Los treinta mejores discos del 2015 [15-1]
Luego de haber publicado la primera parte de este ranking anual, ahora toca celebrar a los quince discos más destacados del 2015 en la escena internacional. Llama la atención la notable calidad de varios artistas debutantes y la consolidación de bandas que no tienen más de una década de vigencia.
Como mencioné en el post anterior, si algo tienen en común las producciones que seleccioné a continuación, es que desarrollan historias. Más allá del lenguaje sonoro, sea este synthpop, acid folk o rock and roll, son discos de artistas que tienen algo que decir.
Esperemos con ansias lo que se viene en el 2016. Mientras tanto, a subir el volumen.
[15] Mbongwana Star — From Kinshasa (World Circuit)
Gran parte de los artistas africanos son condenados a una grotesca etiqueta: world music. Con una contundente propuesta sonora, los siete integrantes de Mbongwana Star se rehúsan a ser reducidos a dicho término y optan por lo inclasificable, por lo original. En este, su disco debut, el arraigo africano está presente, pero se hace uno con las guitarras. Es psicodelia, pero también es revolución sonora. From Kinshasa es una invaluable joya que que llega desde la capital de la República Democrática del Congo.
► Destacan: “Coco Blues”, “Malukayi”, “Suzanna”.
[14] Kamasi Washington — The Epic (Brainfeeder)
Nina Simone dijo alguna vez que el jazz era un término inventado por la gente blanca para definir la música afroamericana. «El jazz es música clásica negra. Esa es mi música», sentenció. Y en ese paradigma de complejidad y estoicismo se basa el saxofonista Kamasi Washington para crear. No hay prueba más fehaciente de ello que su disco triple, The Epic, donde se desenvuelva de forma magistral entre acordes y progresiones. Su álbum es, pues, una oda a la fantasía sonora. Pero sobre todo a la creatividad.
► Destacan: “Change of the Guard”, “Re Run”, “Miss Understanding”.
[13] Björk — Vulnicura (One Little Indian)
Björk siempre fue una ilusionista del sonido. No deja de sorprender su capacidad para crear paisajes sonoros y desentrañar melodías en cada uno de sus álbumes. Vulnicura mantiene esa impronta y nos remite a lo más profundo de la psiquis de la islandesa, a través del ambient y el vanguardismo electrónico. De una belleza artística que linda con la música académica, las nueve canciones del disco desafían a quien las escuche. Notable.
► Destacan: “Stonemilker”, “Black Lake”, “Atom Dance”.
[12] Beach House — Depression Cherry (Sub Pop)
La dicha de transportarnos a mejores lugares. Esa parece ser la premisa detrás del quinto álbum de estudio de Beach House. ¿El vehículo? Ese dream pop atiborrado de líneas melódicas de guitarra, samples infinitos y una voz multidimensional. Es cierto que esta producción no alcanza la majestuosidad de su anterior placa, Bloom (2012), pero propone una mayor sensibilidad en sus arreglos. Y eso es un gran mérito.
► Destacan: “Levitation”, “Sparks”, “Space Song”.
[11] Sufjan Stevens — Carrie & Lowell (Asthmatic Kitty)
Si tuviéramos que escoger un disco para representar lo que hoy significa el indie folk, sería este. Una obra de once temas que ilustran el subgénero musical de manera fidedigna. Voz, instrumentación precisa y la osadía necesaria hacen de este álbum, el séptimo para el músico estadounidense, uno imprescindible para entender la simbiosis entre lo indie y lo clásico. Porque Stevens es, sobre todo, un narrador de historias revestidas de canciones. Y eso es Carrie & Lowell: una especie de diario, una autobiografía sonora.
► Destacan: “Fourth Of July”, “The Only Thing”, “Should Have Known Better”.
[10] JLin — Dark Energy (Planet Mu)
El footwork, aquel movimiento musical originario de Chicago que involucra una danza enérgica, es reivindicado en este álbum. Cajas de ritmos, sintetizadores y secuenciadores se unen a la fiesta sonora que propone Jerrilynn Patton, alias Jlin. Para su debut de larga duración, apela a patrones rítmicos breves y concisos, así como a una serie de samples penetrantes. Tal como anticipa el título del disco: es energía oscura, pero brillante a la vez.
► Destacan: “Unknown Tongues”, “Mansa Musa”, “Ra”.
[09] Jim O’Rourke — Simple Songs (Drag City)
En 1999, O’Rourke asumió el reto de producir el álbum de Sonic Youth, NYC Ghosts & Flowers, tras el robo de guitarras y efectos que sufrió la banda. El resultado fue la placa menos convencional en la discografía de los neoyorquinos, por decir lo menos. Desde entonces, el músico adoptó lo impredecible como marca registrada, y así lo demuestra en su más reciente disco personal, Simple Songs. Un título que revela una divertida ironía, ya que los ocho temas de la producción plantean un rock complejo, barroco, pero —paradójicamente— sencillo de escuchar.
► Destacan: “Friends With Benefits”, “End of the Road”, “Hotel Blue”.
[08] Julia Holter — Have You in My Wilderness (Domino)
El equilibrio perfecto entre la instrumentación y los arreglos es la constante en este álbum. En su cuarta incursión discográfica, la californiana Julia Holter ha logrado el balance necesario para envolver de música a sus letras, a sus historias. Es el arte convertido en pop; de una majestuosidad sonora que abruma, pero que también nos abraza y consuela. Son diez canciones de naturaleza onírica. El ensueño hecho disco.
