"Es redundante insistir en la lista de errores que cometió el gobierno, empezando por PPK, que pretendió convencer a la confundida ciudadanía, con plumón y pizarra, de los ahorros que había logrado su gobierno, y que manifestó su firmeza con un agresivo discurso cuando puso la primera piedra del aeropuerto". (Foto: Presidencia)
"Es redundante insistir en la lista de errores que cometió el gobierno, empezando por PPK, que pretendió convencer a la confundida ciudadanía, con plumón y pizarra, de los ahorros que había logrado su gobierno, y que manifestó su firmeza con un agresivo discurso cuando puso la primera piedra del aeropuerto". (Foto: Presidencia)
Fernando Rospigliosi

El presidente (PPK) ha recibido un golpe demoledor con la forzada renuncia de al Ministerio de Transportes. No solo es el primer vicepresidente sino, desde la campaña electoral, uno de sus más estrechos colaboradores, en quien tenía cifradas grandes expectativas para llevar adelante tareas que él ha fijado a su gobierno.

Una de las promesas más creíbles que hizo el candidato PPK en la campaña fue que podría destrabar miles de millones de dólares en inversiones que estaban atascadas por la incompetencia del gobierno de Ollanta Humala y sus funcionarios. Se suponía que un equipo de lujo, de hábiles tecnócratas conocedores de los laberintos burocráticos del Estado, lo haría y rápidamente, dándole un impulso decisivo a la renqueante economía.

Al iniciarse el gobierno se precisó que eran US$18 mil millones trabados en proyectos de inversión.

Martín Vizcarra, el favorito de PPK desde la campaña electoral, fue uno de los principales funcionarios encargados de liberar los proyectos atascados. Y se lanzó a hacerlo, con entusiasmo propio de primerizo.

parecía ideal para ese efecto. Una inversión de varios cientos de millones de dólares, que supuestamente traería progreso y crecimiento al Cusco y, además, agradecimiento y puntos en las encuestas en una región que apoyó a PPK en las elecciones. Aparentemente ganancia neta, por donde se le mirara.

Es redundante insistir en la lista de errores que cometió el gobierno, empezando por PPK, que pretendió convencer a la confundida ciudadanía, con plumón y pizarra, de los ahorros que había logrado su gobierno, y que manifestó su firmeza con un agresivo discurso cuando puso la primera piedra del aeropuerto. Vizcarra lo acompañó en los desaciertos defendiendo a rajatabla la adenda el jueves 18 en el Congreso y tirándola por la borda el domingo 21 en la televisión.

Si tenían razón y creían que lo que habían hecho estaba bien –y sus comunicados y declaraciones posteriores indican que siguen pensando eso– ¿por qué renunció Vizcarra? Puede que su reflexión haya sido que si era censurado por el Congreso, cosa que no era segura, eso lo debilitaría como vicepresidente.

En realidad, desde el punto de vista político, que es lo que cuenta –legalmente no tiene nada que ver una cosa con la otra–, ha quedado igualmente aplanado. Fracasó en su intento de poner en marcha la construcción del aeropuerto, dijo y se desdijo, y no tuvo la firmeza necesaria para defender hasta el final su punto de vista contra las observaciones de la contraloría. Y encima, lo han ensuciado con acusaciones de supuesto favoritismo.

Algunos especulan que su renuncia salva al ministro del Interior que pronto será interpelado, pero eso es más que dudoso. Al contrario, si el Congreso censuraba a Vizcarra era más difícil guillotinar a . Era menos probable que la oposición corte la cabeza, en poco tiempo, a dos ministros.

Pero Vizcarra no ha sido censurado, se ha ido por su propia decisión. O más bien ha sido reprobado por la contraloría, un organismo presuntamente independiente.

Es ocioso referirse a la falta de tino político del presidente y su gobierno. Hay ahora unanimidad, sus partidarios y sus adversarios coinciden plenamente en ese punto. El único que tercamente no parece darse cuenta es el propio presidente.

Los cambios en el Gabinete muestran que PPK y no aprenden de sus errores. Se mueven en un círculo muy estrecho – ya estaba en el Gabinete y en la bancada– y el perfil sigue siendo el mismo, tecnocrático empresarial, cuando lo que requieren urgentemente es operadores políticos. Además, ya abrieron la puerta para que congresistas puedan ser ministros, cosa que PPK había rechazado.

En suma, PPK y su gobierno han sufrido un mazazo devastador con el fracaso de su apuesta por Chinchero y la forzada renuncia y vapuleo al vicepresidente Vizcarra. Y se niegan a rectificar.

Las probables consecuencias: aumentará el ímpetu de la oposición ante un gobierno débil y sin rumbo, se engrosarán las discrepancias y voces disidentes en el oficialismo, se dispararán las ambiciones en la bancada de PPK por alcanzar cargos ministeriales y posiblemente caerá en las encuestas y estará debilitado políticamente para afrontar la reconstrucción de las zonas afectadas por .