Christine Lagarde será la nueva presidenta del BCE. (Foto: AFP)
Christine Lagarde será la nueva presidenta del BCE. (Foto: AFP)
José Larrabure

Hace pocos días, un banco danés se convirtió en el primer banco del mundo en ofrecer a tasas negativas. Aunque parezca contraintuitivo, este tipo de operaciones será cada vez más frecuente, ya que los bancos europeos están dejando un porcentaje importante de los depósitos de clientes como reservas en el a una tasa negativa, representando un altísimo costo de oportunidad. Repasemos qué motivos han generado este fenómeno de tasas extremadamente bajas y su impacto en otros mercados. 

Como consecuencia de la debilidad del crecimiento global y para combatir el temido riesgo de deflación, los principales bancos centrales del mundo desarrollado han optado por una política monetaria superexpansiva. A esta situación habría que sumarle la incertidumbre por la guerra comercial entre EE.UU. y China y el potencial impacto en el crecimiento mundial en los próximos meses. Todavía es difícil conocer la magnitud del daño que este conflicto está ocasionando en la inversión privada y en el sentimiento del consumidor; sin embargo, los bancos centrales del mundo desarrollado están incorporando esta variable al momento de evaluar su política monetaria.   


Puntualmente, las tasas del Tesoro norteamericano han mostrado recientemente niveles muy bajos y una curva de plazos con pendiente negativa característica de períodos que anteceden a una recesión. Sin embargo, salvo la debilidad en el sector manufacturero, otras partes de la economía norteamericana, como el consumo privado y el sector servicios, todavía muestran cierta solidez. La caída en las tasas del Tesoro y la forma invertida de su curva de tasas estaría explicada en buena parte por la gran demanda de bonos norteamericanos por parte de inversionistas europeos y japoneses que ven muy atractivas las tasas en EE.UU. en comparación con las de sus mercados domésticos.  

En la misma línea de buscar mayores rendimientos, inversionistas internacionales se han volcado hacia mercados emergentes, entre ellos el Perú, como una opción. Índices como el EMBI y el EMBI Perú figuran con rentabilidades de doble dígito en el año. Inclusive la curva de bonos soberanos (en soles) ha tenido un comportamiento extraordinario y se ha apretado en más de 140 puntos básicos en el año, lo cual demuestra que los inversionistas están dispuestos a tomar riesgo de tipo de cambio en búsqueda de retornos. Otro ejemplo de este entorno favorable para la deuda emergente lo podemos apreciar en la alta demanda por bonos corporativos, como la reciente emisión internacional del BCP, que sacó un bono de 5 años denominado en dólares a una tasa de 2,718%, la más baja que recuerde para un emisor peruano en el mercado internacional. 

Las tasas de interés a nivel global están relacionadas, así que no solo los consumidores daneses se están beneficiando en este entorno de tasas extremadamente bajas, sino también las empresas y consumidores peruanos también pueden aprovechar esta oportunidad para refinanciar o tomar nueva deuda en condiciones bastante favorables.