► Destacan: “Feel you”, “Silhouette”, “Lucette Stranded on the Island”.
[07] Courtney Barnett — Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit (Mom + Pop Music / Marathon Artists / Milk!)
Una serie de experiencias personales se convirtieron en la fuente de inspiración perfecta para el disco debut de Courtney Barnett. Con una guitarra distorsionada a medida, ella decidió explorar entre sus recuerdos para crear once canciones de magnífica factura. Indie rock en su estado más puro, diríamos a primera escucha. Pero la australiana trasciende cualquier etiqueta gracias a su simplicidad sonora. Minimalismo que se agradece.
► Destacan: “Depreston”, “Pedestrian At Best”, “Small Poppies”.
[06] Oneohtrix Point Never — Garden of Delete (Warp)
Con una estética indefinible, el disco debut del músico Daniel Lopatin (alias Oneohtrix Point Never) plantea un reto tras otro para el oyente. Patrones rítmicos que aparecen volátiles, secuencias que emulan un techno decadente y estructuras sonoras sin un orden aparente se apoderan del estéreo en cada uno de los doce tracks del álbum. Tampoco hay un concepto claro, más allá de la incipiente pista que nos brinda el título Garden of Delete, que evoca el caos natural. Quizás esa sea la definición más apropiada para esta producción experimental que hipnotiza: el sonido del desconcierto. Imprescindible para estos tiempos.
► Destacan: “Sticky Drama”, “Freaky Eyes”, “No Good”.
[05] Tobias Jesso Jr. — Goon (True Panther Sounds)
Baladas desgarradoras y reconfortantes. Una gran contradicción comparable al amor, dirían los que han dominado ese arte. A sus 30 años de edad, Tobias Jesso Jr. se revela como un cantautor sofisticado y evidencia una sensibilidad única que nos hace parte de sus temas. Todos ellos tan desbordantes de la dualidad ya mencionada. Porque en cada segundo de Goon, su disco debut, el canadiense crea un mundo sonoro que nos refugia. Es un espacio de intimidad donde solo están presentes su voz, su piano y nosotros. Magistral.
► Destacan: “How Could You Babe”, “Without You”, “Hollywood”.
[04] Kendrick Lamar — To Pimp a Butterfly (Top Dawg / Interscope)
El tercer disco de Kendrick Lamar ya no le pertenece solo al hip hop, sino a la música universal. Con To Pimp A Butterfly , el músico ha logrado crear un precedente para el género en el que se desenvuelve y para la sonoridad contemporánea. El álbum también es una especie de trinchera, desde donde apunta y dispara a la sociedad que lo acoge. Y logra su cometido con una fenomenal simbiosis entre música y letras. Cada verso es interpretado con firmeza y convicción. Como si fueran balas con destino conocido. Sin embargo, Lamar tiene aún mucho que decirle el mundo; ese que hoy se rinde a sus pies.
► Destacan: “For Free?”, “King Kunta”, “Alright”.
[03] Jamie xx — In Colour (Young Turks)
Es un trabajo de cinco años, y eso se nota. Cuando en el 2009, Jamie xx asumió la producción del disco debut de su banda The xx, iniciaba también el camino de su carrera solista. Empezó a recopilar sonidos aleatorios y samples de canciones que hoy son la estructura de su primera incursión en solitario, In Colour. Es, pues, un álbum que nace del dance, pero que también involucra texturas del dubstep, del minimal e incluso del R&B. Esa coloridad infinita es su soplo de vida.
► Destacan: “Gosh”, “I Know There’s Gonna Be (Good Times)”, “The Rest Is Noise”.
[02] Tame Impala — Currents (Modular / Interscope)
Kevin Parker tenía solo dos opciones: mantener los riffs guitarreros e hipnóticos que gestaron el sonido de Innerspeaker (2010) y Lonerism (2012), o salir de su zona de confort en este nuevo álbum. El australiano eligió lo segundo y apostó por un giro sonoro. Así, Currents se basa en la confluencia de ritmos electrónicos, letras de estética pop y atmósferas sintéticas. Es una sonoridad más plástica la que nos propone en esta tercera producción. Pero vaya que dio resultado: el álbum reafirma a Tame Impala como estandarte de la neopsicodelia. Y a Parker como a un mesías del buen gusto.
► Destacan: “Let It Happen”, “Yes I’m Changing”, “The Less I Know The Better”.
[01] Father John Misty — I Love You, Honeybear (Bella Union / Sub Pop)
Resguardado bajo la faceta de Father John Misty, Josh Tillman canaliza sus más profundas aflicciones. Con mordacidad única, el músico plantea en este álbum el reto de mostrarse sin desparpajo alguno. Es una autocrítica que alberga once canciones, las cuales describen la inseguridad, el desencanto y finalmente la redención. En I Love You, Honeybear, Tillman es dueño de su propia puesta en escena y convierte a la música en una excusa para liberarse. Un disco conmovedor, pero sobre todo sincero. Sin duda alguna, el disco del año.
► Destacan: “Chateau Lobby #4 (In C For TWo Virgins)”, “Strange Encounter”, “Bored in the USA”.
► Conoce los puestos del 30 al 16 de este ranking.