Diego Marrero

Los mercados financieros comenzaron el año con fuertes caídas impulsadas principalmente por temores sobre una subida descontrolada de la inflación y ante ello una respuesta agresiva por parte de la Reserva Federal (FED, por sus siglas en inglés) lo cual podría poner en riesgo el crecimiento económico y el mundo podría caer en una recesión. Adicionalmente, otros riesgos surgieron durante el año que generaron más volatilidad: la invasión de Rusia a Ucrania, la escasez de alimentos y energía, tensiones geopolíticas entre China y EE.UU., las políticas de cero COVID implementadas en China, etc. Con todo ello, el escenario base para muchos economistas era un espiral inflacionario difícil de contener y un riesgo muy alto de recesión global.

Hasta setiembre de este año, por el lado de los índices accionarios, el S&P500 acumulaba pérdidas de -25%, mientras que Europa y China rendían -35% y -42%, respectivamente. Por el lado de la renta fija, los índices acumulaban pérdidas de -20%. Con ello los precios de los activos reflejan un escenario exageradamente pesimista. El mercado había sobrerreaccionado midiendo tanto la probabilidad como el impacto de los principales riesgos descritos.

En octubre se dio un punto de inflexión, en donde se combinaron dos factores: 1) los activos, luego de las desvalorizaciones ya estaban muy baratos; 2) algunos de los riesgos se disiparon o perdieron peso, con lo cual se dio el escenario perfecto para un gran rebote. Por el lado del riesgo de inflación, los últimos datos muestran una moderación y con ello se podría esperar que esta ya podría estar llegando a su pico; siendo muy probable que el próximo año veamos niveles más cercanos a 5% o 6%. Por el lado de la política monetaria de la FED, las minutas de las últimas reuniones muestran un tono mucho menos agresivo, justamente como respuesta a una menor inflación esperada; con lo cual se podría pensar que la FED no sube la tasa de interés a más de 5%. Por el lado de riesgo de recesión en Estados Unidos , este se modera por dos factores: 1) la data económica sigue mostrando solidez; 2) al esperarse que la FED sea menos agresiva en la subida de las tasas, esa presión recesiva debería moderarse. Debido a todo lo mencionado, el rebote de octubre y noviembre fue suficiente para recuperar más de la mitad de lo perdido en el resto de los meses del año.

Para lo que resta del año y para el próximo, el desempeño de los mercados financieros va a depender en gran medida de cuánto se vaya a moderar la inflación y, al mismo tiempo, de cuál va a ser el actuar de la FED ante ello. Adicionalmente, otros factores podrían dar un impulso positivo adicional, como el fin del conflicto entre Rusia y Ucrania, la mesura de la tensión entre China y EE.UU., un cambio en la política de cero COVID de China y con ello una apertura de su economía, entre otros.

Diego Marrero es gerente de inversiones de AFP Habitat Perú.