(Ilustración: Raúl Rodríguez / El Comercio)
(Ilustración: Raúl Rodríguez / El Comercio)
Tomás Unger Golsztyn

En las últimas semanas han sido publicados en revistas científicas dos trabajos preocupantes. Hechos por diversos grupos, y relacionados a lugares opuestos del planeta, tratan sobre el mismo tema: el deshielo. Recogidos por la revista “Nature” y las “Actas de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.”, los estudios abordan la reducción de la capa de hielo de la Antártida y .

—PUNTO DE NO RETORNO—
El zócalo de hielo de oriental está sujeto a las fluctuaciones de temperatura de la corriente del golfo. Desde el 2012, el zócalo está perdiendo más de 400.000 millones de toneladas de hielo al año. Esto es cuatro veces más de lo que perdía al inicio de este milenio. Los autores lo atribuyen a la mayor frecuencia del ciclo del calentamiento del mar en la llamada oscilación del Atlántico Norte. 

Eso significa que el aumento de temperatura dura más y llega más al norte. Por ejemplo, el mar Ártico ha perdido su hielo de verano –a pesar de estar parte al norte del círculo polar–, y eso se asocia a un avance en el deshielo en . Los investigadores dicen que la pérdida de hielo ha alcanzado un punto “de no retorno”. Esto quiere decir que –a diferencia de lo que ha ocurrido siempre– la capa de hielo ya no se renueva y todo el zócalo flotante oriental está condenado a desaparecer. 

—EL LADO OESTE—
A diferencia del lado oriental, el occidental es tierra firme, sobre la cual corren varios glaciares. Anteriormente estos solo habían acelerado su avance, pero ahora se están derritiendo. Esto significa que han comenzado a contribuir con agua a los océanos, como el zócalo oriental. Esto es preocupante por la misma razón que lo es en el lado occidental de la Antártida. Los dos –a diferencia de los zócalos flotantes– se encuentran sobre tierra firme y no están expuestos al aumento de la temperatura del mar. Así, si el calentamiento global avanza al paso actual, los hielos permanentes sobre tierra firme serán susceptibles de derretirse. 

—NIVEL DEL MAR—
Los cálculos desarrollados, hechos tanto en el terreno como en las observaciones por satélite y monitoreo de la temperatura del mar, han permitido una proyección bastante precisa. De seguir el aumento de temperatura al ritmo actual, a fines del siglo esta alcanzaría los dos grados por encima de los niveles preindustriales. Eso causaría que los niveles del mar suban más de 60 cm, inundando grandes ciudades costeras. 

Entre los elementos que contribuyen al aumento de los niveles del mar está el efecto directo de la temperatura sobre el volumen. Se estima que por lo menos la mitad del crecimiento actual se debe a la expansión del agua causada por calentamiento. Por otro lado, la Antártida, que hasta ahora había contribuido solo 13,8 mm a la subida del nivel del mar en los últimos 40 años, está acelerando rápidamente su contribución. 

—LA ANTÁRTIDA—
Al lado opuesto a , la Antártida está perdiendo 250 mil millones de toneladas de hielo al año. Eso es más del cuádruple de lo que perdía a finales del siglo pasado. Al igual que Groenlandia, el principal problema estaba en el lado oriental. Ahí, la barrera de hielo de Larsen comenzó a partirse debido a la subida de la temperatura, siendo un gran zócalo flotante, formó un iceberg. Todo el zócalo oriental –por ser flotante– presenta el mismo peligro, y hasta ahora era la principal preocupación de los meteorólogos que siguen el cambio climático. 

Ahora ha surgido un problema más preocupante: el lado occidental, que tiene mucho más hielo que el oriental. Hasta ahora no había preocupación porque la gran masa de hielo de la Antártida occidental descansa sobre roca y terreno firme protegida del calentamiento del mar. Pero ahora se ha comprobado que la masa de hielo de la Antártida occidental se está deslizando al mar, a pesar de no tener contacto con el agua, solamente debido a la mayor temperatura ambiental. Dada la masa de hielo de la costa oeste del continente antártico, esta sería un factor mayor de preocupación por la subida de los mares. 

—UN ITINERARIO INCIERTO—
Hasta ahora, de todas las proyecciones planteadas por expertos se han cumplido las pesimistas, tanto en aumento de temperatura como de insuficiente acción preventiva. Los pronósticos sobre el deshielo se están cumpliendo, pero por lo que acabamos de describir arriba, apuntan a un incremento. Los efectos más directos y localizados en algunos casos superan las predicciones pesimistas. Esto –como siempre– ha sucedido en los países con escasos recursos. Las islas devastadas en el Caribe han sido las más pobres, y en EE.UU. el más golpeado ha sido Puerto Rico. 

En Asia oriental los mayores desastres no han tenido conexión con el clima, pues fueron sísmicos y volcánicos. Pero los incendios forestales en Australia son consecuencia del cambio climático, al igual que el incendio forestal sin precedentes de California. 

A la par con el cumplimiento de pronósticos pesimistas sobre el clima, se están cumpliendo los pronósticos políticos. No hay la menor señal de que el segundo mayor contaminador del mundo, EE.UU., intente cambiar su política. Mientras tanto, China está avanzando mucho en energía limpia, pero sigue quemando más carbón que nunca. En términos generales, todos los países signatarios del Acuerdo de París siguen manifestando sus mejores intenciones, la mayoría de las cuales no pueden cumplir. 

Observando lo que sucede hasta ahora, es difícil ver señales de cambio. El que escribe esta página y la gran mayoría de los que la leen no verán cómo se desarrolla esto. Si los mares suben, aun en el peor escenario, las consecuencias no se observarán hasta fines de siglo. Pero el cambio climático tendrá también otras consecuencias que cada cierto tiempo tratamos de comentar aquí, información que hasta ahora –desgraciadamente– no es optimista.

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