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Al finalizar el campeonato, la directiva de Juan Aurich quedó disconforme con el rendimiento del equipo que terminó lejos de los objetivos y, con lo justo, clasificó a la Copa Sudamericana. Sin embargo, el presidente Edwin Oviedo reconocía en Juan Reynoso un profesional trabajador y no tenía dudas de que debía continuar como técnico del club chiclayano hasta cumplir su contrato de dos años y medio.

Cuando se comenzó a planificar la campaña 2011 aparecieron las discrepancias, fundamentalmente en la formación del plantel. Reynoso entregó una larga lista de refuerzos y de futbolistas que debían dejar el equipo. La directiva rápidamente notó un detalle en esa relación. Los jugadores pedidos, en su mayoría, eran de Universitario y tenían contrato vigente con los cremas, mientras que los separados no quedaban libres porque aún tenían pendiente un compromiso con el club norteño.

John Galliquio, Renzo Revoredo y Antonio Gonzales estaban en los planes de Reynoso. Se reunieron con los directivos chiclayanos, pero era complicado resolver sus contratos con Universitario. Lo mismo pasó con Edgar Villamarín y Alianza Lima. El DT solicitó a Piero Alva y a Carlos Galván, como segunda opción de Galliquio, sin mayor suerte. Más allá de los esfuerzos, resultó imposible para Aurich incorporar jugadores con contrato en otros clubes. Aunque es falso que el DT haya sugerido el fichaje de Víctor Píriz Alves –como publicaron algunos medios–, no poder contar con parte de la base del 11 campeón 2009 le generó malestar.

Por otro lado, la directiva también estaba disgustada. Reynoso descartó para el 2011 a varios jugadores con contrato vigente. No solo era el caso de Reimond Manco, por quien el club hizo un esfuerzo económico para adquirir su pase al PSV Eindhoven. También estaban Jesús Álvarez, Víctor Balta, Gary Correa y Renzo Sheput, quien volvió de Colombia. En este caso, los dirigentes solicitaron a Reynoso que por lo menos evaluara al futbolista que no había jugado un minuto por el equipo chiclayano, pero el entrenador se negó.

PREOCUPACIÓN ROJA Ante la posibilidad de quedarse con un plantel corto, los directivos decidieron renovar el contrato de Pedro Ascoy, quien no estaba en los planes del entrenador. Además negociaron con Walter Vílchez, quien tampoco era del gusto del DT e incorporaron algunos futbolistas como Israel Kahn, Josimar Atoche, Mario Velarde, Ignacio Drago y Lalo Uribe. Solo estos dos últimos recibieron el okey de Reynoso. La renovación de Ricardo Ciciliano y Luis Tejada tuvieron también la aprobación del entrenador. Fueron unos de los pocos puntos de acuerdo.

Lo cierto es que todo esto generó diversos cortocircuitos entre la directiva y el comando técnico. Juan Reynoso decidió renunciar hace días por comunicación telefónica desde México, aunque deberá cumplir con pagar la penalidad por romper el contrato unilateralmente. El Año Nuevo traerá novedades en Chiclayo.

TODO UN “CICLÓN” Tres técnicos en dos años En el norte los vientos soplan fuerte y ya se han llevado a varios técnicos. En los últimos dos años han vestido el buzo chiclayano tres técnicos oficiales y dos interinos.

El 2009 empezó con Franco Navarro a la cabeza, quien en octubre renunció por discrepancias con la directiva. Leonardo Rojas estuvo a cargo, hasta que una semana después, Luis Fernando Suárez asumió el puesto. Eran candidatos al título, pero terminaron siendo terceros.

Este año, Suárez hizo una buena copa, pero en agosto tuvo que decir adiós, la directiva le resolvió el contrato por mutuo acuerdo. Daniel Valderrama dirigió interinamente hasta que Reynoso llegó días después.

LOS ANTECEDENTES 2008. Renunciar no es una palabra nueva en el léxico de Reynoso. En los dos clubes peruanos que dirigió, terminó su vínculo antes de que venciera su contrato. En mayo del 2008, tras conquistar el Clausura 2007 con el Bolognesi, renunció y dejó al cuadro tacneño en la décima posición del Apertura con 24 puntos.

2009. Similar situación vivió en la ‘U’. Tras el campeonato nacional del 2009 con los cremas, este año dejó el equipo en junio. ¿La razón? La crisis económica que atravesaba el club. La deuda con los jugadores y trabajadores impidió que Reynoso continuara con su trabajo en Ate. Dos meses después asumió la conducción del Aurich.