Escribe: María José Fermi
Cada vez es más frecuente encontrar en alguna calle de Lima a grupos de jóvenes saltando muros de concreto, caer al piso después de brincar desde considerables metros de altura y de paso meterse unos cuantos mortales dignos de gimnasta olímpico. Ellos son los traceurs (trazadores’ o ‘los que hacen camino’), exponentes del parkour, disciplina creada a principios de los noventa que consiste en preparar el cuerpo y la mente para desplazarse, valiéndose de saltos, movimientos y acrobacias, de un lugar a otro superando los obstáculos que se presenten. La palabra parkour deriva del francés ‘parcours’ que significa recorrido o trayecto y nace cuando los jóvenes que lo practicaban decían “hay que hacer un recorrido”. Esta disciplina llegó a nuestro país hace unos años por el medio más popular de los últimos tiempos: Internet. Observando videos en la web, algunos jóvenes peruanos descubrieron esta nueva práctica que ya se desperdigaba por el mundo y comenzaron a adoptarla. Así, en Lima y Chimbote ya existen grupos de traceurs que se reúnen constantemente para saltar por donde se pueda, con circuitos en San Juan de Lurigancho, Miraflores, San Miguel y San Borja.
Fuera obstáculos El parkour fue creado por el francés David Belle (nacido en 1973) quien, apasionado por el deporte y las grandes hazañas que le contaban su padre y su abuelo bomberos, buscaba librarse, a través del esfuerzo físico y mental, de los obstáculos y miedos que construyen las sociedades. Reunido con un grupo de amigos, cuando tenía 15 años, comenzó a desarrollar esta nueva disciplina y poco a poco fue definiendo ciertos lineamientos que dieron forma al parkour. Sin embargo, conforme se iba expandiendo esta práctica por el mundo, se vio alimentada por otras disciplinas que la transformaron y la hacen evolucionar para generar nuevas variantes de la misma, conocidas como “el arte del desplazamiento”, el freerunning o el freestyle, que incluyen técnicas de las artes marciales, la gimnasia, los patines, entre otros. “El parkour evoluciona al tomar cosas de otras culturas y alimentarse de ellas”, explica Christian Lenguaje (conocido también como Xtan), del grupo de parkour Dominio Urbano. “Basta con que a uno se le ocurra algo y lo haga. No te puedes parametrar, el parkour te da la libertad para innovar”.
Para la práctica del parkour se necesita de un nivel físico excelente, ya que los saltos y maniobras a realizar le exigen mucho a los músculos, tobillos, muñecas y tendones. Para Christian Lenguaje la clave está en acondicionarse físicamente antes de lanzarse a trepar muros. “Tienes que fortalecer tus piernas y brazos para poder dominar las caídas sin lesionarte”. Para Erick Quispe, de 18 años y miembro también de Dominio Urbano, el calentamiento previo a realizar un recorrido es básico: “Siempre debes calentar, si no estás frito. Además, es importante conocer tus límites, no puedes arriesgarte a hacer una maniobra así nomás, tienes que saber cuándo sí y cuándo no”.
La forma más divertida de practicar parkour es en grupo. Al recorrer una ruta, el primero de la fila es el que traza el camino; sin embargo, los de atrás ponen su firma personal. “En mancha haces que tu creatividad fluya, porque el de adelante hace una maniobra, tú buscas innovar con otra y el siguiente con otra diferente”, detalla Thomas Contreras, de 18 años.
El parkour maneja una filosofía detrás de la práctica, no se trata solo de saltar algunos obstáculos por mero placer. La frase que ellos utilizan es “ser y durar”, máxima que los lleva a superarse a sí mismos (sin ponerse en peligro) y exigirse un nivel cada vez más alto sin competir entre ellos ni fomentar rivalidades. Esto se complementa con el otro enunciado que poseen: “Ser fuerte para ser útil”. Y es que los traceurs buscan aprovechar lo ganado con la práctica para ayudar al resto. “Esta disciplina te hace ver que no hay ningún problema que no puedas superar. La cosa es buscar la forma de sobrepasarlo”, señala Xtan. “Si tienes un muro de concreto al frente, quizás a la primera no lo podrás saltar, pero con perseverancia lo puedes lograr”. El parkour no se trata de un capricho de rebeldes, sino de una forma de expresar creatividad, espontaneidad y volver, hasta cierto punto, a los orígenes de la sociedad. Antes tú decías ‘quiero ir para allá’ e ibas. Ahora los caminos te hacen rodear una montaña y darte mil vueltas antes de llegar al punto al que te diriges. Con el parkour actúas como los primeros hombres”, explica Christian. No obstante, es importante resaltar que, al ser una disciplina que tiene como bastión la libertad, la filosofía del parkour no es la misma para todos, pues es importantísimo el sentido propio que cada uno de sus practicantes le puede dar.
Detrás de las paredes El muro más difícil de vencer es el de los prejuicios de la sociedad. “Nuestro mayor enemigo es el serenazgo”, dice Xtan. “La mayoría de las veces tratan de botarnos del lugar en el que estamos practicando porque dicen que vamos a romper las paredes. ¿Cómo vamos a romper algo de cemento o de fierro con nuestros cuerpos? No tiene sentido”. Si no les dicen que van a romper las estructuras les dicen que van a manchar las paredes (que muy limpias nunca están). Sin embargo, Dominio Urbano lleva siempre una franela para poder pasarla por las barras que van a utilizar y borrar las manchas que puedan aparecer.
No son pocas las personas que cuando los ven haciendo parkour los tildan de vagos o de ‘choros’. “Muchas personas creen que estamos entrenando para robar”, se queja Christian. En estos casos hasta los guardianes y empleados de seguridad de edificios y complejos habitacionales los molestan. “El que estemos trepando paredes y corriendo de un lado para otro los lleva a pensar eso, pero los vecinos de por acá (las Torres de Limatambo) ya nos comprenden”, explica Erick. Y sí que los comprenden. Cuando comenzaron a hacer parkour entre los edificios, muchas personas salían por sus ventanas y empezaban a grabarlos y tomarles fotos. No es para menos, los saltos y acrobacias que hace Dominio Urbano consiguen voltear cabezas por donde vayan. Así, entre admiradores y detractores, el parkour se va abriendo camino en las calles de la ciudad.