ENRIQUE VERA (@kiquevera) Redacción online
Esta es la victoria del planeamiento paciente y la estrategia de unos sobre la carnicería paupérrima de otros. El golpe de la táctica al detalle ante el ojo por ojo a ciegas. En suma, un feroz puntillazo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), brazo antiterrorista de la Dircote, al Servicio de Inteligencia Nacional de Vladimiro Montesinos, que a la postre también marcó su cadalso. En 1990, un grupo de agentes montó la empresa de combatir con sigilo a Sendero Luminoso, desmontar su directiva y llegar con aplomo a la captura del huidizo genocida, Abimael Guzmán Reynoso. Aquí los momentos determinantes en dos años de trabajo policial que culminaron la noche del 12 de setiembre de 1992, veinte años atrás.
A fines de los ochenta, los pasillos de la entonces Dircote, en el centro de Lima, albergaban una disputa que, aunque silenciosa, era punzante y permitía a los tentáculos terroristas esparcirse gravemente por la capital. De un lado, primaba la terquedad del coronel PNP Victoriano Blanco Carrillo, jefe de los denominados Deltas, en combatir la subversión bajo los mismos métodos con que lograba atenuar la delincuencia común. Del otro, estaba el ímpetu de Benedicto Jiménez, mayor recién egresado del curso superior de Inteligencia que, junto al mayor Marco Miyashiro, propugnaba estudiar el pensamiento de los altos mandos de Sendero Luminoso y plantear estrategias en base a la máxima: Para vencer al enemigo primero hay que conocerlo.
LOS CAZAFANTASMAS El tozudo Jiménez fue conminado a renunciar y luego expulsado por Blanco. Cuando quemaba el verano del 90, mientras se despedía del director de la Policía Técnica, general Fernando Roca, el oficial separado recibió la propuesta de encabezar un despacho de investigación terrorista que contemplaba el desarrollo de sus tesis (Inteligencia + Investigación = Captura). Fue el nacimiento del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN). La unidad quedó adscrita a la Dircote y respondía al Comité de Asesoramiento (COA) que dirigía el general Manuel Tumba, ‘Hermanito’, acribillado dos años después por un brazo sedicioso. Con la misma diligencia que Benedicto Jiménez tuvo para reclutar al capitán Félix Castro ‘ForFay’, a los tenientes Joe Sánchez Alva y Jorge Luna Chu ‘Coco’ así como al suboficial Carlos Iglesias ‘Charapa’, sus críticos en la misma Dircote se apuraron a bautizar al naciente núcleo como ‘Los Cazafantasmas’.
El acta de fundación del GEIN que atesoraba ‘Hermanito’ tiene como fecha el 5 de marzo de 1990. “Yo llegué tres días después con otros oficiales especializados en inteligencia electrónica. Conseguíamos información, la contrastábamos y sugeríamos seguimientos a los mandos que se deducían de esas pesquisas”, narró a elcomercio.pe el ahora general Carlos Morán Soto. ‘Operación Isa 90’ fue el primer gran golpe del GEIN y tuvo como objetivo el allanamiento de inmuebles y la captura de los dirigentes senderistas con que Judith Díaz Contreras ‘Isa’ contactaba en Lima. “Ella había sido detenida en el 85 pero salió por falta de pruebas. Se convirtió en el nexo de Sendero en Lima. Recibía llamadas, retransmitía datos, repartía encargos. Vigilarla fue establecer su red de contactos para luego descifrarlos”, señala Morán. Además de ‘Isa’, el GEIN logró en este proceso la captura de Elvia Zanabria Pacheco ‘Juana’, encargada del Departamento de Apoyo Organizativo (DAO), en la llamada ‘Casa Monterrico’ de la urbanización Mariscal Castilla. Ese fue un dardo al corazón de Sendero pues de ahí se recabó información sustancial de la cúpula subversiva y datos precisos para la toma de otros 40 inmuebles terroristas.
PASE DE ‘SOTIL’ Con la detención de ‘Juana’, el GEIN focalizó sus acciones en Deodato Juárez Cruzat, ‘Germán’, quien resaltaba en los documentos hallados por los agentes como titular del Departamento de Propaganda. La lupa puesta sobre ‘German’ llevó a los sabuesos hasta sus constantes reuniones con Luis Alberto Arana Franco, del cual pronto se supo que era director de la academia preuniversitaria César Vallejo y, más aún, el financista de Sendero en Lima. En el marco de la ‘Operación Propaganda’, ejecutada los primeros días de setiembre del 90, Juárez Cruzat cayó junto a 14 secuaces al ser intervenida una casa de Santa Anita. En adelante, el blanco fue Arana o mejor conocido en las oficinas del GEIN como ‘Sotil’ por el impresionante parecido físico con el recordado futbolista Hugo ‘Cholo’ Sotil. Entonces, una estrategia minuciosa y paciente fue puesta en marcha. “Lo seguimos día y noche durante dos años. Era la gallina de los huevos de oro. Sabíamos que los principales mandos de Sendero acudirían a la fuente. ¿Y cuál era la fuente? El dinero. Ese era ‘Sotil’”, recuerda el general Morán.
