Un Acción Popular sin ‘Los Niños’: La lampa busca recuperar algo más que su bancada

Toda la carga histórica del partido ha sido dejada de lado con la aparición dentro de la bancada parlamentaria de un grupo denominado ‘Los Niños’, que se infiltraron en el partido gracias a la inacción del JNE que permitió durante mucho tiempo no legitimar a nuestras autoridades partidarias.

Un partido que quiere sobrevivir a la seria crisis de institucionalidad y gobernabilidad no puede tener entre sus filas a personajes cuestionados que perjudican a la dirigencia y sus militantes; la expulsión de todos ellos es la única solución viable porque no les interesa que Acción Popular continúe en vigencia.

Para rescatar a Acción Popular, tras los daños causados por los llamados ‘Niños’, investigados por la fiscalía, se cumplió el primer paso: la expulsión por la primera sala del tribunal de disciplina del partido. El segundo paso implica comunicar nuestro firme propósito de rechazo a la corrupción.

Finalmente, estamos enfocados en capacitar a la juventud en valores, mostrando que el mal comportamiento es ajeno a Acción Popular. Esta estrategia busca restaurar la integridad del partido y que la ciudadanía perciba a Acción Popular como el partido honorable que nos dejó Belaunde.

Las acusaciones y los indicios de corrupción en el caso de ‘Los Niños’ son graves y no podemos ponernos de costado. La representación parlamentaria de Acción Popular no puede estar en manos de ellos. Por eso renuncié a la bancada, pero jamás a mi partido. 

Tenemos que recuperar la herencia limpia de Belaunde. Acción Popular no es un partido de corruptos. La propuesta belaundista jamás ha estado vinculada a los sectores radicales de la izquierda y mucho menos siguiendo el discurso irresponsable para atentar contra la democracia y sus instituciones

Debemos rescatar la convicción de la militancia en mantener su vigencia con lealtad ideológica, siguiendo la ruta de Belaunde. La expulsión de los seis ‘Niños’ –por su traición al hincarse al gobierno “perulibrista” cuya ideología está en las antípodas de “el Perú como doctrina”– es un primer paso que demuestra que, institucionalmente, está fuera de sospecha de prácticas subalternas. 

Esto inicia un categórico deslinde y señala cómo se debe proceder para adecentar el sistema de partidos; por lo que debe continuar con su profilaxis interna, incidiendo en liberarse de los infiltrados, “caiga quien caiga”.