Marsalis es el hijo mayor del pianista Ellis Marsalis y hermano de otros tres músicos. A lo largo de su trayectoria, ha ganado tres premios Grammy (Foto: AFP)
Marsalis es el hijo mayor del pianista Ellis Marsalis y hermano de otros tres músicos. A lo largo de su trayectoria, ha ganado tres premios Grammy (Foto: AFP)

Desde sus primeros días en el pequeño pueblo de Breaux Bridge, en la sureña Louisiana, Branford Ellis vibraba con la música en casa. De allí que se volvieran músicos cuatro de los seis hijos de la pareja formada por una madre cantante y un padre pianista –el gran Ellis Marsalis–. A Branford lo tocó el encanto exuberante del saxofón y eventualmente llegaría hasta la Berklee College of Music para afinar una formación que, al parecer, ya tenía mucho de innata.

Así, de a pocos, fue haciéndose su propio espacio. Tocó junto a Miles Davis, Dizzy Gillespie, Herbie Hancock, entre otros, un equivalente a la graduación con honores de cualquier joven figura en la escena del jazz contemporáneo. Hasta que en los años 80 formó su cuarteto –The Branford Marsalis Quartet– y desde entonces lo ha consolidado a punta de intensidad. Ahora, un día nos separa de la presentación de la agrupación en el auditorio del colegio Santa Úrsula. Impresionante oportunidad para confirmar de cerca su talento.

Y aunque es un ejecutante virtuoso, Marsalis no se cree ese viejo y cuestionable adagio que señala que el jazz no es de compositores, sino de intérpretes. "Creo que Duke Ellington, Fats Waller, Jelly Roll Morton, Wayne Shorter y Charles Mingus discreparían con eso", responde a El Comercio con ironía y citando a parte indudable de su olimpo personal.

Marsalis continúa arremetiendo contra los prejuicios y los hechos que se suelen dar por sentados. Consultado sobre si considera que el jazz es aún un género mayoritariamente afroamericano, se apresura en descartarlo. "No lo creo. Yo toco música clásica también y no soy un hombre blanco y europeo. Y, sin embargo, sí entiendo y acepto que su base provenga de las tradiciones de Europa. Lo que no siento es la necesidad de africanizarlo ni tampoco huir de ello", asegura.

DE LO URBANO A LO CLÁSICO
​El prestigio de Marsalis también se fue consolidando con los años gracias a una serie de colaboraciones. Por ejemplo, su aparición en la película "School Daze" (1988) de Spike Lee, donde actuó y colaboró con la banda sonora. O aquella con Sting, a quien se unió cuando este dejó The Police y emprendió camino por su cuenta. Marsalis apareció en el primer disco solista del músico británico, "The Dream of the Blue Turtles" (1985) y de allí se convirtió en su aliado regular. Incluso llegó a tocar con él y con Phil Collins en el recordado concierto Live Aid del mismo año 85 (el mismo en el que Queen ofreció una presentación memorable, recientemente recreada por la película que rinde homenaje a Freddie Mercury).

Branford Marsalis (Foto: AFP)
Branford Marsalis (Foto: AFP)

En adelante, Marsalis tampoco le ha rehuido a la experimentación. En los años 90 comenzó a liderar la agrupación Buckshot LeFonque, en la que mezclaba el jazz con ritmos más urbanos, como el hip hop tan en boga hoy por hoy. "La improvisación es parte del jazz, pero no es exclusivamente del género. Cuando trabajaba Buckshot LeFonque usábamos muchos elementos de jazz, pero nadie en el grupo, ni siquiera el rapero o el DJ, pensábamos que lo que hacíamos era jazz", admite.

Y es a partir del cambio de siglo, en especial desde la publicación de su disco "Creation" (2001), que su inquietud comienza a inclinarse hacia las composiciones clásicas. Desde entonces, son habituales sus presentaciones con orquestas sinfónicas y sus repertorios de Debussy, Mahler, Ibert, Vaughan Williams, Villa-Lobos, entre otros.

De allí que exprese su desconfianza con algunos de los nuevos medios de difusión musical al estilo de Spotify, iTunes o incluso You Tube. "Como músico de jazz, esos temas no suelen importarme demasiado, pues nunca hemos obtenido grandes cantidades de dinero por las ventas. No nos afecta. Pero sí es cierto que el 'streaming' parece ser usado para escuchar canciones sueltas en vez de álbumes completos. Y en ese sentido sí es lamentable", afirma.

Retroceso que demanda cierta necesidad por reencontrarse con la música como una totalidad, y que solo conciertos como el de mañana pueden subsanar. Conviene abrirse a esa experiencia.

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: auditorio del colegio Santa Úrsula.
Dirección: Santo Toribio 143, San Isidro.
Fecha: mañana martes 27 de noviembre, 8 p.m.
Entradas: Teleticket.

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