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  • EN EQUIPO. Junto a Aldo Perales, entrenador de la escuela ecuestre de La Tarumba, trabajan 15 personas, incluyendo un veterinario, un casqueador, cuidadores, los acróbatas y un chalán. Aquí junto al brabante Sunny. (Foto: Ana Lía Orézzoli)
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    EN EQUIPO. Junto a Aldo Perales, entrenador de la escuela ecuestre de La Tarumba, trabajan 15 personas, incluyendo un veterinario, un casqueador, cuidadores, los acróbatas y un chalán. Aquí junto al brabante Sunny. (Foto: Ana Lía Orézzoli)

  • HOGAR TEMPORAL. Durante los meses que dura la temporada, se ha acondicionado un establo para aproximadamente 10 caballos justo al costado de la carpa oficial de La Tarumba en el Centro Comercial Plaza Lima Sur.
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    HOGAR TEMPORAL. Durante los meses que dura la temporada, se ha acondicionado un establo para aproximadamente 10 caballos justo al costado de la carpa oficial de La Tarumba en el Centro Comercial Plaza Lima Sur.

  • LISTOS. Randy Molina y Francis Ormea son acróbatas y entrenadores de la escuela ecuestre de La Tarumba. Arlequín es uno de los caballos más atléticos.
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    LISTOS. Randy Molina y Francis Ormea son acróbatas y entrenadores de la escuela ecuestre de La Tarumba. Arlequín es uno de los caballos más atléticos.

  • ESPECIAL. Fernando Zevallos, director de La Tarumba, para esta nueva temporada está preparando un número llamado Libertad. “Trata de dejar al caballo suelto, sin silla y sin soga, para poder apreciar sus movimientos en estado natural y salvaje. Ellos terminan jugando”, precisa.
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    ESPECIAL. Fernando Zevallos, director de La Tarumba, para esta nueva temporada está preparando un número llamado Libertad. “Trata de dejar al caballo suelto, sin silla y sin soga, para poder apreciar sus movimientos en estado natural y salvaje. Ellos terminan jugando”, precisa.

  • LA PREVIA. Randy Molina y Fernando Zevallos supervisan los últimos detalles para comenzar los entrenamientos en el ruedo que han acondicionado fuera de la carpa, donde los caballos tienden a calentar.
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    LA PREVIA. Randy Molina y Fernando Zevallos supervisan los últimos detalles para comenzar los entrenamientos en el ruedo que han acondicionado fuera de la carpa, donde los caballos tienden a calentar.

  • EN EL RUEDO. Francis Ormea realiza una arriesgada pirueta a velocidad sobre el lomo de Arlequín, un caballo de raza apalusa argentino.
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    EN EL RUEDO. Francis Ormea realiza una arriesgada pirueta a velocidad sobre el lomo de Arlequín, un caballo de raza apalusa argentino.

  • GUARDIÁN. Alvaro Perales hace 15 años trabaja en el arte ecuestre. Se especializó –en Chiclayo, donde nació- en caballos de paso. Sin embargo, hoy es capaz de amansar a cualquier tipo de raza. Él es uno de los cuidadores principales de La Tarumba y mano derecha de Fernando.
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    GUARDIÁN. Alvaro Perales hace 15 años trabaja en el arte ecuestre. Se especializó –en Chiclayo, donde nació- en caballos de paso. Sin embargo, hoy es capaz de amansar a cualquier tipo de raza. Él es uno de los cuidadores principales de La Tarumba y mano derecha de Fernando.

  • ACICALAMIENTO. A Pierrot, uno de los primeros caballos que llegó a La Tarumba, lo deben bañar todos los días ya que su pelaje blanco se ensucia muy fácilmente. Además, sus entrenadores aseguran que le encanta revolcarse en su corral. A los demás –de colores oscuros- se los baña de dos a tres veces por semana. (Foto: Ana Lía Orézzoli)
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    ACICALAMIENTO. A Pierrot, uno de los primeros caballos que llegó a La Tarumba, lo deben bañar todos los días ya que su pelaje blanco se ensucia muy fácilmente. Además, sus entrenadores aseguran que le encanta revolcarse en su corral. A los demás –de colores oscuros- se los baña de dos a tres veces por semana. (Foto: Ana Lía Orézzoli)

  • CONEXIÓN. Desde muy niño, cuando perseguía las compañías de circo, Fernando aprendió muy de cerca el trato entre los acróbatas y los caballos. “Este suele ser muy especial y muy diferente al que tiene cualquier otro jinete. Aquí es una relación a la par. Sin jerarquías”, detalla.
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    CONEXIÓN. Desde muy niño, cuando perseguía las compañías de circo, Fernando aprendió muy de cerca el trato entre los acróbatas y los caballos. “Este suele ser muy especial y muy diferente al que tiene cualquier otro jinete. Aquí es una relación a la par. Sin jerarquías”, detalla.

Brunella Vásquez Mori
Brunella Vásquez Mori

Pierros, Atrevido, Amuleto, Capote y Cirilo son cinco de los 21 caballos que conviven entre acróbatas y payasos bajo la carpa de . Se acerca la temporada circense y los animales, que viven todo el año en un establo en Pachacamac, se mudan algunos meses al ambiente acondicionado para ellos en el Centro Comercial Plaza Lima Sur, en Chorrillos. Allí ensayan sus números con sus cuidadores y jinetes, entrenan y llevan una rutina muy estricta de acicalamiento en la mañana y luego en la tarde, Fernando Zevallos (director de La Tarumba) y Aldo Perales (quien se encarga de amansar y entrenar a los caballos), junto a un equipo de 15 personas (entre ellos, los mismos acróbatas, se encargan de engreírlos y ejercitarlos. 

Zevallos incluyó a dichos equinos en el año 2004, cuando conoció a Hechicero. Este corcel falleció el año pasado, pero tras él fueron llegando más, de razas ideales para las rutinas de circo: pintados argentinos, brabantes, entre otros.

Alrededor de 10 caballos ensayan para Bandurria, el nombre del nuevo espectáculo de La Tarumba. A pocos días de su estreno, el 20 de junio, 'Chebo' Ballumbrosio y los demás músicos repasan las partituras que acompañarán los movimientos de los caballos, dejando siempre lugar -también- a la improvisación: los animales se mueven al compás de su propia libertad. 

Lea la nota completa hoy en la revista Somos.

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