Mathías Panizo Arana

Era el segundo día del 2018 cuando el bus cayó por el acantilado y dejó una imagen triste y lamentable. El ómnibus de la empresa San Martín yacía con las llantas hacia el aire, con medio centenar de cadáveres siendo empapados por el mar, mientras decenas de brigadistas buscaban signos de vida. Desde entonces, el Serpentín de Pasamayo ha sido ruta prohibida para el transporte de pasajeros.

Rescatistas de la Policía, del Ejército, de la Marina de Guerra y del Cuerpo General de Bomberos realizaron trabajos en conjunto para la  búsqueda y recuperación de las víctimas de la caída del bus en el serpentín de Pasamayo. Foto: Agencia Andina.
Rescatistas de la Policía, del Ejército, de la Marina de Guerra y del Cuerpo General de Bomberos realizaron trabajos en conjunto para la búsqueda y recuperación de las víctimas de la caída del bus en el serpentín de Pasamayo. Foto: Agencia Andina.

Este 25 de diciembre, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) publicó la Resolución Directoral 025-2023-MTC/18, que dispone la medida temporal de restricción de acceso y circulación de vehículos M2 y M3 en la Ruta Nacional PE-1NA, conocida oficialmente como el Serpentín de Pasamayo, pero lleva el nombre común de ‘la Curva del Diablo’.

Esta es la sexta ampliación que presenta el MTC a una medida que se tomó un día después del fatal accidente. El 4 de enero del 2018, en el diario El Peruano se oficializó la “medida temporal de restricción de acceso y circulación de vehículos en la Ruta Nacional PE-1NA”. En el texto -firmado el 3 de enero-, la norma consideró que el flujo de vehículos alcanzaba las 6.000 unidades, “superando la capacidad de diseño de la vía”.

Asimismo, la normativa señaló que “los niveles de accidentabilidad en dicho tramo son superiores a los de otras vías con problemas de saturación, como por ejemplo la Carretera Central, situación que se ha visto reflejada en los hechos luctuosos acaecidos en el kilómetro 18 del ‘Serpentín de Pasamayo’ el pasado 2 de enero de 2018″.

Fue así que se restringió temporalmente el acceso y circulación de las unidades destinadas a la prestación del servicio de transporte de personas, en todas sus modalidades. Las unidades de categoría M2 y M3, destinados a brindar estos servicios, fueron inhabilitadas de utilizar el ‘Serpentín’ -entre los kilómetros 44 y 75 de la Carretera Panamericana Norte- por un plazo de seis meses. La Resolución dictó el uso de la ‘Variante de Pasamayo’ como la vía obligatoria para estas unidades.

En el 2022 se publicó la quinta extensión de esta medida, la cual caduca al término de este mes. En tal sentido, la Resolución Directoral 025-2023-MTC/18 extiende la prohibición desde el 1 de enero del 2024 hasta el 31 de diciembre del 2025.

Los vehículos inhabilitados

Si bien el riesgo del Serpentín ha demostrado ser para todo conductor que atraviese esta parte de la carretera, la medida está concentrada en dos tipos de vehículos: los M2 y M3. En general, los que corresponden a la categoría M son aquellos con cuatro ruedas como mínimo, diseñados para el transporte de personas. Es decir, desde carros y camionetas particulares hasta ómnibus interprovinciales.

De manera específica, la norma determina a los M2 y M3. Los M2 pueden tener más de nueve asientos y cuentan con un Peso Bruto Vehicular -suma del peso de su estructura y la carga máxima- de hasta cinco toneladas. Los M3 también superan los nueve asientos, pero su Peso Bruto Vehicular es mayor a las cinco toneladas.

Exigen respuestas concretas

En conversación con El Comercio, el director del Consejo Nacional de Transporte Terrestre, Martín Ojeda, criticó a las autoridades por no formular acciones concretas sobre la vía del Serpentín de Pasamayo. Recordó -además- que esta situación inició tras el accidente ocurrido en enero del 2018. “Es lamentable que hayan pasado cinco años y ni el Estado ni la concesionaria hayan hecho nada. Eso demuestra la negligencia de las autoridades”, sostuvo Ojeda.

Ojeda señaló que la variante de Pasamayo -por donde están obligados a transitar al no estar permitido utilizar el Serpentín- también es una zona de alto riesgo. “Tiene la zona de mayor neblina, donde también se han registrado accidentes”, mencionó. Respecto a la elevación de la pista de la variante -que genera un mayor consumo de combustible que al transitar por la vía de Pasamayo- Ojeda comentó que “si hay una respuesta de seguridad vial, no importa el costo [adicional]”.

Sin embargo, el director del Consejo exhortó a las autoridades a tomar decisiones concretas. “Lo que pedimos es que sea dé una solución. No entendemos esas extensiones [de las restricciones] sin ninguna respuesta técnica. Esa incertidumbre demuestra la incapacidad técnica del Estado”, cuestionó Ojeda. El especialista alertó que el 60% del transporte interprovincial pasa -desde el 2018- por la variante, y antes lo hacía por el Serpentín.

Además, reveló que si bien las medidas son aceptadas por el sector formal, existe un gran descontrol en lo que compete al taxi colectivo. “El transporte informal no debería pasar la garita [de control de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria] de Ancón [ubicado en el kilómetro 42,5 de la Panamericana Norte], pero sí lo hace. En muchos casos ni pagan peaje”, dispuso.



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