"De no ser así, el Perú será caldo de cultivo para irresponsables que mirarán la elección presidencial –y la de un nuevo Congreso– como un carnaval de ofertas imposible de financiar si no es aniquilando la disciplina fiscal".
"De no ser así, el Perú será caldo de cultivo para irresponsables que mirarán la elección presidencial –y la de un nuevo Congreso– como un carnaval de ofertas imposible de financiar si no es aniquilando la disciplina fiscal".
Pedro Tenorio

Así serán recordados los próximos 12 meses: a mediados de abril del 2021 conoceremos con certeza quiénes disputarán la segunda vuelta para elegir un nuevo . Y sabremos qué nos espera en materia económica y social para el próximo quinquenio. En este 2020 se iniciará el duro camino de la recuperación ante las grandes pérdidas que afrontará el país (y nuestros principales socios comerciales) debido al coronavirus. En paralelo, la campaña electoral entrará en su apogeo.

Es más, por lo que vemos en los últimos días esta ya comenzó. Reaparecieron Julio Guzmán y Verónika Mendoza; lo mismo hizo César Acuña –encaramado en el tema de las AFP– y Daniel Urresti, quien hará del Congreso su principal plataforma proselitista. Salvador del Solar aguarda silente pero expectante (no conviene competir en titulares con el presidente Martín Vizcarra, no por ahora y menos si se aspira a ser su ‘sucesor’ político) y en Acción Popular un sector explora la posibilidad de ‘patear’ la elección un año más, tal como informó ayer este Diario.

Aspirantes son muchos; la estrategia, una sola: hacer del populismo su principal arma de combate. ¿Lo dudan? Vean la página web del y hallarán proyectos que pasan por el control de sueldos de funcionarios hasta el de ciertos “precios estratégicos”. Y también están las iniciativas de Guzmán y Mendoza. La lideresa de izquierda apunta a los bancos a quienes, según denuncia, el Gobierno “salva” a través del programa Reactiva Perú (un dinero que irá directo a las empresas que así lo necesiten para preservar empleos). En tanto, el candidato morado ataca la suspensión perfecta de labores, pese a las garantías que evitarán abusos. No deja de ser paradójico que estas pullas vengan de Guzmán, una suerte de ‘desempleado perfecto’ al que no se le conoce trabajo desde el 2016, pero al que casa y comida no le faltan.

Sin embargo, el reto es que no solo el sino principalmente los gremios empresariales pongan su cuota de sacrificio para garantizar la recuperación económica de millones de familias. De no ser así, el Perú será caldo de cultivo para irresponsables que mirarán la elección presidencial –y la de un nuevo Congreso– como un carnaval de ofertas imposible de financiar si no es aniquilando la disciplina fiscal.

La crisis económica será dura. Y ya sabemos en lo que puede derivar –¡recuerden los años 80!– al producirse una elección tan importante como la que nos espera.