos educación, y Meier afirmó que la variable clave era la edad en que las personas habían comenzado a consumir marihuana.
Meier dijo que el mensaje del estudio era claro: La marihuana no es inofensiva, en particular para adolescentes.
Si bien 8 puntos de CI puede no sonar como mucho en una escala donde 100 es la media, Meier dijo que una disminución del CI de 100 a 92 significaría caer desde el percentil 50 al 29.
Coeficientes intelectuales más altos también se correlacionan con mayores niveles de educación e ingresos, una mejor salud y vida más larga, dijo Meier. Alguien que pierde 8 puntos de CI en la adolescencia puede quedar en desventaja () para el futuro, afirmó.
Robin Murray, profesor de investigación psiquiátrica en el Instituto de Psiquiatría del Kings, quien no participó del estudio, dijo que el trabajo era admirable y los resultados deberían ser tomados muy seriamente.
Claro que es parte del folclore entre la gente joven que algunos consumidores fuertes de cannabis parecerían gradualmente perder sus capacidades y terminan logrando mucho menos de lo que uno había anticipado, dijo en un comunicado.
Este estudio proporciona una explicación de por qué sucedería eso, agregó.
“El estudio viene a confirmar algunas cuestiones que ya se sospechaban y apoya la idea de que el cerebro en maduración, tanto física como emocional, es mucho más susceptible al cannabis que el de una persona adulta”, explica a Materia Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides. “Por eso, desde el punto de vista de la salud pública, aun con las limitaciones que tienen estos estudios, la conclusión más evidente es trabajar para que el inicio en el uso de este tipo de sustancias se alargue los más posible”, afirma. Guzmán puntualiza también que esta vulnerabilidad no se circunscribe al cannabis, sino que se puede aplicar a otras drogas como el alcohol.