Debate: ¿Se debe reducir el IGV de 18% a 15%?
Debate: ¿Se debe reducir el IGV de 18% a 15%?

A FAVOR

Una reducción interesante

- Javier Zúñiga Quevedo -

Ex decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Lima

El en el Perú es de 18%, igual que en República Dominicana. Si lo comparamos con otros países de América Latina, los que están por encima de nuestra cifra son Uruguay (22%), Argentina (21%), Chile (19%). En cambio, por debajo tenemos a Brasil (17%), México y Colombia (16%), Honduras y Paraguay (15%), Ecuador, Venezuela y Guatemala (12%), Bolivia (13%), Puerto Rico (11,5%), Paraguay (10%) y Panamá (7%).

En nuestro caso, la última reducción del IGV fue de 19% a 18% en marzo del 2011, durante el segundo gobierno de , cuando era ministro de Economía y Finanzas el ingeniero Ismael Benavides. En ese año había ingresos adicionales por el gran crecimiento de la economía, que alcanzaba el 8,78%. Por eso, los menores ingresos por la reducción del IGV tuvieron un efecto neutro en la caja fiscal.

El candidato presidencial ha propuesto una medida que nadie se ha atrevido. De salir elegido, reduciría de manera paulatina el IGV de 18% a 15% durante sus cinco años de gobierno.

Evidentemente, una reducción porcentual del IGV debe realizarse de manera gradual, tal vez un punto por año, evaluando la afectación a la caja fiscal. Además, se debe tomar en cuenta que en diciembre del 2014 el IGV era el impuesto más importante recaudado (52% de los impuestos tributarios). 

Según el Banco Central de Reserva (BCR), el IGV era el 8,2% del producto bruto interno (PBI) en el 2010 y pasó a ser el 8,7% en el 2014. Por ello, si se aplica esta medida, lo más recomendable es hacerlo cuando se inicia un gobierno y con la esperanza de que en el 2016 se haya reducido en gran parte el proceso de la desaceleración económica.

La razón por la que se debería esperar un nuevo presidente es que, en las actuales circunstancias, nos encontramos frente a un escenario internacional conservador en el que no sería conveniente aplicar una reducción del IGV. 

Ahora bien, toda medida de disminución de un tributo no necesariamente puede convertirse en una menor recaudación como algunos alegan. Al contrario, podría contribuir a aumentar los volúmenes de las transacciones. Por eso, creo que la propuesta de PPK lograría atraer a los inversionistas y se concretaría su viabilidad como sucede en los países desarrollados en donde incluso el IGV llega al 12%. 

Además, entre las ventajas de la mencionada reducción podrían citarse las siguientes: generaría una favorable expectativa económica que permitiría estimular el crecimiento con un positivo mensaje a los inversionistas privados, locales y extranjeros. Las empresas determinarían sus precios agregando el IGV y en la mayoría de casos bajarían los precios de los productos y servicios, reduciendo la inflación y dinamizando el consumo. 

Asimismo, disminuiría el contrabando y permitiría que el sector informal empiece a reducirse. De esta manera, se iniciaría la desaparición de esa gran cantidad de deshonestos que se dedican al mercado de compra y venta de facturas. 

EN CONTRA

No hay lonche gratis

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Economista

Yo quisiera que el se baje a cero, no solo que se rebaje 3 puntos. También que me dejen de cobrar el cargado todos los meses a mi boleta de sueldo, eliminen el Impuesto Predial que pago por mi casa y, de pasadita, quiten el impuesto a los carros. Yo quisiera no tener que darle ni un sol al Estado de lo que gano con mi trabajo.

El problema es que de algún cuero deben salir las correas. Como dice la frase que popularizó , “no hay lonche gratis”. 

Necesitamos seguridad ciudadana con policías bien pagados, entrenados y equipados, un sistema de salud para todos que realmente asegure educación pública de calidad, cuidado del medio ambiente y calles que no estén llenas de huecos ni atoradas por el tráfico. 

Es lindo soñar que todo eso puede hacerse con menos impuestos. Pero no se puede. Todos estos servicios públicos cuestan y la rebaja propuesta por le quitaría al Estado cerca de 10.000 millones de soles anuales: un montonazo de plata. ¿Con menos cuero quiere hacer más correas? Imposible.

Los datos además indican que los niveles de gasto público y de gasto social en el Perú están debajo de los promedios internacionales. Tenemos como ejemplo el sector educación, donde, pese a que nuestra Constitución dice que debiera recibir 6% del producto bruto interno (PBI), apenas llegamos a poco más de la mitad de esa cifra.

La pregunta es, entonces, si PPK ofrece rebajar el IGV, ¿qué va a recortar? ¿El gasto en educación, en salud o en agua? ¿En policías o en carreteras? Salvo que quiera decirnos que sí hay lonche gratis.

Otro lindo sueño es asegurar que si se rebajan las tasas impositivas se cobrará más. No hay un solo estudio econométrico en el Perú que sugiera que rebajando tasas se recauda más: ni uno. 

No es verdad tampoco que esto suceda en Estados Unidos, donde tres décadas atrás Ronald Reagan lo intentó haciéndole caso a un economista llamado Arthur Laffer y generó un déficit fiscal monstruoso. La dura realidad es que si reduces tasas, como es lógico, recaudas menos: 15% es menos que 18%. Dura lex sed lex.

Así pensaba PPK cuando fue ministro de Alejandro Toledo, quien llegó al poder en el 2001 con un plan de gobierno que prometía rebajar el IGV de 18% a 16%. En esa campaña PPK respaldó la propuesta, pero luego cuando fue ministro no redujo el IGV ni en medio por ciento y, más bien, luego de ser jefe del gabinete, dejó el IGV en 19%, 1 punto más.

La política tributaria, para ser más justa, debe orientarse más a impuestos directos que a impuestos indirectos (como el IGV), y la elusión y la evasión deben controlarse. El gasto público debe ser más eficiente y mejor orientado, lo que requiere reformar el Estado. 

Hay que facilitar y promover la formalización con la reducción de la carga burocrática, y con el apoyo crediticio y técnico a los microempresarios y pequeños empresarios. Pero hay una ley de hierro de la economía: las cosas cuestan. Dejar de lado eso es pintar pajaritos en el aire.