El desastre de las regiones, por Aldo Mariátegui
El desastre de las regiones, por Aldo Mariátegui
Redacción EC

Darles de golpe tantas atribuciones y tanto dinero –multiplicado por la inesperada expansión del canon minero– a unos entes ha sido equivalente a otorgarle de improviso la mayoría de edad a un niño de 13 años, gracia acompañada además por una tarjeta de crédito con línea casi ilimitada y sin controles.

Muchos advertimos antes y sin éxito que estaba implementando –presionado inmisericordemente por el Apra y “La República”, hay que recordarlo también– de la manera más irresponsable y apresurada posible una reforma estructural clave, cuyo seguro fracaso nos podría costar muchísimo y de la cual no se podría dar fácilmente marcha atrás, pues lo fácil es darle un caramelo a un niño, pero lo difícil es quitárselo. Ahora todo el modelo regional ha tenido que implosionar, a causa de una corrupción descomunal montesinoide, para que por fin se abran los ojos y se inicien tímidas reformas desde el Congreso, desde aquella semántica de dejar de llamarles “presidentes” a los titulares de estas instancias administrativo-territoriales hasta otras electorales, como la prohibición reeleccionista.

Pero lo importante de verdad va a ser establecer controles y balances para que esta situación no se repita, insertando incluso la posibilidad de una intervención administrativa directa y total del Gobierno Central si se repiten estas astracanadas putrefactas, y que no solo el MEF les congele las cuentas.

Dentro de todo, hemos tenido mucha suerte, pues de haberse constituido, como demandaban muchos, las llamadas macrorregiones, hubiéramos podido tener a gigantescos caciques con ínfulas de igualdad frente al presidente de la República. ¡Imagínense a un tipo como comandando una macrorregión sur Arequipa-Puno-Tacna-Moquegua, a encabezando una macrorregión Cajamarca-Piura-Tumbes-Lambayeque o a Hernán Fuentes en una macrorregión Cusco-Puno! Con sujetos así de díscolos gobernando zonas tan extensas, se habría corrido hasta el riesgo de una secesión.

Dicho sea de paso, la ultraizquierdista sutepista Patria Roja (también conocida como MAS o MNI) ya demostró que es un desastre al frente de regiones, ahora con Santos en Cajamarca y antes en Pasco y Huánuco con los ineptos Félix Rivera y Jorge Espinoza.

Y es que el electorado también es muy irreflexivo para votar: en Tumbes, la prensa advirtió hasta el cansancio que Viñas había estado encarcelado por senderismo, e igual fue elegido. Sujetos tan lamentablemente folclóricos y silvestres como Fuentes, Santos o Álvarez jamás debieron llegar al poder. Hasta el discreto presidente regional arequipeño, José Manuel Guillén, no mereció ser reelegido con una gestión tan floja, que se ha limitado a exprimir a su vaca lechera, la minera Cerro Verde.

En fin… ¿O será simplemente que cada pueblo tiene al gobernante que se merece, que para los habitantes de Tumbes o Cajamarca no había nada mejor que elegir que Viñas o Santos?