Sodalicio: Moroni puso su cargo a disposición de la Santa Sede
Sodalicio: Moroni puso su cargo a disposición de la Santa Sede
Sandra Belaunde

Ayer la comisión formada por el para investigar los abusos cometidos en esta sociedad religiosa repudió la conducta de su fundador Luis Fernando Figari y pidió la intervención inmediata de la Santa Sede. Esta es la respuesta de Alessandro Moroni, quien –frente los resultados de la investigación– decidió viajar en las próximas horas a Roma.

—Acaba de publicarse el informe final de la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación convocada por el Sodalicio. ¿Qué opina?
Agradecemos el trabajo de la comisión y lo consideramos importante. De hecho, fue iniciativa de nuestro consejo que se haya formado esa comisión independiente. El informe es valioso, pero refleja un ángulo de la realidad. No se le puede tomar de manera total y absoluta porque puede llevar a juicios generales que son inexactos.

—La comisión recomienda que la Santa Sede disponga que la conducción del Sodalicio esté a cargo de personas ajenas a su actual estructura. ¿Está dispuesto a dejar el cargo de superior general?
Yo pongo mi cargo a total disposición de la Santa Sede para que decida qué es lo mejor. Mi consejo superior y yo acataremos lo que se decida.

—¿Qué pasa si le piden disolver el Sodalicio y empezar de cero?
Empezar de nuevo me parece poco probable. Creo que podrían enviar a un comisario apostólico. Además del informe de la comisión, el diagnóstico debe ser completado con otros informes.

—Ha declarado a Luis Fernando Figari persona no grata para el Sodalicio. En octubre no decía eso. ¿Qué ha cambiado?
Muchas cosas. Por un lado, he recibido más testimonios de primera mano; por otro, la misma actitud de Luis Fernando. No ha dado la cara sobre sus acusaciones.

—¿Usted le ha dicho que tiene testimonios?
Sí. Él niega todo. Se defiende a través de un abogado.

—¿Se refiere a abusos sexuales o físicos y psicológicos?
Puedo decir que son muy graves y la Santa Sede está en conocimiento de ellos.

—Usted ha dicho que el retiro de Figari debe terminar, pero él sigue viviendo en el departamento del Sodalicio en una de las zonas más costosas de Roma. ¿Por qué?
Por pedido expreso de la Santa Sede. Nos ha pedido que esperemos a que termine la investigación.

—¿El Papa conoce el caso?
Sí. Yo hablé con él. Me pidió esperar a que terminen las investigaciones por el caso. Se interesó personalmente. Creo que va a poner todos los medios para que se haga justicia.

—¿Qué espera que le pase a Figari?
Que tenga el espacio de penitencia adecuado para la toma de conciencia de los males que ha hecho.

—¿Qué sería proporcional a sus delitos, a su parecer?
No quiero adelantar un juicio legal. Espero que se tomen las máximas medidas.

—La fiscalía lo ha citado tres veces. ¿Por qué no fue desde la primera vez?
La primera vez yo estuve de viaje; la segunda acudí a ver a la fiscal, pero ella no fue. Ahora he ido.

—¿Qué tipo de información ha proporcionado? ¿Nombres, hechos?
Toda la información que yo tengo. Los únicos nombres que no he podido dar son los de aquellas personas que me han buscado a mí bajo sigilo.  

—¿Los abusos por los que ha declarado son a partir del 2008 o de antes?
Toda la información recibida sobre Figari data de entre 1983 y 1990. Son hechos muy antiguos.

—En los medios se han mencionado varios nombres del Sodalicio como personas que han cometido abusos o los han encubierto.
Hay más de 20 personas dentro de la comunidad que estamos investigando. Se tomarán las medidas respectivas. Algunos de los nombres que han aparecido en la prensa no tienen ningún asidero.

—¿Ha identificado a otro victimario de abusos sexuales, además de Figari?
Después del libro, han aparecido personas que han acusado a otros miembros, también de hechos antiguos. Ahora estamos en pleno proceso de investigación.

—¿Personas que todavía son parte del Sodalicio hoy?
Una sí, pero no está viviendo en comunidad y está en proceso de investigación.

—¿Cuando terminen las investigaciones, esos nombres van a ser públicos? ¿Los va a retirar de la comunidad?
Si es que la medida es el retiro, la tenemos que hacer pública por lo menos a nivel eclesial. No nos vamos a quedar callados.

—¿Desde que es superior general, algún miembro del Sodalicio lo buscó con denuncias para ser investigadas?
Sí. A los pocos meses de asumir el cargo, en el 2013, me remitieron cuatro testimonios. Eran abusos de tipo físico y psicológico. No tenían, según mi evaluación de ese momento, la suficiente consistencia para tomar medidas definitivas contra Luis Fernando. Después aparecieron otros en el 2014 que tenían una connotación sexual más dura. Los agrupé y llevé a la Santa Sede. Esos fueron los que me motivaron a sacar a Luis Fernando del Perú y retirarlo en Roma.

—¿Usted ha sido víctima y victimario de estos abusos?
Sí, a mí me ha pasado y yo los he cometido. Por eso quiero ser yo el primero en pedir perdón, por los errores, excesos físicos y verbales que pueda haber cometido.

—¿Tiene algún recuerdo concreto del que se arrepiente?
Sí. Óscar Osterling me escribió hace un par de días. Me dijo que hice ciertas cosas de las que él fue testigo a principios de los 90. También Vicente López de Romaña, a quien le tengo un gran cariño. Él contó en una entrevista en octubre que una autoridad suya le metió una cachetada. Cuando lo escuché me reconocí y lo recordé. Confieso que sentí pena y vergüenza. Él tuvo la decencia, supongo por el aprecio que me tiene, de no mencionarme en el video. 

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