La entrevista que el presidente concedió el martes fue ciertamente inesperada. Después de todo, en lo que va de su mandato, el señor Humala no se ha caracterizado por salir a comunicar personalmente y con detalle en qué van los planes de su gobierno, ni tampoco por responder con argumentos claros las críticas que se le hacen. Esto último le ha jugado en contra en muchas ocasiones, pues ha dado pie a que se diga, entre otras cosas, que parece que él siente que no tiene que rendir cuentas a los peruanos.

Así, empujado probablemente por las últimas marchas en contra del gobierno y viendo la reciente encuesta que muestra cómo ha caído su aprobación, el señor Humala decidió apostar por la estrategia opuesta a la del avestruz. Y esto hay que saludarlo porque muestra por parte del presidente una actitud de transparencia y de seguridad en sus decisiones.

Una comunicación más directa y detallada que en anteriores oportunidades no fue lo único positivo que vino con la entrevista del señor Humala. Esta también fue útil para dar tranquilidad a la ciudadanía, ya que el presidente hizo un preanuncio de lo que piensa cambiar en materia económica luego del 28 de julio: casi nada. Fue muy enfático al decir que quería “señalar que el Perú seguirá el rumbo del crecimiento económico”. Es una buena noticia que el señor Humala tenga claro que hay que seguir manejando por el camino que nos ha llevado a ser el país que más crece en América Latina y que nos ha permitido reducir la pobreza como nunca antes en nuestra historia.

En la misma línea, es también muy rescatable que haya remarcado la necesidad de una reforma clave para que los frutos del crecimiento sean aprovechados por la enorme mayoría de peruanos. Nos referimos a la importancia de que se mejoren las normas que hoy dificultan que el dinero del canon no sea bien utilizado por los gobiernos regionales para mejorar las condiciones de vida de la población.

Asimismo, fue bueno que el señor Humala saliera a defender su reforma del servicio civil, explicando las ventajas de esta, desmintiendo a sus críticos e invitando a los sindicatos a conversar para mostrarles que no tienen por qué oponerse a ella. De esta forma, el presidente hizo lo que debió hacer hace tiempo: poner el pecho –con una actitud clarificadora y conciliadora– por el que podría ser su legado más importante para el país.

Finalmente, el señor Humala también acertó al levantar un tema que sus críticos usan a menudo para confundir a la opinión pública y exigir el que sería un desafortunado cambio de rumbo. Explicó cómo es falso que el Perú sea un simple exportador de materias primas y cómo hoy nuestra economía se apoya principalmente en los servicios y en el comercio.

Ahora, ¿hubo algo que lamentar en las declaraciones del presidente? Sí: el señor Humala intentó influenciar al Tribunal Constitucional para que no resuelva “temas sensibles” hasta que lleguen los reemplazos de los vocales cuyo mandato ha vencido (la mitad de los cuales sería nombrada por el oficialismo). Refiriéndose concretamente al caso de los bonos de la reforma agraria (en el que el gobierno tiene gran interés), señaló que sería imprudente que se decidiera ahora pues, al haber vencido el mandato de seis vocales, considera que el tribunal ya no cuenta con la legitimidad necesaria para resolverlo.

El presidente no solo parece haber olvidado que su bancada es una de las principales responsables del escandaloso retraso en el nombramiento de los nuevos magistrados. Además, también olvidó un principio llamado “separación de poderes” al que, según la Constitución, debe ajustar sus actos y declaraciones.

El Ejecutivo no tiene ningún derecho a intentar influir en las decisiones de las cortes y, en cambio, debe garantizar que estas adopten sus acuerdos con absoluta independencia y autonomía. Después de todo, un gobernante que presiona la balanza de la justicia para inclinarla hacia su lado no puede presumirse muy democrático.

Ojalá este episodio de amnesia no sea más que eso. Sinceramente, para la próxima oportunidad en la que los tribunales tengan un caso que le preocupa al gobierno, esperamos que el presidente no vuelva a sufrir este tipo de olvidos.