Este curioso suceso fue captado por el experimentado lente de nuestro reportero gráfico Ricardo Navarro, en El Porvenir, en horas de la mañana bajo un sol intenso. Un elefante y un camello eran conducidos por las calles de prolongación Huánuco, en dirección al distrito de Barranco. El inmenso paquidermo, que se desplazaba lentamente, fue el que se mostró más nervioso y alterado, pero sin perder el rumbo.
Ambos ejemplares eran parte de un lote adquirido al circo “Tropicana” por la municipalidad barranquina a 150 mil soles de la época. La compra apuntaba a incrementar el número de animales que albergaba el tradicional zoológico de aquel distrito.
Además del paquidermo y el dromedario, se había proyectado trasladar a dos leones, un puma y un oso siberiano, apodado “Chaplin”, que en el circo deleitaba a los pequeños montando bicicleta.
Los niños fueron los primeros que entusiasmados acompañaron durante varias cuadras el paso lento de ambos animales.
Ya en 1959 el mismo circo había entregado al zoológico de Barranco a la famosa elefanta Mary Jumbo, que también se trasladó hasta ese distrito a través de las calles limeñas.
Por esos años el “Parque de las Leyendas” (inaugurado en 1964) aún no existía, y los niños y adultos que gustaban ver animales salvajes se dirigían hasta el distrito de Barranco, a la altura del cruce de las avenidas Grau y Paul Harris.
Aquel recinto estaba cerca de una pequeña laguna y cobijaba especies como cóndores, hipopótamos, focas, jaguares y pumas, entre otros animales.
En abril de 1964 llegaron al zoológico barranquino dos osos polares, enviados desde California, bautizados como Karl e Hilda. Para seguridad de los asistentes tuvo que construirse un foso más profundo, en donde fueron ubicados.
El 15 de mayo de 1970 este tradicional centro de entretenimiento cerró sus puertas y sus animales fueron enviados a su nueva casa: “El Parque de las Leyendas.