Debate: ¿Debería el siguiente gobierno legalizar el aborto?
Debate: ¿Debería el siguiente gobierno legalizar el aborto?

A FAVOR

Un asunto de justicia social

- Liz Meléndez -

Directora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán

La maternidad debe ser una decisión libre, no ejercida por obligación. Es decir, no se debe forzar a las mujeres a continuar con un embarazo no deseado. La penalización del aborto limita la autonomía reproductiva, convierte al Estado en cómplice de la discriminación y un opositor del derecho a la salud de las mujeres. 

Que esta práctica esté penalizada no significa que no exista. Se calcula que existen más de 17.600 abortos clandestinos al año, según un estudio del CMP Flora Tristán. El problema está en que la penalización orilla a las mujeres a la clandestinidad, además de arriesgar su vida y salud. 

Las desigualdades múltiples operan también a este nivel. Aunque la penalización afecta a todas las mujeres, impacta de forma diferenciada en las de menos recursos económicos, informativos y de movilidad social. Son las pobres o jóvenes quienes terminan a merced de personas inescrupulosas que lucran con la desesperación. 

Según el Ministerio de Salud, el aborto es una de las principales causas de muerte materna en adolescentes: representa un 29%. Otro dato que debe llamar nuestra atención y la de las autoridades es que el suicidio es una de las principales causas indirectas de muerte materna en esta misma población (56%).

Por lo tanto, con la criminalización del aborto, el Estado afianza las desigualdades. Por ello, debe garantizar la existencia de servicios legales para la interrupción voluntaria del embarazo no deseado, como una medida de justicia social, equidad y salud pública.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos, a través de la sentencia Artavia Murillo vs. Costa Rica, estableció que en caso de conflicto de derechos se debe establecer una ponderación de los mismos. No se puede, tras el argumento de la defensa de la vida, dar protección absoluta al embrión anulando los derechos fundamentales de la madre.

Si bien el Estado Peruano constitucionalmente defiende la vida desde la concepción, no puede hacerse una interpretación restrictiva y biológica de esta disposición. Se deben considerar las consecuencias que tiene esto sobre la vida y salud de las personas, en este caso, las mujeres gestantes. Y es que la defensa de la vida se relaciona con la defensa de otros derechos como la dignidad, la libertad y la salud. 

Al mantener criminalizado el aborto, se contraviene la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw) y la Convención para Prevenir, Erradicar y Sancionar la Violencia contra las Mujeres (Belén do Para), dado que la negación del derecho a decidir es discriminación y la maternidad forzada es un acto de violencia, de la cual no puede ser cómplice el Estado. 

Aunque la penalización en el Perú no tiene consecuencias de cárcel efectiva para las mujeres, sí las expone a procesos judiciales penosos. La criminalización no se orienta a la defensa de “la vida”, sino a castigar a las mujeres por el ejercicio de su autonomía reproductiva. ¿Puede el Estado mantener esta incoherencia?

Finalmente, el Estado debe legislar basándose en el principio de neutralidad, sin que en las decisiones medien criterios confesionales y personales. Las modificaciones legales que se planteen en el ámbito de los derechos reproductivos deberán tener como base el enfoque de derechos y realizarse en el marco de un Estado laico.

EN CONTRA

No al juego de la muerte

- Gerardo Castillo Córdova -

Director del Área Departamental de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Piura

Ayer me hicieron una pregunta acorde con el momento político que estamos viviendo: ¿Debería el siguiente gobierno legalizar el aborto? Inmediatamente surcaron por mi cabeza muchísimas ideas, todas a favor de la vida humana. Pero hoy he decidido no decir más de lo mismo, hoy no repetiré los argumentos científicos y bioéticos que venimos expresando y explicando incansablemente desde siempre todos aquellos peruanos que defendemos la vida.

Hoy no insistiré en que la vida humana empieza con la fecundación y no con la implantación, hoy no insistiré en que con los avances científicos actuales las razones para el aborto terapéutico no se sostienen, hoy no insistiré en que el aborto no soluciona nada y que lo empeora todo, tal como ya se ha demostrado en otros países.

Hoy quiero como médico y como peruano expresar argumentos que mi razón y mi conciencia me dictan. Tengo más de 25 años ejerciendo la medicina y me he encontrado durante este tiempo con todo tipo de situaciones, en una lucha constante entre la vida y la muerte de nuestros pacientes, para con muchísimo esfuerzo y con la ayuda de Dios lograr arrancar muchas vidas de las garras de la muerte. 

En el Perú no estamos para seguirle haciendo el juego a la muerte. Es momento de ser coherentes con nuestro país y con nosotros mismos. Y esta premisa es válida para todos los candidatos que disputan el sillón presidencial. Un buen presidente de nuestro país debe ser coherente y defender sus principios y los principios de muchos peruanos; debe ser valiente, aunque eso le signifique un enfrentamiento directo con las personas que defienden posiciones contrarias. El Estado Peruano constitucionalmente está obligado a defender la vida de los peruanos y no a promover la muerte; por lo tanto, no debe legalizar el aborto. 

Todos los días vemos cómo con un absoluto desprecio de la vida se asesina a muchos de nuestros compatriotas. Ustedes se preguntarán: ¿y eso que tiene que ver con el aborto? Pues tiene que ver y mucho. Sobre todo cuando les vamos inculcando subrepticiamente a nuevas generaciones que se puede matar sin problemas, que el aborto es como el pan del día, que ese ser humano tan pequeñito no vale nada, que vale menos que un perro que cayó al río y que un policía casi perdió la vida por salvarlo, que vale menos que la vida de esos pajaritos de la selva que son enjaulados y maltratados para traficar con ellos. Desde ningún punto de vista debemos continuar con ese empeño de hacerle el juego a la muerte, la sociedad peruana no está para ese tipo de juegos. 

Mi formación médica me obliga a defender la vida humana por encima de cualquier ideología y ese debe ser el principio que rija el buen desempeño de los profesionales de la salud de nuestro país. Debemos decidirnos a no seguir haciendo el juego a la muerte y probemos a defender la vida de manera real y efectiva, enfoquemos todo este tema desde el lado positivo e intentemos de una vez hacer las cosas de manera correcta. 

Está demostrado que el aborto legalizado no va a ninguna parte. Decidámonos a defender la vida y la familia, unámonos todos, incluso los que están a favor del aborto. Intenten y miren la vida de una manera distinta y observemos los resultados que como país tendremos en los próximos años y en las nuevas generaciones. Nuestro Perú nos lo agradecerá.