(Foto: El Comercio)
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Editorial El Comercio

El Gabinete se presenta hoy en el y todo hace pensar que obtendrá la confianza de la representación nacional sin mayores problemas. Después del trauma político que ha sufrido el país con la tensión que llevó a la renuncia del presidente , ningún partido u organización quiere aparecer ante la ciudadanía como un continuador de la confrontación sin cuartel que hemos vivido en los últimos meses y, en buena cuenta, casi desde el inicio de este gobierno.

Conseguir la confianza del Legislativo, sin embargo, es solo el primer paso de la larga marcha que esta nueva administración del Ejecutivo tendría que emprender si pretende hacer de su paso por el poder algo más que el manejo de los incordios del día a día hasta entregar la posta en el 2021. El tiempo en el que las riendas del país estarán en sus manos es bastante más largo que el que correspondería a un gobierno de transición y algunas mínimas reformas en sectores de la economía y de la provisión de servicios a la población se esperan. Y, felizmente, tanto el presidente Vizcarra como su primer ministro, César Villanueva, parecen haberlo entendido así.

Para que semejante oportunidad exista, no obstante, el acuerdo con la fuerza mayoritaria del Parlamento es indispensable. Pero decirlo es más fácil que lograrlo. Dos intentos en ese sentido se produjeron mientras Pedro Pablo Kuczynski estaba en Palacio y ambos se frustraron por torpezas de un lado y del otro, así como por la mala sangre que había quedado entre los antiguos contendores del proceso electoral del 2016.

Ahora, en este nuevo escenario, la posibilidad de una tercera reunión parece haber surgido y es primordial no echarla a perder, porque difícilmente habrá otra. Y sin embargo, ya se escuchan voces, sobre todo desde el lado del oficialismo, que amenazan con arruinar la frágil armonía que se respira en estos días.

Al anuncio un tanto especulativo de una cita entre el presidente Vizcarra y que lanzó en su momento el congresista de Fuerza Popular (FP) y luego alentó discretamente el presidente del Legislativo, (también fujimorista), dos integrantes de la bancada de Peruanos por el Kambio (PPK) reaccionaron con insólita aspereza.

Por un lado, , vocero del referido grupo parlamentario, expresó: “Ahora pareciera que [desde FP] están intentando cambiar un poco de actitud y tratar de tener una posición más conciliadora, pero creo que todo el Perú sabe perfectamente cómo funciona el fujimorismo y estas actitudes no dudo que tengan una dosis de oportunismo”. Y también: “Yo primero, como vocero, tengo que lamentar enterarme de esta noticia de la reunión del presidente Vizcarra con la señora Keiko Fujimori a través de los medios [...]. Nosotros como bancada desconocíamos de esta reunión, pero en todo caso vamos a pedir que se nos informe, más que el sentido de la reunión, el motivo, los temas que se van a abordar en esta reunión”.

Y por otro, proclamó: “Keiko Fujimori está sindicada como la responsable de la crisis política que hemos atravesado, entonces esto, más que una reunión en la cumbre, es una muestra de oportunismo político”. Y sostuvo, asimismo, que la lideresa naranja buscaría la reunión con Vizcarra por una “cuestión de supervivencia” luego de que su aprobación cayera en las últimas encuestas.

Declaraciones, en fin, en las que daría la impresión de producirse una mezcla de celos (por el interés de la nueva administración) con nostalgia por los tiempos de la guerra sin tregua con el fujimorismo… Pero que resultan absolutamente contraproducentes e injustificables en este nuevo contexto.

Voluntad de obtener a través de este tipo de gestos una ganancia política siempre va a haber de parte de los principales actores que se desenvuelven en ese medio (incluyendo a los propios congresistas mencionados). Eso, no obstante, no puede llevar a ninguno de ellos a tratar de arruinar esta tercera oportunidad de llegar a acuerdos entre el gobierno y la principal fuerza de oposición, porque, como sugiere la tradición popular, sería la vencida.