Ximena Sariñana: "El dolor también es parte del sentir"
Ximena Sariñana: "El dolor también es parte del sentir"

Para muchos peruanos Ximena Sariñana es esa niña que a mediados de los 90 interpretó a la odiosa Mariela en la muy popular “Luz Clarita”. Fieles consumidores de los culebrones mexicanos, da la impresión de que aún no superamos esa historia de ternura y orfandad (con final feliz) que hace dos décadas acaparó nuestras pantallas. Por ello mismo, seguimos recordando el rostro de Ximena. 

De aquel personaje han pasado ya dos décadas y, por lo tanto, no caería mal agregar algunos detalles no menos importantes a nuestra versión de la biografía de Ximena Sariñana. Si bien cuenta con una carrera reconocida en la televisión y el cine mexicanos –donde ha participado en programas como “México tiene talento” y películas como “Coraline y la puerta secreta”– es cuando hace música que Ximena la pasa mejor. En ese ámbito, por cierto, no es una artista cualquiera. Tiene tres discos y ha ganado un Premio MTV y un Disco de Oro. 

- “El dolor también es parte del sentir” dices en una de tus canciones .¿Si es así por qué crees que le rehuimos tanto?

Yo creo que es algo casi casi aprendido y enseñado. Siento que nuestra sociedad se va mucho por la gratificación, por lo fácil, por lo instantáneo. Sobre todo mi generación. Estamos acostumbrados a que las cosas no nos cuesten trabajo. Y ese es un aprendizaje muy significativo en mi vida: cuando entendí que las cosas que cuestan trabajo también son las más gratificantes. La gente se escuda en la idea de "la vida no es fácil" y tiende a verla como algo negativo o como que han sufrido mucho en vez de ser agradecidos con poder vivir a plenitud. 

- Pero ahora también existe esta suerte de reivindicación de los sentimientos 'negativos', pienso en tu canción o en la película intensamente…
¡Sí! Yo me considero cien por ciento una persona positiva. Cuando las cosas me han costado trabajo en la vida, siempre he tenido esta especie de filosofía de que todo pasa por algo, de que estoy aprendiendo y de que lo único que van a hacer estas experiencias es nutrirme como persona. 

- ¿Eres  contemplativa contigo misma?
Sí, así es. Si bien me gusta ser introspectiva y tener tiempo para mí, para reflexionar, me considero una persona que siempre está yendo hacia adelante. Parte de las razones por las que creo que estamos en esta vida es para aprender, para trascender y para crecer en espíritu. 

- “No todo lo puedes dar” habla sobre el amor, sobre el desamor, sobre las rupturas amorosas ¿Por qué?
Para mí el amor y el desamor son una de las cosas más bellas que te pueden pasar. Es como una obsesión que he tenido desde chiquita. El amor y todo lo que te hace sentir, tanto los sentimientos superbonitos como los supertristes, nos recuerdan que estamos vivos. Es un tema muy hermoso, con todos sus bemoles. 

- ¿Estas canciones son autobiográficas? ¿Componerlas te sirvió como una especie de terapia?
Sí, cien por ciento. Y no habla de una ruptura en específico, sino de muchas cosas que me habían estado sucediendo en esa época. A mí me gusta eso, reflexionar bastante sobre un tema. Y cada canción representa, de alguna manera, distintos momentos, distintas facetas de una ruptura, lo que te sucede cuando estás buscando tiempo para ti y reencontrándote con una ciudad, con un eje de vida. Es un disco que refleja una parte de mí que estuvo muy abierta a la experimentación, a la noche, a conocer otras personas, otras ciudades también y otras maneras de hacer las cosas. 

- Ya no te sientes más como decías sentirte cuando eras adolescente: la "chava” rara de cabello feo… 
(ríe) Exactamente. Es un momento muy bonito para decir acá estoy, esta es la persona que soy, esto es a lo que sueno y me gusta. Y me gusta que el público haya tenido la oportunidad de experimentarlo y presenciarlo. 

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