(Foto: Archivo El Comercio)
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Manuela Zurita

Los mercados reaccionaron positivamente a la renuncia del presidente de la República, , el miércoles pasado. El dólar bajó levemente y la bolsa subió 0,88%. Fue una señal de aliento del mercado de valores, también compartida por los inversionistas de mediano y largo plazo, que buscan hacerse de activos en el país.

“Se percibe como un destrabe y un momento de menos conflictividad política entre el Ejecutivo y Legislativo”, sostiene Mauricio Olaya, socio principal del área de Fusiones y Adquisiciones del estudio Muñiz, Ramírez, Pérez-Taiman & Olaya Abogados.

En efecto, dicha ráfaga de optimismo va en línea con las perspectivas para las transacciones de este año, que según el Estudio sobre Fusiones y Adquisiciones 2018 de PwC crecerán de manera moderada, tras experimentar en el 2017 la mayor contracción de los últimos ocho años.

“En el 2017 hubo mucho ruido político y algo de desconfianza en la inversión. Este año ha empezado muy bien”, dice Nicolás Oberrath, socio de Consultoría de Negocios de PwC Perú.

Se refiere, por ejemplo, a la adquisición de Quicorp por parte InRetail y a la de Pecsa por Primax.

“Si se cerró en enero, también podría haberse cerrado en diciembre [del 2017]”, señala para ejemplificar el interés “contenido” de las empresas en un contexto local de tensión política al límite con el primer pedido de vacancia de PPK.

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En ese sentido, para los meses que siguen, PwC prevé que los M&A se dinamizarán con dos fines: generar eficiencias y sinergias operativas, y expandir la base de clientes y el ingreso a nuevos mercados.

La consultora prevé asimismo un incremento de la actividad de los fondos de inversión, impulsado por una posición más competitiva de las compañías en el mercado y la búsqueda de sinergias con otras compañías de sus respectivos portafolios.

“En el Perú, hubo diferentes olas de fondos de inversión. Algunos hoy están en fase de desinversión, para devolver el retorno a los inversionistas. Esto también puede impulsar la actividad”, completa Oberrath y pone como ejemplo la desinversión de los fondos Summa y Faro, que vendieron sus posiciones en el Grupo Toulouse a Enfoca, también en el primer mes de este año.

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No obstante, el principal obstáculo que podría frenar la actividad es la falta de ‘targets’. “Es probable que en algunas industrias no haya ningún activo en venta, como en la banca”, detalla Oberrath.

¿DÓNDE ESTÁN LAS OPORTUNIDADES?

Según el informe, los favoritos son la minería (gracias a la reactivación de las inversiones en exploración), educación (colegios particulares) y salud.

En la construcción, podrían acelerarse las operaciones con la salida del país de corporaciones brasileñas, como Odebrecht, y la llegada de empresas de capitales europeos y asiáticos, dice Olaya.

Al respecto, opina que “el destrabe” de la venta de la hidroeléctrica Chaglla de Odebrecht a la estatal china Three Gorges por US$1.400 millones -acordada en agosto pasado- sería una “buena señal” para los inversionistas.

Óscar Trelles, socio del área corporativa, financiamientos, fusiones y adquisiciones del Estudio Echecopar, coincide en apreciar el potencial que existe en este sector, golpeado por la falta de liquidez. “Hay un vacío en el mercado, pero tampoco es tan fácil comenzar de cero”, dice sobre el arribo de nuevos jugadores.

Carlos Niezen, socio fundador de Activas Partners, observa que existe potencial en mercados fragmentados como el comercio (hotelería y restaurantes) y la prestación de servicios a empresas (bufetes de abogados, consultoras, outsourcing, etcétera).

En ese sentido, recomienda explorar el potencial en empresas medianas.

LOS RETOS

De la capacidad de convocatoria del gobierno del flamante presidente Martín Vizcarra y del nivel técnico y político de su gabinete dependerá el clima para las transacciones de M&A, opina César Peñaranda, director ejecutivo del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima.

“La coyuntura lo obliga a ejecutar”, dice.

Desde el terreno legal, los inversionistas esperan que el reglamento de la ley 30737, que reemplaza al decreto de urgencia 003-2017, que procuraba asegurar la continuidad de proyectos de inversión y garantizaba el pago de reparaciones civiles al Estado ante casos de corrupción.

“En la medida que dé claridad, va a ayudar a destrabar las ventas de las constructoras”, señala Trelles.

No menor será la incidencia de la implementación de una ley de fusiones y adquisiciones, como la que debatirá próximamente el Congreso, que, de aprobarse, retrasaría la toma de decisiones este año.

“Eso te mató el año. Correría en automático en seis meses las transacciones. Las transacciones que se prevén para el segundo semestre se cerrarían en el 2019”, sentencia Olaya.

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