Imprimir US$8 mllns falsos cuesta S/.23 mil en el mercado negro
Imprimir US$8 mllns falsos cuesta S/.23 mil en el mercado negro
Redacción EC

ANA BRICEÑO

Desde el 2009, el Perú ostenta un título que avergüenza: es el primer productor mundial de dólares falsos, según el Servicio Secreto de Estados Unidos, y aún está lejos de ser desplazado por otro país.

El modo de operar de los falsificadores de esta moneda se asemeja al de los traficantes de droga: tienen una cadena de producción y pagan a ‘burriers’ para que lleven el dinero fraguado a otros países, sobre todo a Estados Unidos, Argentina, Ecuador y Venezuela.

La diferencia entre ambos delitos es la facilidad con que las mafias de falsificadores burlan la seguridad del aeropuerto internacional Jorge Chávez.

“Envuelven los billetes en papel carbón o de aluminio y los acondicionan en maletas de viaje o artesanías para sacarlos al exterior. Los rayos X no siempre son contundentes a la hora de detectar que hay billetes adulterados bien camuflados”, asegura Walter Escalante, jefe de la División de Estafas de la Dirección de Investigación Criminal.

Y no solo eso, pues –agrega– elaborar los billetes falsos es más barato que traficar cocaína. De acuerdo con diversas fuentes, al confeccionar US$100 mil falsificados se logra una ganancia de US$15 mil auténticos en Estados Unidos.

El coronel explica que el proceso empieza con el diseño del billete y finaliza con su comercialización en el extranjero. También resalta que cada fase está a cargo de un grupo de personas que no necesariamente pertenece a la misma organización. “No les sale a cuenta tener todo a su cargo, también lo hacen para cuidarse de las detenciones. Antes compraban máquinas de impresión, gastaban en los acabados y pagaban a los ‘burriers’, ahora todo está subdividido”, refiere.

Escalante revela que para imprimir US$8 millones, los falsificadores gastan S/.23 mil, fuera de los acabados.

“Compran dos resmas de papel [partidas en 4.000 hojas A3], imprimen billetes de 100 dólares y consiguen los US$8 millones”, explica el policía.

La impresión se realiza de madrugada, en su mayoría en imprentas clandestinas del Centro de Lima. En las formales, contactan a los maquinistas sin que los dueños de las impresoras offset se enteren, añade.

Desde el 2013 hasta el último fin de semana, la Municipalidad de Lima ha clausurado 78 imprentas clandestinas. No especificaron cuántas de ellas falsificaban moneda extranjera.

La última cerrada por el municipio está en el jirón Callao 358, donde el último fin de semana se detuvo a Joel Portilla Quintana, Godofredo Vidal Valladares y Martín Gómez Vilcañaupa en plena elaboración de billetes de US$100. Este último era el encargado de la impresión. Los tres fueron encarcelados. En total, habían logrado imprimir US$1,8 millones.

La Gerencia de Fiscalización y Control del municipio aclaró que la policía debe informarles en qué imprentas se adulteran billetes para que las clausuren. No llevan a cabo acciones de prevención contra la falsificación.
El jefe de la División de Estafas resalta que si antes se tardaban 10 días para imprimir US$8 millones, ahora las máquinas más sofisticadas lo consiguen en cinco días.

Una vez que el falsificador recibe el dinero impreso, la siguiente etapa es la del acabado. “A ese sujeto lo van a contactar los comercializadores de dólares falsos en el extranjero para que les venda los billetes, ya sean impresos, lisos o acabados, que tiene otro precio”.

“Le pueden pedir cien mil dólares, que en su jerga se conoce como ‘un polo’ o ‘un litro’. Lo que le sobra lo tiene en stock hasta que aparezca otro cliente”, añade.

Hay dos sistemas de acabado: enmallado y raspado. “Va a depender del gusto del cliente”, dice mientras demuestra con un billete falso cómo los falsificadores colocan, con una aguja, el hilo de seguridad.

Escalante dice que un ‘burrier’ puede ganar US$5 mil por trasladar US$500 mil falsos a Estados Unidos.

“El dinero se entrega a un solo cliente o a varios que han sido contactados desde el Perú”.

En Venezuela, US$100 mil falsos se cotizan en US$7 mil auténticos. El dinero fraguado viaja hasta allá a través de encomiendas.

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