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Katia Condos
Jorge Chávez Noriega

La mayoría de veces, prefiere decir las cosas de forma directa, sin filtro, como en el programa que conduce con Rebeca Escribens, Gianella Neyra y Almendra Gomelsky. No se ruboriza cuando habla de amor o de sexualidad; le gusta hacer reír a los demás y suele convertirse en el centro de atención de una reunión. Su sentido del humor siempre va mucho más allá y quedarse quieta no es algo que la caracterice.

“Un verano me quedé sin chamba y no tuve mejor idea que ponerme a escribir. Quería crear un proyecto teatral, hasta que, por fin, pude hacerlo”, cuenta. Durante ese episodio complejo encontró una oportunidad y dio vida a “Las Lolas”, un unipersonal en el que interpreta a cuatro mujeres muy disímiles entre sí. La obra vuelve este mes en el teatro Pirandello.

“Una puesta en escena puede ser la mejor forma de evidenciar lo que ocurre en la sociedad. Sin ninguna pretensión y de una manera divertida, muestro las situaciones que vivimos. Por ejemplo, que la maternidad no siempre es tan bonita como suelen pintarla”, comenta Katia, mamá de tres hijos.

Has escrito un unipersonal, ¿qué cosas te inspiran?
Hablo de la aceptación. Es importante aceptar la vida como es, quererte, y no tratar de ser perfectos todo el tiempo. Lamentablemente, la sociedad es intolerante. Todo el tiempo andamos juzgando todo. Para mí, es una de las
cosas más dolorosas.

¿Cómo defines este momento de tu vida?
Siento que vivo algo maravilloso desde hace varios años. Aunque siempre podemos pasar por situaciones difíciles, porque la vida es así, tomo las cosas con calma. Cuando suceden, soy consciente de que no es el fin del mundo, que todo pasará. Ahora, nada me parece tan grave, mientras mis hijos y Federico tengan buena salud.

¿Qué tan difícil es lograr estabilidad, siendo tú y Federico figuras públicas?
Nuestra relación se sostiene en el compañerismo. Estamos conectados todo el tiempo. Él trata de hacer que mi vida sea más fácil, y yo intento lo mismo. No andamos discutiendo por tonterías. Tampoco somos celosos. Además, ambos tenemos buen sentido del humor. Reír es saludable para una relación, nos permite saber que estamos llenos de vida.

Debe ser difícil encontrar tiempo solo para ustedes con horarios tan distintos y tres hijos.
Una vez al año tratamos de viajar solos, aunque sea un fin de semana. Es nuestra manera de desconectarnos de todo. De nuestras preocupaciones, de nuestros trabajos, de la coyuntura. Es importante tomarnos un tiempo para estar juntos, en un lugar donde nadie nos conozca, y vivir como si fuéramos dos adolescentes.

¿Qué has aprendido de la maternidad?
Ser mamá es un reto constante. Nunca terminas de aprender cuál es la mejor manera de educar a tus hijos. En mi caso, tengo tres, dos mujeres y un hombre, de edades distintas. Tienes que darles su espacio, escucharlos, encaminarlos. Tratar de que cada uno tenga las herramientas para forjar su propia personalidad.

¿Cuál es tu mayor preocupación?
Me preocupa que, en el futuro, mis hijos tomen decisiones equivocadas. Que se metan en algo que los dañe, como consumir drogas y que por eso no puedan vivir plenamente.

¿Sientes que el tiempo pasa muy rápido? ¿Cómo lo tomas?
No sé en qué momento pasó, pero yo juraba que ayer era una jovencita. No me gustan mucho las arrugas, pero tampoco el botox. Tomo el paso del tiempo de la mejor manera. Los años te vuelven más experimentada y, dependiendo de tus decisiones, te hacen crecer como persona.

¿Qué rescatas de la actuación?
Me ha dado muchas cosas importantes. De chica era muy insegura, pero gracias a la actuación empecé a tener confianza en mí misma. Pararte sobre un escenario te confronta con tus miedos. Estudié en el colegio San Silvestre, pero por varias razones no me sentía cómoda ahí. Cuando conocí el teatro, de adolescente, sentí que había encontrado mi lugar en el mundo.

¿Dónde encuentras la calma?
Soy una persona espiritual. Me interesan los temas metafísicos. Creo en el poder de la energía. Por eso, en los momentos movidos, me refugio en mi espiritualidad. Busco estar en armonía con lo que me rodea y con quienes me rodean. Es mi manera de encontrar la paz.

Con esa tranquilidad, Katia sigue su rumbo. La vida, dice, se trata de un largo aprendizaje. Sabe que se topará nuevamente con situaciones complejas, pero está preparada para afrontarlas. Siempre con calma y buen humor.

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