"Hambre de poder": la historia detrás del éxito de McDonald's
"Hambre de poder": la historia detrás del éxito de McDonald's
Juan Carlos Fangacio

Dicen que más personas reconocen el logo dorado de McDonald’s que la cruz católica de una iglesia. Así lo demuestra un sondeo hecho a 7.000 encuestados en seis países. Y así lo confirman los niños que apenas ven uno de sus locales rojos y amarillos se desviven en rabietas para conseguir una Cajita Feliz. Esa es la forma que funciona la maquinaria de los nuggets y el Big Mac.

La pregunta parece cósmica, pero es necesaria: ¿qué ha convertido a esta empresa de comida rápida en una de las cadenas más grandes del mundo? Sus orígenes –repletos de mitos y aún desconocidos por muchos– están en la película “Hambre de poder”, dirigida por John Lee Hancock, que se estrena en Lima mañana jueves. El protagonista es Michael Keaton en el papel del vendedor Ray Kroc, un perdedor con ánimos de redención (en algo remite al muy aplaudido rol del actor en “Birdman”) que ve en el pequeño restaurante fundado por los hermanos Richard y Maurice McDonald una oportunidad de inversión y expansión descomunal.

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UNA CARRERA VORAZ
Así, entre ambiciones desbordadas y negociaciones intensas, el filme detalla cómo Kroc pasa de ser un fracasado vendedor de máquinas de milkshake a arrebatarles el negocio a sus más bien torpes fundadores para convertir a McDonald’s en “la nueva iglesia americana”, como él mismo la describe. El resultado, hoy, es el de una cadena que, a través de su infalible sistema de franquicias, ha puesto sobre el planeta más de 36 mil locales, 365 mil empleados y la alucinante venta de 75 hamburguesas por segundo.

Este tipo de 'biopics' tampoco es una novedad: las vidas de los grandes magnates contemporáneos parecen enganchar con un público necesitado de historias de éxito inesperado y superlativo. Ejemplos son las cintas “Red social”, sobre el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, o el par de ficciones que se hicieron en menos de dos años en torno al ya fallecido Steve Jobs, la cabeza de Apple (una muy mala con Ashton Kutcher y otra mucho más lograda con Michael Fassbender).

Por eso también es que al lado de Kroc se retratan los milagrosos ascensos de Fred Turner, el jovencito parrillero que luego lo sucedió como presidente general y llevó a McDonald's a más de 100 países, o de June Martino, la secretaria del magnate que terminó como directora de la corporación.

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EL REINO DE LA CHATARRA
“Hambre de poder”, que se basa en dos biografías de Kroc (la suya propia y otra no autorizada), es también interesante porque apunta a la controversia. Aunque solo se ocupe de su polémica germinación, adelanta la idea de un imperio que en más de medio siglo de existencia no ha podido librarse de cuestionamientos: desde la forma de empleo de sus trabajadores (el diccionario Merriam-Webster ha oficializado el término 'McJob' para definir un “trabajo de escasa paga que requiere poca habilidad y ofrece pocas oportunidades de crecimiento”) hasta la forma en que procesan sus alimentos (que incluye críticas por supuesto maltrato animal y mitos paranoicos sobre el uso de ojos de vaca y carne genéticamente modificada en sus recetas).

Pero probablemente el flanco más atacado de McDonald’s sea su perfil chatarrero, aquel que lo erige como rey por excelencia del 'fast food'. El éxito de su sistema 'speede' –que también se explica en la película– lo ha llevado a crear monstruos como el Big Breakfast con Hotcakes, un desayuno que contiene 1.350 calorías, 65 gramos de grasa, 510 miligramos de colesterol, 25 gramos de grasa saturada, y una muy prometedora obesidad mórbida.

Y aunque McDonald’s ha hecho esfuerzos por impulsar menús más saludables y suele ajustarse a gustos y costumbres locales (como ofrecer sopa en países asiáticos, cerveza en Alemania o hasta opciones kosher para la población judía), sus métodos de atracción del público infantil, mediante juguetes, piscinas de pelotas y el bien conocido payaso Ronald McDonald, siguen marcando una más que cuestionable fórmula de adoctrinamiento alimenticio.

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MÁS QUE UN CUARTO DE LIBRA
Por supuesto, McDonald’s también puede ser objeto de lecturas más bien positivas y plausibles: es el símbolo de la superación y el empuje de una clase media con bajo poder adquisitivo y una vida cada día más agitada (aquella de los que comen parados de tanto ajetreo). Y aunque el  supuesto subempleo pueda ser una de sus debilidades, la empresa se puede jactar de haber tenido entre sus mozos, cocineros y limpiabaños a Sharon Stone, James Franco y Jay Leno cuando todavía eran unos jóvenes que se buscaban unos cuantos dólares. Sus caminos a convertirse en celebridades también se gestaron entre ketchup y frituras.

Como sea, la historia de Kroc se redondea apasionante y esclarecedora (y muy en parte gracias al notable Keaton). Pero no tanto por la moraleja de la persistencia que a ratos quiere vender, sino por su retrato emblemático de la 'american way of life'. En ese mundillo de los desechos y de lo efímero que representa la comida rápida, hubo un hombre que supo trascender y quedarse, así tuviera que arrasar a los demás a dentelladas.

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