"Creemos que debe ser un Gabinete que combine lo técnico con lo político", dijo Jorge del Castillo tras participar de la reunión con PPK. (Foto: Archivo El Comercio)
"Creemos que debe ser un Gabinete que combine lo técnico con lo político", dijo Jorge del Castillo tras participar de la reunión con PPK. (Foto: Archivo El Comercio)
Pedro Tenorio

Pedro Pablo Kuczynski dejó en offside a quienes pensaron que con la cuestión de confianza presentada por Fernando Zavala ante el Congreso (y su posterior negativa) se iniciaba una nueva etapa en su relación con el fujimorismo. “Adiós, prepotencia: le vuelven a negar la confianza a otro Gabinete y entonces PPK podrá cerrarlo y convocar a elecciones. Los fujimoristas no se atreverán”, creyeron muchos. Sin embargo, 48 horas después la composición del flamante Gabinete liderado por Mercedes Aráoz lanzaba un mensaje de pax política a Fuerza Popular y demás opositores.

Ante ello, vale la pena preguntarse qué tan cierto es que PPK haya inclinado la cerviz. Desde mi punto de vista, pese a su evidente debilidad política, carencia de reflejos y poca disposición a advertir sus errores y enmendarlos, Kuczynski cuenta con dos poderosas armas capaces de repeler a la oposición fujimorista que, como se vio en los últimos días, intenta ponerle una zancadilla tras otra.

Porque más allá del Gabinete Aráoz, sobre el que diversas fuerzas políticas ya adelantaron que otorgarán el voto de investidura, lo cierto es que la oposición quemó una de las dos posibilidades que tenía para censurar o negar la confianza a un primer ministro sin arriesgar el cierre del Parlamento. PPK cuenta, así, con un arma que antes no tenía, aunque obtenerla precipitó la caída de Zavala. ¿Podrán los seguidores de Keiko Fujimori censurar ministros como lo venían intentando? No sabemos hasta dónde está dispuesto a llegar PPK, pero que cuenta con un ‘misil’ para contener a los beligerantes, no hay duda. Fuerza Popular tiene peso en las encuestas, sí, pero afronta dilemas internos (¿Keiko? ¿Alberto? ¿Militantes o polémicos invitados?) que podrían desestabilizarlo en una nueva elección al Congreso.

Otro elemento de negociación política sería un indulto a Alberto Fujimori. Marisol Pérez Tello –quien era opuesta a ello– dejó Justicia e ingresó Enrique Mendoza, un ex presidente de la Corte Suprema que podría perfectamente tramitar y justificar, llegado el momento, esta gracia presidencial. Sabemos que dicha posibilidad incomoda a Keiko, da alas a Kenji y pondría de vuelta y media a Fuerza Popular y sus invitados en la bancada (donde son mayoría). Suena cínico, pero es otro ‘misil’ que PPK podría blandir en el momento preciso. Con sus idas y vueltas a la clínica, Alberto Fujimori también puso lo suyo para sensibilizar a parte de la opinión pública hoy favorable a un “indulto humanitario”.

Pronto sabremos qué pretende PPK: liderar un gobierno capaz –¡aún!– de emprender reformas significativas o si solo se conformará con culminar su mandato.“PPK cuenta con dos poderosas armas capaces de repeler a la oposición fujimorista”.