Diciembre de 1990. La figura se repite de manera infrecuente. ‘Sotil’, bolsa negra en mano, trajina y se mimetiza en los jirones que parten la avenida Argentina o en los paraderos de la Carretera Central. No es más un ciudadano común. En el GEIN, sus ojos hundidos y bigote de dos semanas valen el trabajo pertinaz y trasnochado de casi un año. Está prohibido perderle la pista en rigor castrense. No se come, no se habla, nadie se mueve si ‘Sotil’ cruza el lente de alguna cámara de video asignada para su seguimiento. Es la tercera vez que Angélica Salas Cruz o camarada ‘Paloma’, coordinadora del Comité Central de Sendero, va al encuentro del financista. Recibe el paquete y recalan juntos a la casa signada con el 265 de la calle Buenavista, en Chacarilla del Estanque, del distrito de Surco. La orden fue explícita y no tuvo contemplaciones: Ovise (Observación, Vigilancia y Seguimiento) al inmueble. Pronto se supo de una actividad inusual ahí: el cumpleaños de Abimael Guzmán se había celebrado el 3 de diciembre. Junto con la ‘Casa Buenavista’ se planeó la toma de otras diez viviendas. La captura de Guzmán era inminente, pero hubo delación y se abortó el operativo. Recién la incursión tuvo luz verde el 31 de enero de 1991, cuando el cabecilla ya estaba varios kilómetros fuera. Pero ahí se logró el arresto de ‘Paloma’, de Nelly Evans Risco, ‘La monja’, y el hallazgo de una pieza invaluable: el mítico video ‘Zorba el griego’.
RESPUESTA CON DINAMITA La lucha, en adelante, fue descarnada. Si el GEIN desarticuló el Departamento de Defensa, Socorro Popular, el Grupo Especial de Trabajo o el Grupo Intelectual Popular Subversivos, a partir de la pista de ‘Sotil’, Sendero respondió con el asesinato de María Elena Moyano y el estallido de Canal 2. Benedicto Jiménez ordenó el 22 de junio de 1992 la captura de Luis Arana ‘Sotil’. “Estaba rematado, se rindió rapidísimo. Se le ofreció garantías para su vida como testigo clave y declaró que, en efecto, había visto a Guzmán apenas un mes atrás. Detalló que desde un estacionamiento, en Surquillo, partió en un vehículo conducido por una ‘pituca miraflorina’ y en el que también iba el coordinador huancavelicano Zenón Vargas ‘El Zorro’”, remarcó otro ex analista del GEIN que prefirió no se revele su identidad. Fue tras ese encuentro que ‘Sotil’ recibió la orden de alquilar la casa situada en la calle 1 de la urbanización Los Sauces, Surquillo. “Arana dijo que fue a la vivienda pero a punto de tocar la puerta vio bajar a la misma mujer que lo llevó a su encuentro con Guzmán, que se escondió y se fue”. ‘Sotil’ no llegó a rentar el inmueble, lo hizo la ‘pituca miraflorina’: Maritza Garrido Lecca.
En el GEIN todo se caía de maduro. Los agentes calculaban que los cabecillas senderistas no le tuvieron la suficiente confianza a ‘Sotil’ y por eso se envió a la mujer para que alquile lo que sería el nuevo centro de descanso y actividades de Guzmán. Quedaba por confirmarse si ahí estaba el número uno de Sendero Luminoso. Para ello, parte del núcleo dirigido por Benedicto Jiménez se asentó en seis casas de la misma calle. Agentes divididos en parejas vigilaban día y noche los movimientos que allí ocurrían. Quién salía, quién entraba, a qué hora, cuánto demoraba y qué llevaba. Todo debía ser registrado en fotos y videos. Todo desperdicio que de ahí saliera tendría que ser acopiado. Si había que pasar como basureros, heladeros o chatarreros para espiar el panorama en las inmediaciones, debían ser exhibiciones de lujo. Y no menos. Guzmán estaría a unos 50 metros. Y no menos.
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