"Inmoralidad", por Milagros Leiva
"Inmoralidad", por Milagros Leiva
Redacción EC

Regalarle una sanguchera, una cafetera eléctrica o un decodificador HD a peruanos en extrema pobreza sabiendo que nunca lo utilizarán no es un acto de generosidad, es simplemente una burla, una grosería, una inmoralidad. La anciana ayacuchana de 79 años que recibió una sanguchera creyendo que era una cocinita moderna ya ni se enoja. No sabe cómo funciona y el aparato está en su caja, como imagino están guardadas sus esperanzas de salir de la miseria. Vive en Acco. En algunas zonas hay luz, en otras no. ¿Alguien puede explicar para qué rayos le sirve una sanguchera? ¿Eso es llorar con los pobres, Dacia Escalante? ¿Sabrá esta líder nacionalista, humalista, compatriota o como quiera autonombrarse lo que realmente significa ser solidario con la gente que no tiene? Si ponerse en los zapatos de los pobres es regalar racks para televisores que no logran comprar, entonces volvamos a nacer todos, de nuevo. 
 
Tanta es la impunidad de la amiguísima Dacia Escalante, la compatriota engreída de la pareja presidencial, que hace unos días solo renunció a seguir dirigiendo la Onagi por el profundo respeto y lealtad al presidente Ollanta Humala. Lo cual es otra burla por supuesto. No dijo que fueron los contundentes informes de Gabriela Villasís de “Cuarto poder” los que la mandaron a su casa; bueno, sí dijo: es cargamontón. Del último reportaje de Karina Novoa de “Panorama” que termina por sepultarla ha dicho que no es verdad, que sí regalaron frazadas y que la periodista no ha contado que los pobladores al final de la jornada vieron esos artefactos y se los agarraron y el gobernador bien buena gente no se los arranchó, eso dice sin vergüenza en la cara. Novoa miente, Villasís también; para Escalante los periodistas pertenecen a un grupo que tiene un único objetivo: destruir al gobierno. Dacia es la santa que se inmola para defenderlo. Matar al mensajero, trivializar el mensaje, esa es su misión. ¿Ollanta y Nadine? Guardan inexplicable silencio. 
 
¿Respeto es haber convertido a los gobernadores en portátiles presidenciales que previo polo con la O en el pecho vienen a Lima para gritar vítores a Humala? ¿Lealtad es regalar los premios no cobrados a sus colaboradores más cercanos porque toditos los nacionalistas sí están identificados? ¿Esa es la gran transformación? ¿Por qué mejor no guarda penitencia la ex jefa de Onagi? ¿Por qué no recuerda lo que ella misma ha dicho: que su familia fue humilde y en honor de ese origen y porque respeta a los pobres pide perdón en lugar de maltratar a los periodistas que jamás la obligaron a ser inmoral? ¿Por qué mejor no ofrece disculpas y dice que efectivamente haber regalado un cooler para vinos, con copas incluidas, a un campesino que apenas come es en efecto una cachetada a la pobreza? Quedaría mejor.